domingo, 17 de abril de 2016



UN MUNDO MEJOR-
Daniel Karpuj
Una persona coloca una semilla bajo la tierra.
La siembra.
En lugar de alimentarse con ella, abandona lo concreto, lo tangible, y siembra el grano de trigo.
Su esperanza prevalece sobre su ansiedad y su deseo inmediato.
Y la semilla, en los días siguientes, comienza a descomponerse bajo la tierra húmeda.
Incluso su aroma no es el mejor.
Y de pronto, cuando ya todo lo que había en ella prácticamente “no existe”, el milagro sucede.
Un brote surge de la misma.
Y de ese brote, la abundancia.
Pienso…
Tal vez, si nos animásemos a poner en “duda” toda nuestra realidad concreta,
hasta que la misma comenzase a descomponerse;
y aunque su aroma no fuera el mejor,
tal vez cuando ya todo lo que había en esa realidad que nos rodeaba
deje prácticamente “de existir” bajo el peso del cuestionamiento más
agudo, de pronto el milagro suceda.
Y un brote surja de “la pregunta total y absoluta”.
Y quizá a ese nuevo mundo que surgirá tras “la pregunta más radical” es a lo que los Sabios denominan: “un mundo rectificado”.
Pero, cuidado, primero, “todo” debe ser puesto en duda:
Y da tanto miedo desprenderse de lo antiguo, de lo establecido.
Y da tanto miedo animarnos a cuestionar lo más cercano, la misma realidad, empolvada, la cual hace años admitimos como obvia.
Pero no hay nada de qué temer:
lo verdadero permanecerá y lo falso, gracias a Dios, dejará de existir y será modificado por lo auténtico y lo genuino.
La realidad debe ser sembrada.





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