EL ARMA DEL PETROLEO CONTRA MOSCU
En 1986 Estados Unidos y Arabia Saudita aumentaron la producción. Esa medida contribuyó al colapso soviético.
TRADUCIDO POR Marcela Lubczanski
Por Andriy Yermak
Marzo 26, 2024
KIEV- Ucrania
La economía de Rusia depende de los recursos naturales del país, como en la era soviética. Su crecimiento depende del precio del petróleo—el cual contribuyó al colapso del imperio soviético y determinará la puja actual de Vladimir Putin por restaurar el régimen. Es su petróleo el que puede frustrar las ambiciones revanchistas del dictador ruso.
En 1984 fueron extraídas 613 millones de toneladas de petróleo en la Unión Soviética—3 millones de toneladas menos que en 1983 y muy por debajo del objetivo de ese año de 624 millones de toneladas. Los soviéticos soportaron enormes pérdidas financieras debido al déficit, exponiendo la vulnerabilidad de la economía, la cual estaba agotando los viejos depósitos de petróleo. Para incrementar la producción, la URSS necesitaba de la tecnología occidental. También necesitaba el dinero occidental, el cual canalizaba dentro de su complejo militar-industrial para amenazar al Occidente. Cuando el Sr. Putin convirtió la energía en un arma geopolítica, estaba usando un viejo manual de juego soviético.
Entonces, el Occidente vio una oportunidad para erosionar las finanzas de Moscú bajando los precios del petróleo y aumentando la producción—como debería hacer hoy. En 1986, el Presidente Ronald Reagan y el Rey Fahd de Arabia Saudita desarrollaron un plan para bajar el precio del petróleo. Una reducción de u$s10 por barril significaría una pérdida de u$s10,000 millones para los soviéticos durante un año. Arabia Saudita, el actor más influyente en la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEC), animó el consenso de la OPEC e incrementó la producción—e impuso un embargo sobre las exportaciones de tecnología a la URSS. Los precios del petróleo cayeron aun más de lo esperado—a u$s12 por barril. Las pérdidas colosales, combinadas con el gasto militar masivo, socavaron la economía soviética.
Lo que sucedió después es bien conocido: La URSS colapsó en 1991. El arsenal nuclear más grande del mundo no pudo salvarla.
Pero la historia muestra que cuando Rusia está llena de dinero del petróleo, trata de reafirmar su dominio global. El crecimiento de Rusia bajo el Sr. Putin es gracias a los precios en alza del petróleo. Desde el 2011 al 2014, los ingresos por petróleo y gas excedieron el 50% de los ingresos federales. En los últimos años, el petróleo y gas han contado por más del 60% de las exportaciones totales de bienes de Rusia y el 40% de los ingresos federales.
Miles de millones de dólares en ganancias de petróleo y gas alimentan el imperialismo y revanchismo del Kremlin. El Occidente debe aumentar las sanciones para hacer menos rentable el comercio de petróleo de Rusia, mientras también incrementa la producción petrolera saudí y estadounidense. El Occidente debería también cortar el acceso de Rusia a las tecnologías incluso imponiendo sanciones sobre los intermediarios. Bajar el precio del petróleo a u$s30 el barril ayudaría. Pero sin nuevas fuentes de suministro, los límites de precios no funcionarán. Ucrania y el mundo necesitan que Arabia Saudita y Estados Unidos tomen la iniciativa. Como en la década de 1980, incrementar la producción amansará tanto a Moscú como a Teherán, lo que es la clave para la paz en Europa y en el Medio Oriente.
Yo co-presido un grupo de trabajo internacional en sanciones con Michael McFaul, un ex embajador de EE.UU. ante Rusia. De acuerdo con estimados de nuestro grupo, las restricciones sobre el petróleo ruso, incluyendo el embargo de la Unión Europea y el límite de precios del G-7, han costado a Moscú u$s113,000 millones en ingresos por exportaciones desde la invasión. Rusia todavía asignó u$s102,000 millones para gasto militar en el 2023, manteniendo la máquina bélica bien financiada y dando al Sr. Putin escasos incentivos para negociar. Para que Ucrania prevalezca, los precios del petróleo deben bajar significativamente.
El Kremlin es incapaz de involucrarse en dialogo igualitario—sólo finge hacerlo. Desde el 2014 al 2022, Ucrania condujo una ronda de 200 negociaciones con Rusia, buscando una resolución pacífica al intento por parte de Moscú de anexión de Crimea y ocupación temporaria de partes de Ucrania oriental. Cada vez, Rusia violó cualquier acuerdo. En tanto Moscú se rehúse a reconocer la soberanía internacional de Ucrania, los esfuerzos por la paz son inútiles.
La Rusia del Sr. Putin, alimentada por los ingresos petroleros, no tiene ningún incentivo para buscar la paz, sino que en su lugar se propone restaurar la URSS y su esfera de influencia. El Sr. Putin no está obligado por los principios ideológicos aparte de una codicia de poder y apoyará a los terroristas en todo el mundo para promover el caos. Seguir esta agenda maligna requiere de ingresos petroleros.
Para salvar al mundo de otro siglo de agitación, el Occidente debe replicar el ejemplo exitoso de la década de 1980. Una vez más, puede superar en maniobra a Moscú y a Teherán y reclamar la iniciativa.
El Sr. Yermak es jefe de la Oficina del Presidente de Ucrania.
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