Mientras el gabinete se reúne para votar sobre el acuerdo de los rehenes, cuatro miembros de las familias ofrecen una conferencia de prensa en la Plaza de los Rehenes de Tel Aviv.
Einav Zangauker, madre del rehén Matan Zangauker, dice que es lo más cerca que ha estado en 468 días de abrazar a su hijo.
Zangauker, uno de los miembros de la familia de los rehenes que ha culpado repetidamente al gobierno por la situación de los rehenes, protestando diariamente en las manifestaciones de [la calle] Begin en Tel Aviv, llama a los israelíes a unirse a las protestas y exigir el cumplimiento completo de todas las etapas del acuerdo.
“Este acuerdo nos sacudirá a todos, será duro”, dice Zangauker. “Únete a nosotros, mi Matan, y todos los rehenes te necesitan con nosotros”.
Anat Angrest, madre de Matan Angrest, un soldado de combate que fue herido y tomado como rehén de su tanque el 7 de octubre, señala que el nombre de su hijo no está en la lista de 33 rehenes que serán liberados en la primera etapa del acuerdo.
“Tú, que deberías haber estado en la parte superior de la lista, ni siquiera estás en ella”, dice Angrest. “No convencimos al gobierno durante los últimos 15 meses de que tu sangre vale lo mismo que la de los demás”.
Daniel Lifschitz, Anat Angrest, Einav Zangauker y Michel Illouz, familiares de rehenes retenidos por Hamas en Gaza, en una conferencia de prensa en la Plaza de Rehenes de Tel Aviv el 15 de enero de 2025. (Captura de pantalla, utilizada de acuerdo con la Clausula 27a de la Ley de Derechos de Autor)
El nieto de Oded Lifshitz, de 84 años, que figura en la lista de 33 rehenes, dice que su abuelo es el único bisabuelo en el mundo que está secuestrado, según The Times of Israel.
“No creíamos que pasarían 15 meses sin que un bisabuelo fuera tomado como rehén y que el mundo no lo ayudara y el gobierno israelí no lo ayudara. Rezo por el momento para que regrese por sus propios medios y lo recibamos con amor”, dice Daniel Lifshitz.
Habla de unos 30 rehenes que han muerto en cautiverio en Gaza y de que este acuerdo es demasiado tarde para ellos, muchos de los cuales eran amigos suyos y de sus abuelos.
Lifschitz añade: “El domingo empezaremos una nueva historia de este país, será difícil, y les pido que respeten la privacidad de las familias de los rehenes”.
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