por: Maximiliano Borches (Desde Buenos Aires)-Fuente Horizonte web
Mediante su portavoz, Victoria Nuland, el Departamento de Estado de los Estados Unidos, aseguró que: "No tenemos pruebas para apoyar el argumento de que Venezuela sirve de interlocutor entre Irán y Argentina en asuntos nucleares, o de que Argentina esté dando acceso a Irán a su tecnología nuclear." Una nueva "Zoncera", que queda sin efecto
La derecha republicana de los Estados Unidos, claramente opera a favor de aquellos sectores de la vida política sudamericana, quienes junto a determinados periodistas, monopolios mediáticos y grupos de poder económicos, han intentando utilizar el demonio que supone el régimen teocrático iraní, para ensuciar, desacreditar y en el mayor de los casos, confundir, a la opinión pública sobre las relaciones entre el régimen teocrático iraní y los nuevos gobiernos locales, nacidos a la luz del Siglo XXI.
De manera particular, en la Argentina, donde la ciudadanía en su conjunto transita un año electoral que definirá el rumbo político para los próximos cuatro años (es decir, profundización del actual modelo o regreso al congelamiento salarial, reducción laboral, re-privatizaciones, etc., etc.) no fueron pocos los intentos (Ver artículo "Relaciones Argentina-Israel, una operación de prensa fallida...": www.revistahorizonte.org/leeart.asp?art=33182) para imponer una mentira gigante, como la supuesta existencia de vínculos que beneficiarían a Irán de la producción y desarrollo de energía atómica producida en la Argentina, entre otros asuntos.
De todos modos, lo lamentable, en algunos casos, sigue siendo que a algunos sectores de la sociedad argentina no les alcanza con los anuncios de su propio gobierno nacional, y evocan (o esperan, o ansían) que la potencia hegemónica mundial, Estados Unidos, lance alguna declaración para tranquilizar sus conciencias. Este acto político (el de esperar que una potencia extranjera determine sus veredictos sobre el curso de las políticas nacionales) fue definido por el pensador argentino Arturo Jauretche, como: "Colonialismo pedagógico".
Y fue así, en definitiva, lo que sucedió el pasado 13 de julio del corriente año, cuando el Departamento de Estado de los Estados Unidos -precedido por la Canciller Hillary Clinton- aseguró, mediante su portavoz, Victoria Nuland, lo siguiente: "No tenemos pruebas para apoyar el argumento de que Venezuela sirve de interlocutor entre Irán y Argentina en asuntos nucleares, o de que Argentina esté dando acceso a Irán a su tecnología nuclear. La Argentina siempre ha mantenido una posición constructiva en la Agencia Internacional de Energía Atómica con respecto al programa nuclear de Irán".
De esta manera, el gobierno de Barak Obama, dejó sin efecto una denuncia realizada por la congresista republicana por el estado de La Florida, Ileana Ros Lehtinen, que preside el influyente Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara baja. Sus planteos habían sido firmados -además- por sus pares republicanos Connie Mark y David Rivera, y aseguraron que en el 2007 el presidente de Irán Mahmud Ahmadinejad le habría pedido a su par de Venezuela, Hugo Chávez "interceder con el (por entonces) presidente Néstor Kirchner para cambiar la política de Argentina y permitirle a Irán tener acceso a tecnología argentina en materia nuclear".
El interés que mantiene Irán por afianzar sus lazos políticos/comerciales con la región sudamericana es indudable, y llegado el caso, están en todo su derecho soberano de hacerlo así, como cualquier otro Estado del planeta que decide con quien negociar. En cambio, lo que quedó claro, tras el comunicado del Departamento de Estado de los Estados Unidos, es que una nueva "Zoncera", quedó sin efecto.
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