miércoles, 22 de junio de 2011
A noventa días vista
A mediados de setiembre deberá reunirse la Asamblea General de las Naciones Unidas. Este organismo es el principal ente deliberativo de la entidad. Las decisiones sobre cuestiones consideradas importantes, como, por ejemplo, las recomendaciones relativas a la paz y la seguridad, la admisión de nuevos miembros y las cuestiones presupuestarias, requieren una mayoría de dos tercios. Las decisiones sobre otras cuestiones se deciden por mayoría simple,
Para esa fecha, la Autoridad Palestina tiene pensado presentar un proyecto donde solicitaría se declare la creación de un estado Palestino en los territorios, aun no muy delimitados, pero que se supone abarcarán las zonas de Cisjordania, a las que renunció Jordania luego de la Guerra de los Seis Días, y la franja de Gaza, que no quiso incorporar Egipto luego de la firma del tratado de paz entre ese país e Israel.
Como ambos sectores están gobernados por distintas fracciones, han decidido formar un gobierno común para lograr mostrar cierta coherencia y unidad de gobierno. Ambas fracciones son ilegítimos de facto. El que ejerce el ejecutivo en Cisjordania y que responde a Al Fatah ya tiene su mandato vencido y no ha llamado a elecciones para elegir sus sucesores. El de la franja de Gaza, que responde a Hamas, ha ocupado por la fuerza el mismo y ni siquiera tiene pensado convocar a elecciones, pues esa palabra no figura dentro de su vocabulario diario. Sólo conocen, la fuerza, la intimidación y la persecución.
Ambos gobiernos mantienen una gran rivalidad desde hace casi un lustro e indudablemente algunos de sus dirigentes han decidido unirse, para hacer frente a una necesidad imperiosa y mostrar cierta unidad. Sus conceptos y bases son totalmente distintos. El encabezado por Abu Mazzen indudablemente no ama a su vecino judío, pero simula entender que la paz se puede lograr hablando. Esconde sus instintos bajo una piel de cordero, pero nadie duda que el lobo se encuentra abajo. Hamas no se anda con rodeos. Son claros y terminantes. Totalmente francos y sinceros. "Hay que terminar con el Estado Judío y arrojar a estos al mar".
Sin ninguna duda plantearán urgentes cosméticos a sus verdaderas aspiraciones pues, si mantienen esa posición, su situación no será muy bien recibida por los países, medianamente civilizados, que puedan estar presentes en la Asamblea de la ONU.
Según últimas declaraciones, si no se rompe el bloqueo en las conversaciones de paz y no se sientan a dialogar de inmediato, se presentará
la solicitud de nuevo miembro. Mientras tanto exigen ciertas condiciones previas para renovar los contactos y ponen tales trabas a las pretensiones israelíes que sin duda alguna es muy difícil que pueda llegarse a feliz término antes de tres meses. Solo queda flotando un no muy claro "Plan Francés" que Sarkozyi ha tirado sobre la mesa.
Por otro lado, ¿que hace Israel para evitar que el proyecto sea presentado a la Asamblea y se resuelva, con casi seguridad contra sus intereses en forma unilateral?.
El gobierno ha iniciado una importante tarea diplomática para ir mostrando sus deseos e intenciones. El primer paso fue la visita del Primer Ministro a los Estados Unidos de Norte América.
Indudablemente se comenzó por el factor más importante, pero también el más sencillo. Se tenía conocimiento previo que la administración Obama, a pesar de no mostrar una simpatía máxima con Israel y tener una política cambiante y no muy definida, mantendría su punto de vista que la solución al problema "no pasa por resoluciones de la ONU sino por una política concertada".
Se buscó el marco adecuado. Un plenario de las dos cámaras en la sede del Congreso. Sabemos que el partido Republicano, en la situación actual, mantiene un mayor acercamiento con Israel. Este partido cuenta con mayoría en la Cámara de Representantes y casi la mitad de los miembros del
Senado. Además se invitó a todos nuestros amigos y se logró el efecto deseado. Público incondicionalmente a favor.
Luego hacia falta encontrar al actor que supiese cautivar a esa masa adicta.
El Primer Ministro se movió como pez en el agua. Interpretó su papel a la perfección. El espectador imaginaba estar viendo a Sir Laurence Oliver interpretando algunos de los monólogos de Shakespeare, o a Marlon Brando dirigido por Francis Ford Coppola. Un brillante inglés universitario estudiado en USA. Movimientos sobrios de todo el cuerpo dignos de un alumno del Actor's Studio de Elia Kazan. Sus manos acompañaban a sus palabras. Sus gestos y miradas cautivaban. Tocó todos los puntos que debía tocar. Todos los golpes bajos necesarios. A nivel general subrayó la imposibilidad de fijar las fronteras tal cual estaban en el 67. Citó los cambios demográficos. Exigió seguridad. En el aspecto individual, no olvido de mencionar a su hermano desaparecido en acción y recordar que también él había sido soldado. Sin duda dijo todo lo que los presentes querían oír.
El público cautivado, no cesaba de aplaudir. Fue interrumpido en 26 oportunidades por los representantes del pueblo de EE.UU. que lo ovacionaron de pie. Éxito total. Camino al Oscar.
Luego cansado y contento se retiró a dialogar con el Presidente Obama. La pregunta es ¿para que sirvió todo ese montaje? Es de suponer que la representación que concurrió a USA lo sabe. En el Ministerio de RR.EE. deben estar seguros que todo esto tuvo un motivo a pesar que nuestro
ministro de Exteriores no pronunció declaración alguna. Como si fuese ministro de otro gobierno.
Tan convencido quedó el presidente Obama del discurso de Netanyahu que inmediatamente partió a Europa a convencer a sus aliados (ex – aliados) que Israel no puede aceptar una resolución unilateral que no asegure su continuidad como Estado Judío independiente. Se entrevistó con la Sra. Merkel, y los Srs. Cameron y Sarkozy. No sabemos que resultados ha obtenido. Lo que si, mostró el camino que debe seguir Israel de ahora a setiembre.
Si los paletinos se atreven a presentar su pedido, saben que van al fracaso real. La medida podrá ser ampliamente aprobada en la Asamblea, pero luego no pasará en el Consejo de Seguridad. EE.UU. ya anticipó que votará en contra y su voto tiene poder de veto. Se debe insitir en convencer a los paises civilizados del mundo cual es la situación actual. No se puede aprobar el nacimiento de un nuevo país en donde, por lo menos parte de sus autoridades manifiesten que desean hacer desaparcer a otro país miembro de las Naciones Unidas. Sabemos que los votos en la Asablea son todos iguales. Pero su repercusión no es la misma. Si votan en contra EE.UU y Canadá, Japón, Australia y los grandes países de Europa la mayoría que se obtenga será numerosa, pero no tan significativa. No es lo mismo perder por goleada que en definición de penales luego que nos expulsaron dos jugadores. Aunque ambas sean derrotas. Los votos son igualitarios. Pero unos más igualitarios que otros.
Todas las fuerzas vivas de Israel y del extranjero deben contribuir a lograr mejorar la imagen del país. El Gobierno debe mostrar unidad de criterio y de ideas. Los extremistas, tanto los de derecha como los de izquierda, deben callar en estos momentos. La oposición, ese grupo de diputados sionistas que deambulan entre sus dudas existenciales, deben saber que quieren y como. Un buen Gobierno necesita también de una buena oposición. Un buen gobierno debe entender que la situación demográfica como base para separar tierras, tambien pasa por Jerusalén. La Sra. Tzipi Livni debe ordenar su pendular movimiento y definir su situación. Los sobrevivientes de Avoda, demostrar que su pasado histórico y su legado no desapareció. Unión para un fin común. La resolución de la ONU, a pesar de ser política y no efectiva, puede dejar a Israel aislado del contexto internacional. Nosotros vivimos de comprar y vender en un mundo libre y competitivo. No podemos permitir quedar excluídos. Sepamos mostrarnos inteligentes y audaces. De una teórica derrota, se puede salir más que fortificados.OLEI
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