12/06/2011
Por Cameron S. Brown
En un sentido los comentarios de Dagan son una bendición disfrazada para el Primer Ministro. Dejar que todo el mundo sepa que un ataque militar no es una opción realista puede aliviar algo de la presión que Netanyahu enfrentará para superar su palabra y hacer frente a la amenaza iraní.
El mes pasado, el ex jefe del Mossad Meir Dagan se convirtió en el primer funcionario israelí en sincerarse. En términos inequívocos le dijo al público lo que había sido evidente desde hace algún tiempo: que en este momento, un ataque militar dirigido por Israel sería una opción "estúpida" para tratar de detener el programa nuclear de Irán.
Desde que dió su discurso, Dagan ha sido objeto de un aluvión de críticas. El pasado lunes, el ministro de Defensa, Ehud Barak, sugirió que "dispersando la ambigüedad que rodea la cuestión de Irán" Dagan había socavado la disuasión de Israel frente a Irán. Las críticas más duras vinieron de personas cercanas al primer ministro, Binyamin Netanyahu, y algunos incluso describieron la franqueza de Dagan como "un intento por derrocar al primer ministro."
Esa acusación particular, es casi tan ridícula como la idea que Israel aún tiene una alternativa militar realista. Los comentarios de Dagan fueron simplemente una corrección del populismo de Netanyahu en los últimos cinco años. En cuanto a aquellos que todavía piensan que esta ambigüedad esta de alguna manera disuadiendo a Irán, es el momento de despertar y oler el café. Para aquellos que piensan que esta motivando a la comunidad internacional a tomar medidas, vayan a buscar otra copa.
Para empezar, los comentarios de Dagan reflejan lo que realmente ha sido el resultado inevitable de los últimos cuatro años. Previamente, cada vez que la inteligencia israelí estimaba donde estaba el programa nuclear de Irán, el foco o estaba en cuánto tiempo le llevaría a Irán poseer un arma nuclear, sino más bien en cuánto tiempo quedaba hasta que Irán pasara el "punto de no retorno." Esto fue definido como el punto después del cual Irán dejaría de depender de ayuda o materiales externos para continuar en su progreso hacia la fabricación de armas.
El 23 de mayo del 2007, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) publicó un informe en el que declaraba esencialmente que este punto fue pasado. El director general de entonces del OIEA, Muhhammad al-Baradai, dijo a The New York Times: "Creemos que ellos tienen bastante conocimiento acerca de cómo enriquecer [uranio]."
La construcción de una bomba nuclear nunca es sencilla y numerosos obstáculos técnicos deben ser superados. Sin embargo, de todos los obstáculos impidiendo a los países la construcción de una bomba, el enriquecimiento de uranio es el más difícil de dominar. Hasta la publicación de ese informe de la OIEA, un ataque militar destruyendo las instalaciones nucleares de Irán, junto con las sanciones internacionales para impedir la importación de material podría haber retrasado que Irán adquiriera la tecnología necesaria por décadas.
Sin embargo, ahora que Irán ha adquirido el conocimiento para fabricar sus propias centrifugadoras, que operan en tándem mientras el uranio fluye a través de ellas, un pequeño ataque militar a escala (que es todo lo que Israel puede lograr) sólo hará retroceder el reloj por unos pocos años en el mejor de los casos.
A raíz de ese ataque, Irán podría fácilmente construir una nueva instalación para reemplazar a Natanz (el foco actual de las actividades de enriquecimiento), llenandola con miles de centrifugadoras. Sólo que esta vez, nosotros podemos no conocer la ubicación de la instalación. Irán incluso podría haber construido una instalación de reserva en secreto ya, esperando tal ocasión.
Aún así, uno podría tratar de argumentar que tal ataque militar podría no ser del todo inútil. Incluso si sólo pudiera retrasar a Irán cinco años, esto podría ayudar a Occidente a ganar el tiempo necesario para desarrollar defensas anti-misiles más fiables, sobre todo lo que se conoce como "interceptar en fase de impulso", (o BPI), cuyo objetivo es eliminar a los misiles cuando despegan (es decir, en su "fase de aceleración"). No sólo es muchas veces más fácil seguir e interceptar un misil en ese momento, sino que derribando un misil sobre territorio enemigo, cualquier ojiva y todos los restos también caerán sobre el lanzador en vez de en el territorio del defensor. El BPI efectivo sería lo último en disuasión.
Sin embargo, el BPI está todavía a muchos años de ser implementado. Y mientras tanto, el costo de un ataque israelí contra Irán está obligado a ser enorme: una represalia iraní sería extensa y dolorosa. Incluiría ataques de misiles Shihab en las ciudades y sitios estratégicos de Israel, con ojivas convencionales o incluso químicas. Hezbollah utilizaría su enorme arsenal de cohetes para abrir un frente contra Israel a lo largo de la frontera norte. Por último, Irán emplearía el terrorismo contra diversos objetivos en el extranjero, como lo hizo en Argentina en 1992 y 1994, o en las Torres Khobar en Arabia Saudita en 1996.
En resumen, Israel podría utilizar la fuerza militar, pero las ganancias son menores y los costos enormes.
El problema es que desde que perdió las elecciones de 2006, Netanyahu ha hecho de detener el programa nuclear de Irán un tema primordial. Es, por supuesto, un tema muy conveniente para elegir - lleno de consenso nacional. Después de todo, quién en su sano juicio cree que un Irán con armas nucleares es bueno para la seguridad de Israel?
El único problema es que engañando al público conque Israel está en una posición de "hacer algo", Netanyahu se arriesga a arrinconarse donde no tomar pasos claros para frenar el programa nuclear de Irán plantearía interrogantes sobre su liderazgo. No tomar medidas que, según él son necesarias, lo hacen parecer débil. Pero no reconocer la realidad sobre el terreno hace que parezca que tiene poco juicio.
En un sentido, entonces, los comentarios de Dagan son una bendición disfrazada. Ellos quitan la carga de Netanyahu teniendo a una figura de línea dura diciendonos que Netanyahu no podría realmente atacar a Irán, aún si él realmente lo quisiera.
Finalmente, para aquellos que, como Barak se aferran a una creencia anticuada que de alguna manera los iraníes siguen preocupados por la posibilidad de un ataque israelí, es hora de darse cuenta que la fiesta terminó. Digo anticuada porque a estas alturas debe ser dolorosamente obvio que los iraníes se han dado cuenta que son ellos los que nos están disuadiendo de no tomar acciones, no al revés.
A pesar de algún rechinar de sables muy impresionante por nuestra parte, Irán sigue buscando armas nucleares sin cesar. Los esfuerzos israelíes por asustar a Irán llegaron a su clímax con un ejercicio en junio del 2008 sobre el Mediterráneo oriental, que The New York Times informó que ha incluido más de 100 aviones de combate F-15 y F-16, simulacros de búsqueda y rescate y misiones de reabastecimiento en vuelo. Tres años han pasado desde esta carrera burlona sobre las instalaciones nucleares de Irán, pero Irán continúa imperturbable. Al parecer, han puesto en evidencia nuestra fanfarronada.
Si este es el caso, entonces continuar fingiendo que no tenemos una opción ya no es beneficioso. Tienta a Europa y otros a pensar que ellos pueden meter su cabeza en la arena y otra persona (nosotros) con el tiempo se encargará del problema. Y nos impide discutir el escenario más realista: cuando llegue el día, cómo detener a un Irán nuclear?
El autor es el ex director adjunto del Centro de Investigación Global en el Centro de Asuntos Internacionales (GLORIA) en Herzliya.
Fuente: The Jerusalem Post Magazine- Traducido especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba.
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