America necesita la tecnología e innovación del estado judío tanto como este nos necesita a nosotros.
Por George Gilder
5/7/11
Los enemigos de América entienden profunda e intuitivamente que ningún objetivo o recurso americano en el Medio Oriente es remotamente tan importante como Israel. Por qué nosotros no lo entendemos?
Israel cruzó a través de la reciente crisis mundial con apenas un cuarto hacia abajo y no existe un paquete de estímulo o déficit. Es cada vez mayor su supremacía mundial, sólo por detrás de los EEUU, en una gran variedad de tecnologías de vanguardia. Es el maestro mundial del diseño de microchips, algoritmos de redes e instrumentos médicos.
Durante un período de crisis de agua en todo el mundo, Israel es indiscutiblemente el líder mundial en reciclaje y desalinización de aguas.
Durante una época en que todas las ciudades del mundo, desde Seúl a New York, enfrentan una amenaza de cohetes terroristas, Israel, recientemente el recientemente probado en batalla "Cúpula de Hierro" proporciona una respuesta única basada en invenciones originales en microchips que reduce radicalmente el peso y el costo de los interceptores.
Israel también está haciendo importantes avances en defensa de misiles de largo alcance, guerra robótica y vehículos aéreos no tripulados que pueden permanecer en el aire durante varios días. Frente a una campaña mundial para boicotear sus productos, y un shekel siempre ascendente, elevó sus exportaciones un 19,9% en el cuarto trimestre de 2010 y un 27,3% en el primer trimestre de 2011.
Los israelíes suministran a Intel muchos de sus microprocesadores avanzados, desde el Pentium y Sandbridge, a los Atom y Centrino. Compañías israelíes dotan a Cisco de nuevos diseños centrales de router y procesadores de redes programables en tiempo real para sus sistemas de próxima generación. Ellos proveen a Apple de firmes sistemas de memoria sólida miniaturizados para sus iPhones, iPods y iPads, y a Microsoft con críticos diseños de interfaz de usuario de la línea de productos OS7 y la interfaz de sensor de movimientos de juego Kinect, el producto de consumo electrónico de más rápido ascenso en la historia.
Vital para la economía y capacidades militares de EEUU, los logros sin paralelo de la pequeña Israel en la industria e intelecto han evocado el conocido frenesí antisemita entre todas las sociedades económica y moralmente fallidas del tercer mundo socialista e islámico, desde Irán a Venezuela. Todos ellos imaginan que deslegitimizando, desmoralizando, derrotando o incluso destruyendo a Israel, ellos podrían dar un gran paso hacia derrocar al Occidente capitalista.
Para los más sofisticados occidentales, el foco jihadista sobre Israel parece extraño y contraproducente. Sin embargo, con respecto a la centralidad de Israel, los jihadistas lo entienden correctamente.
La política de EEUU se ve paralizada por una preocupación con las quejas reclamadas por los palestinos y su supuesto derecho a un estado propio en Cisjordania y Gaza. Pero la tierra palestina no podría haber soportado a una décima parte de tantos palestinos como lo hace hoy sin las obras heroicas de recuperación y desarrollo agrícola de los colonos judíos a partir de la década de 1880, cuando los árabes en Palestina eran unos cientos de miles.
Las acciones tienen consecuencias. Cuando la Organización de Liberación Palestina lanzó dos intifadas asesinas en poco más de una década, respondió a la retirada del sur del Líbano y de Gaza con el lanzamiento de miles de cohetes contra ciudades israelíes, rechazó todas las ofertas sacrificadas de "tierra por paz" desde Oslo a Camp David, y revirtió las enormes ganancias económicas impulsadas en los territorios palestinos entre 1967 y 1990, la suerte estuvo echada.
Es hora de seguir adelante.
Para EEUU, seguir adelante significa un sobrio reconocimiento que Israel no es demasiado grande sino demasiado pequeña. Se jacta de una economía en auge aún absorbiendo inversión extranjera y un ingreso neto sustancial de inmigrantes. Sin embargo, está hacinada en un espacio del tamaño de New Jersey, rodeado por enemigos en tres lados, con 60000 cohetes de Hezbollah y Hamas preparados, e Irán al acecho con ambiciones nucleares y la intención de cometer genocidio en el horizonte.
Está claro que Israel necesita cada hectárea que actualmente controla. Sin embargo, a pesar de sus enormes avances tecnológicos, su supervivencia sigue dependiendo de vigilar en forma perentoria a Cisjordania, de un escudo en constante avance de tecnología antimisiles, y del firme compromiso de los EEUU.
Pero esta no es una calle de sentido único. En un momento de aguda recesión, deuda pendiente, política energética suicida y capitalistas de riesgo que tienen la esperanza de sostener la economía y defensa de EEUU con páginas de Facebook y Twitter, la defensa y prosperidad de EEUU dependen cada vez más del poder económico y tecnológico siempre creciente de Israel.
Si nos unimos podemos disuadir o derrotar a cualquier enemigo. El fracaso, sin embargo, condenará a los EEUU y sus aliados a una larga guerra contra los ascendentes jihadistas bárbaros, con la demografía y las armas nucleares de su lado, y ninguna garantía de victoria. Nosotros necesitamos a Israel tanto como ella nos necesita.
El Sr. Gilder es uno de los fundadores del Instituto Discovery y autor de "La prueba de Israel" (Richard Vigilante Books, 2009).
Fuente: The Wall Street Journal- Traducido por Marcela Lubczanski especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba
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