viernes, 8 de julio de 2011

PERASHA SEMANAL

Horario (Bs As) Encendido Velas de Shabat 8/Jul/11 17:42 Hs. - Motzaei Shabat 9/Jul/11 18:38 Hs.
Perasha Balak

HAY QUE ESCALAR POCO A POCO

Dice Rabán Gamliel: "Haz la voluntad de HaShem como tu voluntad, para que la voluntad de Él sea como tu voluntad. Anula tu voluntad por causa de Su voluntad, para que se anule la voluntad de los demás por causa de tu voluntad" (Pirké Abot Il 4).
La expresión "Haz la voluntad de HaShem como tu voluntad...", es lo que se conoce como el dominio total de las voluntades de la persona. Pero eso no es suficiente. Observemos que Rabán Gamliel continúa con: "...anula tu voluntad por causa de Su voluntad". Aquí no está diciendo: "deja pasar tu voluntad" o "domina tu voluntad", sino ¡"anula (definitivamente) tu voluntad"!
De aquí aprendemos que, a pesar de que el dominio de las cualidades de la persona es de por sí una cualidad muy grande, no es eso lo ideal en la persona. El objetivo; lo que HaShem le pide a la persona, es que anule totalmente su propia voluntad y que haga como si esa voluntad jamás hubiese existido. La persona no debe tener ninguna otra voluntad más que la voluntad de cumplir la Voluntad del Eterno. Sólo si la persona anula sus voluntades puede llegar a ello, y de esa manera podría hacerle frente a todos los inconvenientes que se le presenten en este mundo.
Existe una gran diferencia entre el que hace su voluntad como la voluntad de HaShem y el que directamente anula su voluntad.
El que hace su voluntad como la voluntad de HaShem actúa con amor, y no necesita dominar sus deseos, pues su voluntad es, corno dijimos, la voluntad de HaShem.
Pero esta persona nó anuló totalmente sus voluntades. Es como el que tiene dos deseos antagónicos y escoge uno de ellos, descartando el otro.
En cambio, el que anula totalmente su voluntad para cumplir la voluntad de HaShem, no quedó en su corazón ningún vestigio de su propia voluntad, sino la de realizar la voluntad de Su Creador. Por eso, "el que anula", es más grande que "el que hace", pues sus sentimientos están dirigidos solamente a apegarse a HaShem.
De todos modos, no debemos tratar de alcanzar la categoría de "anular", de manera repentina. La persona debe elevarse espiritualmente en forma paulatina; de menor a mayor.
Al principio, es necesario trabajar para dominar las voluntades pro­pias, que se traduce en no ser tan meticuloso; ni tan fácilmente irascible. O también tratar de no ser tan rencoroso, o de no perseguir tanto los honores o los bienes materiales.
Después que la persona alcanzó sus objetivos inmediatos, seguirá progresando hasta llegar a "anular su voluntad por causa de la voluntad de HaShem'.
No hay que cambiar este orden de ascenso, y por cada escalón que se sube hay que esforzarse mucho. Una regla muy importante rige en el Servicio a HaShem: Sin esfuerzo no se llega a nada...
(Leb Eliahu - Bereshit)



UN EJEMPLO DE LA CLARIDAD MENTAL
DE NUESTROS JAJAMIM

Hile! era uno de los alumnos más destacados de la Ieshivá dirigida por Rab Jaim Mivoloyin; éste a su vez, discípulo privilegiado del Gran Gaón (eminente) Ribí Eliahu Mivilna.
Hilel era huérfano de padre, y su madre solía visitarlo de vez en cuando. En una ocasión llegó la madre de Hilel a la Ieshivá y fue primero a saludar a la Rabanit (esposa de Rab). Rab Jaim ya le había dicho a su esposa que esta mujer tiene un hijo que le gustaría mucho que fuese su yerno. Le recomendó, por lo tanto, que conversara con la mujer y le diera a entender que están interesados en que conozca a la hija de ambos.
Así lo hizo la Rabanit. Y cuán grande fue su sorpresa al escuchar que a mujer declaró que no aceptaba la propuesta.
La viuda se retiró de la casa de la Rabanit y emprendió el viaje hacia la ciudad donde vivía. La carreta en la cual viajaba sufrió un desperfecto: En medio del camino se rompió una de sus ruedas. Todos los ocupantes de la carreta se bajaron a la espera de que la compongan.
Más tarde, otra vez con problemas: Uno de los ejes se partió en dos. Los pasajeros vuelven a bajarse y, luego de arreglarse, siguieron su camino.
Un tercer accidente ocurrió más adelante: Uno de los caballos muere de repente.
La viuda se puso a pensar que quizás le estará pasando lo que le ocurrió al Profeta Ioná. "Seguramente todo esto es por mi culpa", se dijo a sí misma. Y tomó la decisión de regresar inmediatamente a la ciudad donde su hijo estudiaba.
Una vez allí se dirigió directamente a la casa del Rab Jaim. Tocó la puerta y, cuando le abrieron, entró intempestivamente. Golpeó la mesa y les dijo a Rab Jaim y a su espesa:
-¿Acaso ustedes quieren obligarme a hacer algo por la fuerza? ¿No tengo otra alternativa más que (a de aceptar que mi hijo se case con la hija, de ustedes..?
-No, no. De veras que no - le respondió Rab Jaim con cáM"-7 Regrese usted a su casa en paz. Nada ni nadie la detendrá, se lo aseguro...
La viuda salió otra vez de viaje y ya no hubo ningún otro tipo de inconvenientes como los de antes.
Pasó un tiempo y la Rabanit se vio necesitada de viajar a determinada ciudad; precisamente a la ciudad donde vivía aquella viuda...
-¡Por favor! - le pidió Rab Jaim a su esposa antes de que emprendiera el viaje - Ve otra vez a la casa de la mamá de Hile!, y ofrécele a nuestra hija como nuera. Estoy seguro que ahora aceptará. Lo que tú decidas al respecto, yo estaré de acuerdo contigo en todo.
- No te entiendo - le manifestó la Rabanit a su esposo - Tú ya has visto cómo ella se negó terminantemente la vez pasada. ¿Crees que ella ahora dirá que sí?
- No tengo dudas - respondió el Rab.
- ¿Por qué estás tan seguro?
Rab Jaim le explicó a su esposa:
- Está escrito en Pirké Abot: "Anula tu voluntad por causa de la Voluntad de HaShem, para que los demás anulen sus voluntades por causa de tu voluntad". Aquella vez, cuando la señora regresó de su accidentado viaje, nos preguntó: "¿Acaso ustedes quieren forzarme a aceptar?", y le respondí que no. En realidad, yo sí quería. Pero le dije así porque había visto en su terquedad que la voluntad del Cielo era totalmente opuesta a la mía.
Si así lo quiere HaShem, entonces no me quedaba otra alternativa que la de
anular mi voluntad por causa de la Suya. Por eso, cuando le dije que yo no quería forzarla, no le mentí. En realidad yo sí quería forzarla, pero HaShem no, y anulé mi voluntad para cambiarla por la voluntad de HaShem. En cambio, la decisión de no aceptar nuestra propuesta no era la voluntad del Cielo, sino la voluntad de ella. Y si es así, seguramente ahora hará lo que nosotros queramos, pues cuando alguien anula su voluntad por causa de la voluntad de HaShem, la voluntad de los demás se convierte en la voluntad de uno. Mi voluntad es que ella acepte, y la voluntad de ella se transformará en la mía...
Realmente, así sucedió: La viuda finalmente aceptó, y el joven Hile! se convirtió en yerno de Rab Jaim Mivoloyin. Y con el tiempo, en el Gaón Rabí Hilel Mihordana.
(Sheal Abija Veyaguedja 1 236)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.