martes, 30 de abril de 2024

del WSJ (Artículo de NATAN SHARANSKY)

 


LA LUCHA POR LA LIBERTAD, DESDE EL EXODO A GAZA
TRADUCIDO POR Marcela Lubczanski
Nuestros enemigos, como aquellos antes de ellos, serán arrastrados por las inundaciones de la historia.


Por Natan Sharansky
Abril 25, 2024


Las familias judías en todo el mundo el lunes, la primera noche de Pesaj, se sentaron alrededor de sus mesas de seder leyendo la Hagadá, la cual cuenta la historia del Exodo de nuestro pueblo de Egipto. El foco de este punto alto en el calendario judío es el inicio de nuestra historia como pueblo libre.

Surgen dos conclusiones. Primero, la libertad es un regalo del cieloy segundo, aun cuando el plan del Todopoderoso es que nosotros seamos libres, siempre tendremos que luchar por ello. Cada día y en cada generación, la Hagadá nos cuenta, debemos levantarnos para defender a nuestro pueblo.
A veces ese mensaje sigue una máxima general. En otros momentos, nos inspira a actuar. Experimenté lo último hace 50 años, cuando asistí a mi primer seder en Moscú. Todos los reunidos ese día eran un producto del régimen soviético. Todos nosotros comenzamos como judíos asimilados, desconectados e ignorantes de nuestro legado. Pero pronto comenzamos a estudiar hebreo y tradiciones judías en secreto. Finalmente, cada uno de nosotros superó nuestro temor a la persecución y comenzó a resistir al régimen. Muchos de nosotros tuvimos "colas" de la KGB, agentes asignados para monitorear e informar nuestras actividades a las autoridades.
Como recién llegados al hebreo, nos esforzamos para leer la Hagadá. A pesar de nuestras dificultades, cuando llegamos a las palabras, "Todo judío está obligado a verse como si él personalmente hubiera salido de Egipto," sentimos una conexión inmediata. Nosotros buscamos la libertad tratando de abandonar nuestra versión de Egipto, y los agentes de la KGB parados fuera de la puerta eran el equivalente del ejército del faraón. Estábamos regocijados de ser parte de una cadena inquebrantable de historia antiguaa diferencia de nuestros opresores, cuya historia oficial comenzó con la Revolución Bolchevique.
No sabíamos que el final de nuestra historia sería tan espectacular como el mismo Exodo. El pueblo judío se unió en nuestro nombre y ayudó a derribar la Cortina de Hierro, permitiendo que millones de judíos retornen a casa en Israel. La dictadura más poderosa del mundo se ahogó en las mareas de la historia, como el ejército del faraón se ahogó en el Mar Rojo. Estábamos aprendiendo que la presencia del Todopoderoso es tan poderosa en nuestra época como lo fue entonces.
La caída de la Unión Soviética nos dio un indulto de las luchas de la historia. Aunque nuestros enemigos permanecieron, los judíos en las décadas recientes hemos estado relativamente seguros, fortalecidos por una Israel poderosa, la cual ha garantizado nuestra seguridad, y un fuerte aliado estadounidense, el cual ha apoyado nuestra prosperidad y logros.
El 7 de octubre todo cambió nuevamente. El terror y sadismo de ese pogrom, tanto como la nueva ola de antisemitismo que siguió a lo largo del Occidente, nos recordó que no podemos escapar de la historia. Terminó nuestra breve vacación de la lucha existencial.
Este año cuando nos reunimos alrededor de la mesa y leímos sobre los que aspiraban a matarnos, pensamos en Hamas. Recordar el sufrimiento de nuestros ancestros en Egipto evocó imágenes de los rehenes, quienes han pasado más de seis meses en cautiverio, soportando horrores que las mentes civilizadas se rehusan a imaginar. Reflexionar sobre la larga historia de odio hacia los judíos trajo a la mente las universidades estadounidenses, donde profesores y estudiantes han celebrado la masacre de los terroristas.
Pero revisar nuestro viaje de milenios fortaleció nuestra determinación y optimismo. Si nos paramos firmes al defender nuestros derechos como pueblo libre en nuestra tierra, nuestros perseguidores serán arrastrados por las inundaciones de la historia, como lo fueron el ejército del faraón y el imperio soviético antes que ellos.
Esa historia inspira no sólo a los judíos sino a muchos otros combatientes por la libertad. Un par de días antes de Pesaj el año pasado, recibí una carta desde mi alma mater, el gulag soviético. Su autor era el valeroso disidente ruso  Alexei Navalny. El escribió que la lucha de mi generación contra los soviéticos le recordaba su propia lucha contra la dictadura de Vladimir Putin y que la similitud le daba gran esperanza. Aunque se daba cuenta que podía ser asesinado por sus accionescomo lo fue, casi 11 meses más tardehabló sobre el optimismo de la lucha. El concluyó con palabras en hebreo transcriptas en letras rusas: L’shana haba’a b’Ierushalaim, “el año próximo en Jerusalén.” Estas palabras, dichas al final de cada seder, expresan la esperanza judía por un retorno a nuestra patria antigua, donde podemos vivir como un pueblo libre como hicieron nuestros ancestros.
Le escribí que en pocos días mi familia estaría sentada alrededor de la mesa del seder, y que en mi cabeza llevaría el iarmulke hecho de paño para pies para mí 40 años antes por mi compañero de celda ucraniano. Como Navalny, él no era judío pero quería sentirse conectado con el Exodo y encontró esperanza en nuestra historia de liberación.
La Hagadá promete que si bien hoy somos esclavos, mañana seremos libres—y nuestros enemigos, como aquellos antes de ellos, serán arrastrados por las inundaciones de la historia. Déjennos, entonces, persistir en la esperanza y rezar por la libertad de todos los esclavizados, capturados, tiranizados y oprimidos. Permítannos también no olvidar que la libertad es un regalo precioso, y que debemos ponernos de pie para asegurarla cada día, en cada generación.
El Sr. Sharansky, un ex disidente soviético y político israelí, es presidente de la junta asesora del Movimiento de Lucha contra el Antisemitismo y del Instituto para el Estudio del Antisemitismo y Política Global.

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