Lior inmigró a Israel desde Bielorrusia cuando era niña y cuenta que en la escuela a veces la llamaban judía en un sentido despectivo, la insultaban, y cuando llegó a Israel la llamaban rusa y no entendía cómo podía ser.
Sobre este proceso, ella dice: “Trabajé muy duro para convertirme en israelí.”
La emprendedora también cuenta que cuando era niña no había nada en casa; dormían en un colchón en el suelo: “Sabía que tenía que ser independiente y sostenerse con sus propias fuerzas.”
Además, añade que hubo épocas en las que vivía en Tel Aviv con su esposo y no lograban sacar ni cien shekels del cajero automático.
Lior es un ejemplo de iniciativa, inteligencia y orgullo israelí.
Una inspiración para todos nosotros.
Israel Avia

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