martes, 14 de enero de 2025

De Libero

  

LA FUERZA DE ISRAEL ESTA TAMBIEN EN SUS HEROES SIN ARMAS


Por David Zebuloni

traducida por Marcela Lubczanski

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El 7 de octubre del 2023, el día de la gran masacre cometida por Hamas y luego olvidada por el mundo en tiempo récord, junto con la policía y los militares israelíes, hubo otra entidad que ha contribuido a la seguridad de los ciudadanos invadidos, heridos y traumatizados. Las fuerzas de primeros auxilios del MDA (Maguen David Adom, el homólogo de la Cruz Roja italiana) tuvieron éxito en hacer la diferencia durante los momentos más duros y angustiantes del terror, actuando como un salvavidas al cual miles de ciudadanos israelíes se aferraron en los instantes infinitos del caos general que ha trastornado al país. 


  Incluso antes que alguien pudiera dar una respuesta concreta a la masacre inesperada que estaba teniendo lugar en los kibutzim, de hecho, los paramédicos del MDA estaban ya allí, listos para evacuar, socorrer y operar en condiciones inhumanas. Voluntarios valientes y voluntarios de todas las edades que han perdido la vida durante la batalla en Be'eri, en Kfar Aza, en el Festival Nova. No sólo por deber profesional, sino también por el ético y moral: salvar tantas más vidas humanas. Sin hacer preguntas, sin dudar, sin demorarse ni un instante.


Entre las muchas historias que merecen ser contadas al mundo, está aquella extraordinaria de Liat Smadja: entre los primeros voluntarios del MDA en intervenir luego del vil ataque de Hamas. Y la historia de Liat está inevitablemente ligada a la de su marido Oren y su hijo Omer. 


  Oren Smadja ha sido el primer campeón olímpico israelí de judo. 


El hijo, Omer, a su vez, ha caído en combate en Gaza el 20 de junio, combatiendo contra los terroristas de Hamas. Así, a la joven edad de 25 años, Omer, el de los ojos celestes ha partido para siempre, dejando un vacío imposible de llenar en la vida del matrimonio Smadja. El sacrificio del joven soldado ha sido reconocido por el gobierno israelí que, en la figura del primer ministro, fue a visitar a los familiares durante el velatorio. Luego, en el mes de septiembre, en un esfuerzo por convertir la muerte en vida, Liat y Oren han contribuido con la donación de una ambulancia nueva del MDA nombrada en memoria de Omer. Gracias al avanzado medio de auxilio, en los últimos meses ha sido posible salvar miles de vidas humanas y, como señal del destino, ayudar tambien a muchas madres a parir en total seguridad. Sí, si Omer no podrá reír más, ni amar ni vivir, lo harán por él sus neonatos venidos al mundo en la ambulancia dedicada en su nombre. 


«El 7 de octubre Omer fue convocado como reservista y, tan pronto como lo vi salir de casa en uniforme, he tenido la extraña sensación que estaba a punto de suceder algo trágico», cuenta Liat Smadja, recordando los momentos cruciales del año pasado: del luto nacional al personal. «No podía quedarme sentada sin hacer nada, entonces decidí ponerme mi uniforme del MDA y correr a la estación de primeros auxilios. Allí entendí que nos había trastornado un tsunami». El rol de Liat era el de informar a las familias de las víctimas del Festival Nova de la muerte de sus seres queridos; primero torturados y luego asesinados por los terroristas islámicos. Hablando con los padres desconsolados que acababan de perder a sus hijos, todavía, no podía imaginar que pronto iba a recibir la misma llamada. 


«Soy por naturaleza una persona extremadamente optimista, pero cuando los representantes de las FDI se presentaron en mi puerta, comprendí de inmediato que Omer estaba muerto», explica.


«No dijeron nada. Solamente me abrazaron y lloramos juntos». Un mes después de la caída del hijo, Liat regresó a su rol de voluntaria en el MDA. El día en que fue inaugurada la ambulancia en nombre de Omer, Liat fue la primera en operar en su interior. 


  «Una semana después de aquel primer turno, me han llamado para contarme que en la ambulancia de mi hijo se produjo el primer parto. 


Un niño vio la luz allí y el paramédico allí presente se llamaba también Omer. Creo haber llorado por dos días», comparte todavía conmovida.


La historia de Liat, Oren y Omer es la historia del pueblo israelí, que hace un año y cuatro meses intenta recuperar su existencia interrumpida, transmutando los lutos innumerables en himnos a la vida. Un compromiso compartido y apoyado por el MDA, cuya sede italiana en Milán (MDA Italia) cuenta hoy con 12 voluntarios y promueve colectas de fondos, convenios, conferencias, cursos de ayuda sanitaria aparte del que es uno de los pilares del estatuto de la organización: la consciencia de la ayuda al prójimo, sobre todo a los desfavorecidos, como noción imprescindible de una coexistencia civil.


De hecho, durante más de noventa años la Cruz Roja israelí garantiza a la variada y compleja sociedad israelí ayuda y asistencia.


Dentro de la ambulancia, después de todo, son todos iguales: jóvenes y ancianos, hombres y mujeres, ricos y pobres, de derecha e izquierda, laicos y ortodoxos, judíos, musulmanes, cristianos, drusos y beduinos. Israelíes y árabes. Aquí tienen, todos iguales. Todos vulnerables. Todos unidos en un solo destino.

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