**Pompeya, con Penas y Olvidos
Hay momentos, como hoy, que las penas, que
duermen en el fondo de mi alma, se
despiertan, buscando el aire, de la
superficie, que se transforma en recuerdos y ellos
me hacen llorar. Es cuando tomo a Pompeya, mi
fiel guitarra, tenso sus cuerdas y
arrancando con la bordona, esta poesía suelo
recitar:
Vidala de las penas, quiero que escuches estas
estrofas y que te hagan dormir.
Descansa en el fondo de mi alma, que ahí
vivirán, mientras viva yo.
Vidala del dolor, no me hagas sufrir, ya
bastante daño, de ella, recibí.
¡ Vidala, vidala ! Necesito que te duermas y yo podré vivir.
Pompeya, mi querida guitarra, te agradezco por
tu sonido, que acompañan a mis pobres
versos. Y con tus hermosos rasguitos y mi
garganta, tapada de olvido, hemos conseguido que el sueño calme a la vidala de
las penas, a la vidala del dolor.
Será hasta otro momento, querida Pompeya, que
nuevamente te buscaré a vos y juntos
enfrentaremos a la memoria, que es nuestro enemigo
mayor.
¡ Descansa, Pompeya, ya habrá otra ocasión !
Mario Beer-Sheva
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.