jueves, 20 de junio de 2024

DEL WSJ


LA CPI TRAICIONA EL LEGADO DE NUREMBERG
Después de la Segunda Guerra Mundial los juristas entendieron que la ley debe servir a la moralidad. Hoy esa premisa está invertida.

Por Daniel Z. Feldman
Junio 16, 2024
TRADUCIDO POR Marcela Lubczanski


 Después de la Segunda Guerra Mundial los juristas entendieron que la ley debe servir a la moralidad. Hoy esa premisa está invertida.


Por Daniel Z. Feldman
Junio 16, 2024


Hay una ironía peligrosa en los esfuerzos de la Corte Penal Internacional por procesar a los líderes israelíes respecto a la guerra de Gaza, con ramificaciones potencialmente de largo alcance. El mandato del tribunal es "la continuación de los juicios de Nuremberg," de acuerdo con su primer presidente, Philippe Kirsch. El Presidente Harry S. Truman dio crédito a los juicios de Nuremberg por "la apertura de un nuevo camino en la justicia internacional" que "será largamente recordado" por servir "fielmente y bien a la causa de la civilización y la paz mundial." Las acciones de la CPI de hoy son exactamente lo opuesto y amenazan con deshacer el legado de Nuremberg.
El Tribunal Militar Internacional que llevó a juicio a los arquitectos de las atrocidades nazis, entre noviembre de 1945 y octubre de 1946, estableció una norma para los esfuerzos por llevar ante la justicia a los perpetradores del mal en una escala global, que de otra forma habrían evadido el proceso judicial. Las acciones de la CPI, junto con las acusaciones recientemente presentadas en la Corte Internacional de Justicia, amenazan con deshacer este logro.
Las órdenes de arresto de la CPI para el Primer Ministro Benjamin Netanyahu y Yahya Sinwar, el líder militar de Hamas en Gaza, igualan al atacante y al defensor en el contexto de la guerra, una falacia que fue destacada en Nuremberg. Esto fue abordado explícitamente por los jueces en el Juicio a los Einsatzgruppen de los escuadrones de la muerte paramilitares de los nazis, uno de los procesos subsiguientes de Nuremberg llevados a cabo por tribunales militares estadounidenses en el mismo lugar. Este también fue el primer uso legal de "genocidio"un término acuñado por el abogado Raphael Lemkin e invocado por el fiscal Benjamin Ferencz para describir la "matanza deliberada de más de un millón de hombres, mujeres y niños inocentes e indefensos."
Un acusado en ese juicio, un comandante llamado Otto Ohlendorf, insistió en que el asesinato, bajo su supervisión, de decenas de miles de judíos inocentes no era diferente de la muerte de civiles por las bombas de los Aliados. Esto se volvió conocido como la "defensa de Dresden."
Los jueces rechazaron el argumento: "Una ciudad es bombardeada para propósitos tácticos.... Sucede inevitablemente que personas no militares resultan muertas... un corolario inevitable de la acción en batalla... que es enteramente diferente, tanto de hecho como en derecho, de una fuerza armada... arrastrando fuera a los hombres, mujeres y niños y disparándoles."
El agudo contraste entre los dos lados en la Segunda Guerra Mundial puede ser resumido adicionalmente así: Los nazis cometieron sus actos para que millones murieran; los aliados mataron a la gente que mataron para que millones más no murieran.
En tiempos de paz, ningún ciudadano puede decidir que los fines justifican los medios y matar a su vecino; allí radica el colapso de la sociedad. La guerra, por el contrario, debe ser juzgada de forma consecuencial, significando que los fines tienen que ser permitidos para justificar los medios. No hay escape a un análisis de costo-beneficio, tan doloroso como puede ser. En esa luz, los propósitos opuestos de los nazis y aliados son claros.
Los juicios de Nuremberg contienen otra lección crucial. Aunque apreciados hoy, los juicios fueron controvertidos en su tiempo. Algunos pensaban que violaba la norma de la ley juzgar a los acusados por actos que no eran crímenes cuando fueron cometidos.
Cuando el Juez Robert Jackson se tomó una licencia de ausencia de la Corte Suprema para procesar los juicios, el juez principal Harlan Fiske Stone escribió que Jackson estaba participando en un "a fiesta de linchamiento de alto grado." Stone no objetó necesariamente el poder aliado siendo "usado abierta y francamente para castigar a los líderes alemanes por ser bastante malos, pero me molesta que algunos lo han vestido en los hábitos del derecho común y las salvaguardas constitucionales para los acusados de crímenes."
Estas no fueron objeciones triviales; los procedimientos y normas son cruciales para la integridad del sistema. No obstante, la historia ha reivindicado a Nuremberg. La ley finalmente debe servir a la moralidad. Las alternativas—ya sea dejar sin castigo la atrocidad más grande del siglo XX, o castigarla sin tener en cuenta la justicia y el procesoserían pérdidas más grandes para la humanidad.
Los esfuerzos actuales en la CIJ y la CPI viajan en la dirección opuesta. La amenaza para la civilización moral es grave: Terroristas irresponsableslos nuevos escuadrones de la muertepueden masacrar y secuestrar bebés, mujeres y ancianos y ocultarse detrás de inocentes, y los gobiernos responsables están impotentes para defenderse contra tales tácticas sin tomar acciones que inflinjan víctimas no buscadas. Las estrategias legales que borran la distinción entre las dos partes invierten el logro de Nuremberg. Ellas subliman la moralidad a una legalidad superficial. No es sólo el legado de Nuremberg el que está en juego; es la defensa de la civilización.
El Rabino Feldman enseña el Talmud, ética y política pública en la Universidad Yeshiva.

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