martes, 19 de julio de 2011

Renovado reclamo de justicia a 17 años de la explosión


Un silencio profundo en pleno centro de la ciudad de Córdoba llenó de significado los 85 rostros de las víctimas del atentado perpetrado contra la Embajada de la Amia, que elevados entre la muchedumbre, 17 años después siguen sin justicia.

Las fotografías fueron sostenidas por jóvenes de la comunidad judía cordobesa, en la explanada del Cabildo histórico, durante el acto que realizó ayer la filial local de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (Daia).

“Como dice la tradición judía: cada vida humana vale como un mundo”, recordó un joven de la llamada “generación Amia” al público presente, luego de que autoridades provinciales, municipales y de Daia encendieron la llama votiva.

El titular local de Daia, Ernesto Teicher, condenó en su discurso el estado de la causa: “La fiscalía de investigaciones ha determinado claramente la conexión internacional. Solicitó los pedidos de captura a Interpol. Estas detenciones, hasta ahora no se llevaron a cabo (...) A 17 años no se han hallado los culpables de la conexión local. Los sigue protegiendo el entretejido corrupto, de vergonzosa impunidad”.

Estuvieron presentes el gobernador Juan Schiaretti, el secretario de Finanzas municipal, Gabriel Bermúdez, en nombre del intendente Daniel Giacomino, el viceintendente Carlos Vicente, candidatos, miembros del Comipaz y autoridades judiciales y de seguridad.

“Me parece que la Justicia debe trabajar y esclarecer este caso. Espero que la Suprema Corte (de Justicia), que ha reabierto esta investigación, llegue a conclusiones porque estos hechos tremendos si quedan impunes, corremos el riesgo de que se vuelvan a repetir”, sentenció Schiaretti.

Como todos los años, el sonido estridente del shofar –cuerno de carnero– quebró el aire y evocó aquella fatídica mañana de 1994. “En lo primitivo, en lo más sencillo, a veces se ve lo más profundo. Lo que se pretende es que suene de forma tal que se entremezclen sensaciones que compartimos: el llanto y la congoja, el dolor de las ausencias, el grito por la impunidad, pero a la vez el clamor por más memoria y más justicia”, explicó el rabino Marcelo Polakof.LA VOZ DEL INTERIOR

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