jueves, 6 de marzo de 2025

 Una importantisima historia relativamente poco conocida.

¿Qué ocurrió realmente con los niños del Kindertransport?

El lado oscuro de la operación que rescató a 10.000 niños de la Alemania nazi.

A fines de la década de 1930, cuando los nazis comenzaron a perseguir a los judíos y enviarlos a guetos, campos de trabajo y a m2tarlos, el gobierno británico ideó un plan para salvar a los niños judíos.
  • Crearon el Kindertransport, un programa mediante el cual los menores de 17 años provenientes del Reich alemán y no acompañados podrían obtener el estatus de refugiados y entrar a Gran Bretaña.

Entre 1938 y 1940, alrededor de 10.000 niños y jóvenes huyeron de Alemania, Austria, Polonia y Checoslovaquia en el Kindertransport hacia el Reino Unido.

Las organizaciones británicas de bienestar infantil se aseguraron de que los niños tuvieran refugio y educación. Judíos, cuáqueros y cristianos trabajaron juntos para garantizar la seguridad y protección de estos niños.
El Kindertransport fue considerado una historia de éxito, y Gran Bretaña fue elogiada por su esfuerzo para salvar a miles de jóvenes refugiados judíos.
Sin embargo, con el tiempo comenzaron a surgir historias que mostraban el lado oscuro.
En su libro The Kindertransport: What Really Happened (Polity, enero de 2024), la autora Andrea Hammel esclarece la operación.
  • Durante más de 20 años, Hammel, profesora de alemán y directora del Centro para el Movimiento de Personas en la Universidad de Aberystwyth, ha investigado a los refugiados que huyeron del Nacional Socialismo hacia el Reino Unido.
  • Gran parte de su trabajo se ha centrado en los refugiados que llegaron a Gales.
  • Una historia que le llamó la atención fue la de William Dieneman, un niño judío de 8 años que fue testigo de la Kristallnacht, el pogromo de noviembre de 1938 en Berlín.
  • La Gestapo arrestó y agredió al padre de William, y en enero de 1939, él fue enviado en un Kindertransport con su hermana mayor Úrsula, con destino a Gran Bretaña.
  • A sus padres no les permitieron acompañarlos.
William y Úrsula fueron separados y reubicados con varias familias de acogida.
  • Ella terminó con una familia que la utilizaba como niñera y criada.
  • Aunque William finalmente llegó a un internado y sus padres lograron escapar de Alemania, nunca volvieron a vivir juntos.
  • Hammel escribe que este fue “un destino que no era nada raro, incluso si los padres lograban escapar al mismo país que los niños.”
Otra niña refugiada, Ruth David, escapó con su hermana Hannah en el Kindertransport.
  • Cuando llegó, fue colocada en dos hogares infantiles donde los adultos golpeaban a algunos de los niños.
  • Ella fue separada de Hannah y de sus otros cuatro hermanos, así como de sus padres, quienes eventualmente fueron asesinados por los nazis.
Hammel empatiza con los niños del Kindertransport y escribe:
  • "¿Cómo se sintieron los niños cuando sus familias decidieron que debían separarse y que con la opcion de vivir, sus hijos tenían que escapar solos en un Kindertransport?"
En el libro encontramos el relato de la refugiada del Kindertransport Martha Immerdauer, quien tenía solo 9 años cuando escapó de Viena:
  • “Cuando mis padres me dieron la noticia, me sentí devastada y estallé en sollozos histéricos de sólo pensarlo…
  • Sentí como si una fuerza más fuerte que yo me arrastrara hacia un abismo y no tuviera poder para evitarlo… Había visto y comprendido la acumulación del terror en los últimos dos años, así que sabía muy bien que mis padres estaban haciendo esto por pura necesidad.”
La verdad es que muchos de estos niños terminaron separados para siempre de sus padres que fueron asesinad@s durante el Holocausto.
  • Como mínimo, los padres y los niños experimentaron el trauma de la separación, lo que los acosaría durante el resto de sus vidas.
  • "Admitir sólo a los niños y no a sus padres y familias es claramente uno de los aspectos más controvertidos del Kindertransport", escribe Hammel.
  • "A veces se ha sugerido que en ese momento separarse de los propios hijos se veía como algo más normal y menos doloroso".

Además, Hammel revela que el Kindertransport comenzó como una maniobra política.

  • "La gente no comprende que el Kindertransport fue esencialmente un esquema de exención de visado iniciado por el gobierno británico, pero que el esfuerzo financiero y organizativo tuvo que ser asumido por voluntarios y organizaciones benéficas, incluida la comunidad judía.
  • El gobierno del Reino Unido incluso exigió que se recaudara una garantía de £50 por niño para indemnizarlo contra cualquier gasto futuro".
También hubo especulación sobre si los políticos de la época se dieron cuenta de lo traumático que sería el Kindertransport para los niños refugiados y sus familias.
  • “Mi investigación sobre los debates parlamentarios de noviembre de 1938 muestra que eran conscientes de esta consecuencia y de todos modos siguieron adelante con esta política controvertida”.
El libro también muestra las consecuencias de la decisión de dejar el financiamiento y la organización del Kindertransport principalmente en manos de organizaciones benéficas y voluntarios.
  • “La presión financiera y de otra clase llevó a una selección de candidatos adecuados para el Kindertransport que perjudicó a los niños con discapacidades y problemas de salud mental…
  • La correspondencia entre los organizadores incluso mostró puntos de vista eugenésicos y antisemitas".
Hammel escribe a una solicitante, una niña llamada Kitty Milch, que fue descrita como “una niña que parecía inteligente y no particularmente judía”.
Esa era la clase de niños que los organizadores del Kindertransport decidieron que debía ser acogida en Gran Bretaña.
  • “Trataron de seleccionar a niños de ‘alta calidad’ que serían fáciles de ubicar, causarían una buena impresión en la comunidad anfitriona y posiblemente, con el tiempo, harían una buena contribución a la economía y la sociedad”.
Si se consideraba que un niño tenía “problemas de comportamiento,” no era aceptado.
Esto era casi imposible, ya que estos niños habían sido testigos de horrores y vivían bajo un estrés monumental en un momento crucial de sus vidas.
  • “Incluso problemas menores como mojar la cama se veían como una razón para rechazar una solicitud… Si los informes sobre los solicitantes sugerían alguna necesidad adicional, las solicitudes tenían pocas posibilidades de éxito”.
Aunque Hammel destaca todos los problemas con el Kindertransport, también reconoce que los esfuerzos de los voluntarios y las ONG salvaron a miles de niños.

Simplemente no es un modelo adecuado para tratar con otras crisis de refugiados.

  • “Estas personas merecen nuestra admiración. Pero mi libro también muestra los límites de sus capacidades. Necesitamos buscar rutas estables y apoyo para los solicitantes de asilo que huyen de la persecución y el conflicto”.
Existen pocos datos estadísticos confiables sobre el Kindertransport.
  • De acuerdo con Hammel, no se sabe cuántos de los refugiados se reunieron con sus padres y familias después de la guerra.
  • De todos modos, ella sostiene que "esas reuniones no fueron fáciles para muchos, ya que tanto los niños como los padres sobrevivientes habían experimentado demasiado trauma y una larga separación".
Con su libro, Hammel espera arrojar luz sobre un pasado controvertido, pero también brindar claridad a los sobrevivientes del Kindertransport y a sus descendientes.
  • Con suerte, al saber que la verdad está ahí, las experiencias inquietantes de los sobrevivientes finalmente serán validadas y comprendidas.
"Es importante tener información históricamente precisa sobre la persecución de los judíos por parte del régimen nacionalsocialista y la limitada acción tomada para aliviar el sufrimiento y permitir que algunos judíos encontraran refugio fuera del Reich alemán.
Los descendientes de estos refugiados son nuestros conciudadanos en el Reino Unido y en los Estados Unidos, y su historia debe ser reconocida y respetada."
Kylie Ora Lobell
Aish Latino


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