Era la noche del 11 de mayo de 1960. Un grupo de espías del Mossad, el servicio secreto israelí, circulaba en un coche por la calle Garibaldi, en San Fernando, y se detuvo frente a una parada precisa de colectivo. Su presa debería arribar en la unidad de las 19.30, como lo hacía puntualmente todos los días, de regreso de su trabajo en la fábrica Mercedes Benz. Pero esa noche no llegaba. Estaba oscuro, hacía frío, y los agentes siguieron esperando con nervios de acero. Pasadas las 20, el hombre que esperaban al fin descendió a paso lento del transporte y comenzó a caminar por un descampado rumbo a su precaria casa a pocos metros de allí.
Consciente de que estaba por protagonizar un momento histórico, uno de los agentes fue hacia él y le dijo, en castellano: “Momentito, señor”. Y cuando el hombre, asustado, retrocedió, los agentes se abalanzaron sobre él y lo metieron en el auto. Una vez adentro, el jefe del comando, Rafi Eitan, comenzó a palpar al secuestrado en busca de ciertas cicatrices que lo identificaban. Cuando las encontró, dijo las palabras que todos esperaban: “Estoy seguro de que es Eichmann”.
https://www.clarin.com/…/adolf-eichmann-saga-horror-espiona…
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