viernes, 28 de junio de 2024

DEL WSJ

 Cairo ha hecho la vista gorda ante la construcción de túneles y envíos de armas de Hamas sobre y debajo de su frontera.

TRADUCIDO POR Marcela Lubczanski
Por Reuel Marc Gerecht
Junio 23, 2024

Antony Blinken ha visitado Cairo nuevamente. El secretario de estado de Estados Unidos se reunió con el presidente de Egipto, Abdel Fattah El-Sisi el 10 de juni para hablar sobre Israel, Hamas, los rehenes y el futuro de la Franja de Gaza.
El ejército egipcio, como Irán y Catar, conoce bien al liderazgo de Hamas. Esto seguramente no se debe sólo a la proximidad. Aunque ni Washington ni Jerusalén quieren decirlo, el ataque del 7 de octubre contra Israel no podría haber sucedido sin que el ejército egipcio haga la vista gorda al envío de armas y otro material sobre y debajo de la frontera entre Egipto y Gaza. La codicia y las simpatías antisionistas probablemente alimentaron el comercio y lazos entre los altos funcionarios egipcios y los comandantes de Hamas.
Los funcionarios israelíes y estadounidenses operaron durante mucho tiempo bajo la presunción falsa que el odio del ejército egipcio por la Hermandad Musulmana y sus vástagosincluido Hamasmantendrían bajo control la corrupción y sesgo anti-israelí del ejército.
Sería ingenuo creer que la guerra de Gaza ha cambiado los cálculos de Egipto. Aunque el conflicto ha trastornado a la región, Egipto puede ganar de la disrupción en algunos aspectos. Por un lado, la guerra y los problemas de navegación en el Mar Rojo, donde los huzíes ayudados por Irán disparan rutinariamente contra los buques, le facilita a Cairo obtener u$s5,000 millones del Fondo Monetario Internacional para compensar la deuda aplastante en que ha incurrido el Sr. Sisi a lo largo de un festival de gasto encuadrándolo como ayuda a una economía bajo presión por la guerra.
Las acciones militares israelíes en Gaza hasta ahora no han encendido oposición seria a la junta militar de Egipto entre los egipcios, junta que por años ha mantenido una paz fría con Jerusalén. Pero esa paz no implica que Egipto vea favorablemente a Israel. El ejército egipcio, como la monarquía hachemita en Jordania, aprendieron hace años que los tratados de paz con el estado judío no requieren una renuncia de plena fe al antisionismo.
A través de tales acuerdos, los gobernantes árabes han sacado más de EE.UU. de lo que ellos han dado a Israel. Desde los Acuerdos de Camp David en 1978, de acuerdo con el Departamento de Estado, Estados Unidos ha dado a Cairo más de u$s50,000 millones en ayuda militar y otros u$s30,000 millones en ayuda económica. Si Hamas sobrevive al conflictolo que parece probabley controla la frontera entre Egipto y Gaza, el ejército egipcio podría lucrar a través del comercio ilícito. La opinión pública egipcia nuevamente colocará ceguera deliberada en la frontera.
Ni Estados Unidos ni Israel han estado dispuestos a poner los pies del Sr. Sisi sobre el fuego por la vigilancia laxa de los cruces fronterizos y túneles dentro de Egipto. Antes del 7 de octubre, los funcionarios israelíes sabían que algo sospechoso estaba sucediendo en la frontera, pero pocos comprendieron la magnitud de la construcción de túneles y armamentos enviados. Desde la masacre, funcionarios israelíes y estadounidenses han restado importancia a la culpabilidad e inclinaciones nefastas del ejército egipcio. En su lugar, ellos han regresado a hábitos pasados: tratar a Egipto como un cesto de basquet económico y al ejército como el único baluarte contra el colapso estatal u otro resurgimiento islámico. Este enfoque ha neutralizado efectivamente la censura en Washington y Jerusalén mientras complacen la disfunción egipcia.
Admitir la gravedad del problema podría forzar a la Casa Blanca a aceptar el control israelí permanente del Corredor Philadelphi, el estrecho cinturón de tierra sobre la frontera entre Gaza y Egipto. Incluso los gobiernos israelíes que abrazaron la solución de dos estados insistieron en el control israelí de los puertos de entrada de la Margen Occidental y el Valle del Jordán. Una admisión israelí de la culpabilidad egipcia permitiría a Jerusalén planear abiertamente mantener el control de una porción de Gaza, lo que seguramente conllevaría despliegues militares más grandes de lo que los políticos y generales israelíes quieren aceptar.
La planificación estadounidense e israelí para lo que podría suceder en Gaza "el día después" ha permanecido vaga porque todas las opciones son poco realistas, poco atractivas o ambas. Ni los estadounidenses ni los europeos, a quienes los israelíes podrían confiar monitorear la frontera entre Egipto y Gaza, van a presentarse como voluntarios para lo que probablemente sería deber de combate. Egipto, Jordania y las naciones árabes de los Acuerdos de Abraham no van a presentarse como voluntarios para matar palestinos. Ni lo hará la Autoridad Palestina, la cual parece haberse vuelto aun menos popular en la Margen Occidental desde que empezó la guerra en Gaza. Y no hay forma que los israelíes confíen en Fatah, el músculo militar de la Autoridad Palestina, el cual no ha enfrentado a Hamas desde el 7 de octubre, para que monitoree la frontera egipcia.
No importa lo que los israelíes terminen haciendo en Gaza, Washington debería ponerse serio acerca del comportamiento de Cairo. A lo largo de décadas de codicia y planificación central, el ejército egipcio ha empobrecido a Egipto y recurre contínuamente a otros países en busca de salvatajes. Ni Rusia ni China darán algo a Egipto a cambio de nada. Ni Arabia Saudita ni Estados Arabes Unidos, de quienes los egipcios tratan de chupar la sangre, tienen los medios o desean salvar a Cairo de la disfunción. Por el contrario, Washington tiene los medios y la voluntad de ayudar a Cairo, y debería utilizar esa influencia para hacer bastante más torciéndole el brazo al ejército egipcio. Estados Unidos e Israel no tienen nada que perder y más que un poco que ganar.
El Sr, Gerecht es un académico residente en la Fundación para la Defensa de las Democracias.

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