Alejandro Magno, contra toda lógica contemporánea, no escuchó a sus consejeros.. Aceptó la explicación de los judíos y no los castigó por su desobediencia.. Por el contrario, el monarca griego se interesó por el judaísmo, por la Torá, por el monoteísmo y por el Bet haMiqdash.. Y lejos de buscar persuadir a los judíos para que dejaran su religión, les otorgó derechos adicionales para que pudiesen seguir respetando su religión..
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