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Qué rumbo tomará Rajoy, de ser el próximo presidente español, con respecto al Oriente Medio?
por: Eli Cohen (Desde Madrid)
Sumergido en una crisis política y económica de gran envergadura, el gobierno del presidente José Luís Rodríguez Zapatero -perteneciente al Partido Socialista Obrero Español, PSOE-, se vio forzado a adelantar las elecciones generales para el próximo 20 de noviembre. En ese contexto, el tradicional bipartidismo vuelve a instalarse, y el candidato del derechista Partido Popular (PP), Mariano Rajoy -que viene de ganar los últimos comicios legislativos- se presenta como el favorito a sucederlo, según marcan todos los sondeos hasta el momento. Sin ánimos de predecir el próximo resultado electoral, el autor del siguiente artículo analiza cuales podrán ser las futuras políticas de un posible gobierno del PP, respecto al Medio Oriente.
Aunque en España estemos inmersos en el mes de agosto, el mes vacacional por antonomasia, la política y la economía no quieren, o no pueden, alejarse de la cotidianidad de los ciudadanos. El presidente Rodríguez Zapatero ha tenido que suspender sus vacaciones debido a que no hay respiro en el mercado de deuda para el Estado y ha adelantado las elecciones generales para el próximo 20 de noviembre. La prima de riesgo no para de subir, ya ha alcanzado los cuatrocientos puntos, y la amenaza de un rescate por parte de la Unión Europea, como el efectuado con Grecia, Portugal e Irlanda, extiende pavor sobre los bolsillos de los ciudadanos y hace temblar la estabilidad de muchas instituciones. Los españoles, pese a la playa y el verano, están asustados de que el país y la estructura del Estado de Bienestar -la seguridad social y la sanidad gratuita están en el ojo del huracán- formada desde la Transición a la democracia se vaya por el sumidero.
Mariano Rajoy ¿próximo presidente español?
A pesar de esta situación inestable y llena de incertidumbre, ya antes de las vacaciones, Zapatero anunció que adelanta para el 20 de noviembre las elecciones generales, que oficialmente estaban previstas para Marzo de 2012. Después de que el principal partido de la oposición durante estos últimos siete años, el conservador Partido Popular (PP) arrasara en las pasadas elecciones regionales y locales, hace apenas tres meses, las perspectivas de victoria para los populares se perfilan muy claras. Las últimas encuestas del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), incluso auguran unos 10 puntos de ventaja al PP sobre el PSOE. Así las cosas, y si no ocurre algún hecho político capaz de girar el rumbo que las encuestas suponen, Mariano Rajoy será antes de que acabe el año el nuevo presidente de España.
Evidentemente, la economía y el paro, tal como demanda la situación y como lógicamente promete Rajoy (al igual que los otros candidatos) en su programa, serán las prioridades máximas. Pero el nuevo gobierno tendrá otras tareas muy importantes que, si bien ahora mismo no son de importancia vital para la ciudadanía, son necesarias para un Estado serio, desarrollado y miembro de la Unión Europea. Lo que nos incumbe, al menos en este análisis, es qué rumbo tomará Rajoy, si resulta electo presidente, en su política exterior.
En un artículo publicado el pasado 8 de agosto en el periódico ABC, apuntaba Darío Valcárcel, prestigioso analista internacional, que el nuevo gobierno deberá modificar el eje Defensa-Relaciones Exteriores. En este sentido, Valcárcel no oculta sus preferencias ante un posible atlantismo del probable gobierno de Rajoy. Una política exterior que vuelva a virar hacia el Atlántico, a diferencia de la política exterior de Zapatero -de lo más criticado de su mandato, aquí hablamos de ello con respecto a Israel- que se centró en América Latina, sería muy significativa para el conflicto entre israelíes y palestinos.
Posibles candidatos para el Ministerio de Exteriores
En primer lugar, ¿quién será el encargado de dirigir la nueva política exterior española? Desde hace años lleva pegado a la oreja de Rajoy, el que es desde 2004 responsable de Exteriores del PP y actual jefe de gabinete del candidato popular, Jorge Moragas, quien
es el primer candidato a ocupar la cartera de Exteriores. Moragas se ha hecho una reputación en la lucha por la democracia en Cuba -fue expulsado de la isla cuando fue a visitar a los opositores políticos anticastristas- y en Marruecos, pero sus actitudes hacia Oriente Medio no han ido más allá de la postura oficial del PP, incluso, fue crítico con el asalto a la primera flotilla por parte del ejército israelí.
En cambio, el siguiente candidato en la lista para ser canciller español, lo ocupa Gustavo de Arístegui, diplomático también como Moragas, y experto en el Islam, es conocido por ser una de las voces más proisraelíes del PP. Por ejemplo, Arístegui escribió en el libro coral En defensa de Israel (Editorial Certeza, 2004), ha condenado firmemente a regímenes como el sirio o el iraní y a los lazos de estos con grupos terroristas que quieren la destrucción de Israel y en verano de 2006 no dudó de acusar al gobierno del PSOE de actitudes antiisraelíes con fines electoralistas. Además, su vinculación con la zona es de corte personal, puesto que su padre, Pedro Manuel de Arístegui, fue embajador de España en Líbano y murió en 1989 a causa de un proyectil sirio que estalló en la embajada española.
De ser Moragas el elegido, la actitud de España en el conflicto entre israelíes y palestinos -que actualmente es buena debido a la llegada de Obama a la Casa Blanca y a las ansias del gobierno socialista de apuntarse a todos los tantos del presidente norteamericano- no iría más allá de la política que marquen los grandes partidos conservadores de Europa. El gobierno de España seguiría apoyando la solución de dos estados para dos pueblos, se implicaría tanto como exigieran los socios europeos a la hora de demandar esfuerzos comunes a la UE, pero todo apunta a que la política hacia el conflicto sería de perfil bajo.
De ser Arístegui, las acciones a seguir serían más impredecibles. Arístegui no sólo es diplomático, sino también un intelectual y experto en islamismo, como ya hemos apuntado. Combinar estas cualidades para la responsabilidad del Ministerio de Exteriores es difícil y quizás, incompatible. Es probable que Arísteguí intensifique esfuerzos en la lucha contra el terrorismo islamista y sus tentáculos en España y se implique profundamente en la lucha por la democracia en el mundo árabe, lo que irremediablemente pasa por adoptar posturas en el conflicto en Oriente Medio.
Una situación bastante probable podría ser que ambos fueran las cabezas del Ministerio: Moragas como Ministro, y Arístegui como Secretario General, dedicado a temas relacionados con Oriente Medio y el mundo árabe. Sin embargo, las ansias de cada uno, y la pugna de los sectores del partido por puestos de gobierno, hacen impredecible cualquier resultado.
Conclusión
Pero, Moragas o Arístegui aparte -quizás a última hora Rajoy decide proponer a otro para el puesto, según sus últimas declaraciones, en su gobierno habrá miembros independientes- lo que si podemos afirmar con bastante certeza es que el PP no utilizará el conflicto entre israelíes y palestinos electoralmente como ha hecho el partido de Zapatero sobre todo en su primera legislatura. Ya sea por la situación económica, por el perfil más moderado del partido en cuestiones candentes, o porque las posiciones propalestinas se han ido asociando con la izquierda en los últimos años, Oriente Medio será un asunto internacional más en la agenda del Gobierno y no un instrumento para agitar la arena política.
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