El Antisemitismo no es un tema JudΓo.
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Cuando a Jack Fuchs, sobreviviente, le preguntaban por quΓ© la ShoΓ‘, decΓa: “¿Por quΓ© me pregunta a mi? ¡pregΓΊnteselo a los nazis…!”
¿Por quΓ© los judΓos debemos explicar el antisemitismo? No lo hemos creado, fuimos -somos- sus vΓctimas. Podemos dar seminarios enteros acerca de las variadas maneras en que hemos sido atacados a lo largo de los siglos, pero ¿eso nos da autoridad para explicarlo? ¿Acaso se le pide a la mujer golpeada que explique la personalidad del golpeador? ¿Acaso se le pide a quien fue violado que explique la patologΓa de su violador? ¿Acaso se le pide a la vΓctima de un delito cualquiera que explique la criminalidad del delincuente?
¿Por quΓ© debemos ser los judΓos los que elaboremos teorΓas y creemos mecanismos para erradicar el antisemitismo? ¿SerΓ‘ tal vez porque otros no lo hacen? Estoy harta de hacer el trabajo que deberΓan hacer los demΓ‘s. A decir verdad, tampoco todo lo que hicimos, aunque mucho, fue suficiente. El antisemitismo goza de una excelente salud.
Tal vez no debiΓ©ramos ser nosotros los encargados de asumir esa responsabilidad. A pesar de lo que creen los antisemitas, no tenemos el poder de influir en la opiniΓ³n de nadie ni menos aΓΊn de cambiar prejuicios.
AdemΓ‘s, estamos afectados directamente, y ¿quiΓ©n presta atenciΓ³n a los argumentos de la vΓctima? Raya en lo ridΓculo pretender que la vΓctima modifique al victimario. El victimario y sus allegados tienen ese poder. Lo generΓ³ la cristiandad, lo regΓ³ el fascismo y hoy lo reverdecen el islamismo radical y las izquierdas bienpensantes.
La Iglesia, desde Nostra Aetate en 1965 ha emprendido una tarea de reversiΓ³n de la lacra del antisemitismo y algunos, pocos por el momento, han advertido que es una cuestiΓ³n que ataΓ±e al mundo civilizado, que excede por mucho a lo judΓo. Es que el antisemitismo no es un tema judΓo.
Ya desde Hajj Amin al-Husayni, el muftΓ de JerusalΓ©n que apoyΓ³ al nazismo y se reuniΓ³ con Hitler en 1941, la no aceptaciΓ³n de la particiΓ³n de la tierra por parte de los Γ‘rabes y su Γ©xodo, los triunfos bΓ©licos de Israel en cada uno de los ataques que recibiΓ³, generaron que el antisemitismo fuera una de las banderas del islamismo radical. La exitosa campaΓ±a que condujeron en los medios y las redes contaminΓ³ hoy a las buenas conciencias de una izquierda que se dejΓ³ seducir por el relato de las vΓctimas palestinas en manos del supuesto ocupante israelΓ, “vil, cruel, diabΓ³lico” (todo parecido con las acusaciones medievales contra los judΓos no es coincidencia).
Estoy harta de mostrar mis heridas, de buscar porquΓ©s, de luchar contra la ignorancia y el prejuicio. Estoy harta de tener que justificarme y dar razones para tener los mismos derechos que todos los demΓ‘s. Estoy harta de decir una y otra vez que “tengo ojos, manos, Γ³rganos, alma, sentidos y pasiones igual que todos, me alimento con los mismos manjares, recibo las mismas heridas, padezco las mismas enfermedades y me curo con iguales medicinas, tengo calor en verano y frΓo en invierno, si me hieren sangro, si me hacen cosquillas rΓo, si me envenenan muero” (gracias Shakespeare).
Harta de explicarle a la derecha que no tengo cuernos, que no soy comunista. Harta de explicarle a la izquierda que no soy poderosa ni explotadora y de mostrarle a las feministas su doble vara cuando eligen a quΓ© mujeres defender. Harta de la Unesco y la UN y los defensores retΓ³ricos de DDHH que cacarean buenas intenciones solo en los papeles. Harta de esa izquierda siniestra y enceguecida en la que, sorprendentemente, hay algunos judΓos que se atacan a sΓ mismos.
Harta con un hartazgo animal, visceral, total. Y digo ¡basta! Basta de defenderme de nada. No hice nada. Si puedo evitarlo no me dejo pegar mΓ‘s y si mis palabras, porque soy judΓa, estΓ‘n descalificadas, es hora de callar lo dicho tantas veces y tan pocas escuchado.
La voz judΓa obviamente no tiene la capacidad de diluir el antisemitismo. Pide a gritos las otras voces. La cristiana, la musulmana, la de los defensores de la justicia social.
Pareciera que no advierten el modo en el que el antisemitismo corroe y pervierte a la sociedad toda y cuΓ‘nto lastima la trama de la convivencia. Igual que el cΓ‘ncer no es un tema exclusivo del Γ³rgano afectado porque todo el cuerpo estΓ‘ enfermo, contaminado y en peligro, el antisemitismo no es un tema judΓo.
Una sociedad que legitima y admite que una pequeΓ±a parte de sus miembros no tiene los mismos derechos legitima y admite la idea de que cualquier grupo puede estar igualmente amenazado. No es una sociedad segura ni confiable para nadie. Aceptar que un pueblo sea exterminado solo por haber nacido, o que un paΓs sea destruido porque a los vecinos les afectan las decisiones de su gobierno, sienta el precedente de que eso es algo que se puede hacer. Hoy “no es por mΓ” pero “cuando vengan por mΓ, no quedarΓ‘ nadie que proteste” (gracias NiemΓΆller).
El antisemitismo, que atraviesa clases sociales y partidismos polΓticos, corrompe la moral social bΓ‘sica que sustenta la convivencia posible. Frenar su crecimiento es por interΓ©s de todos. ¿Es que no lo ven? No, tristemente creo que no lo ven y, lo que es peor: ¡no ven que no ven!
¡Hermanos cristianos, hermanos musulmanes, hermanos de derechas y de izquierdas, les pasamos la posta! Ustedes conocen perfectamente los recursos para la propagaciΓ³n y difusiΓ³n de ideas y relatos, ΓΊsenlos hoy para combatir al antisemitismo que corroe las entraΓ±as de la humanidad.
Son varias las amenazas que se ciΓ±en sobre nuestro mundo. El antisemitismo es una de ellas. “¡Aux armes citoyennes! ¡formez vos bataillons!”, reivindiquen el derecho a existir de todo ser humano, crea en lo que crea, se vea como se vea, viva como prefiera vivir.
La tarea es ciclΓ³pea porque deberΓ‘ incluir todos los frentes: el bΓ©lico y el mediΓ‘tico, cada iglesia, cada mezquita y cada escuela, universidades y corporaciones, la mesa familiar y las redes sociales.
Con la misma convicciΓ³n con la que algunos de ustedes lo instalaron, encaren la lucha contra el antisemitismo. Nosotros no hemos podido y yo, visto mi estruendoso fracaso, me rindo.
EstΓ‘ en vuestras manos porque el antisemitismo no es un tema judΓo.
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