martes, 24 de abril de 2012
Aymeric Chauprade: "No va a haber democracia tras la caída de Al-Assad"
La caída de sucesivos tiranos en Medio Oriente fue rápidamente catalogada como la "primavera árabe", un juego de dominó celebrado como una saludable bienvenida a la democracia en una región asolada por dictaduras. Pero, un año después, lo que queda es una resaca de regímenes inestables en países desgarrados por sectarismos étnicos, religiosos, y con el futuro a la deriva.
Así lo ve el francés Aymeric Chauprade, doctor en ciencias políticas, asesor internacional en geopolítica y director de la Revue Française de Géopolitique. "No estoy para nada seguro de que estemos en una «primavera árabe». Al contrario, creo que los árabes están sufriendo una regresión", dijo Chauprade a LA NACION, en el marco de una charla en la Universidad del Salvador, donde expuso sus conclusiones parciales de este fenómeno social y político.
El ejemplo de esa regresión es Siria, donde Chauprade difícilmente ve un futuro promisorio, con o sin el cuestionado presidente Bashar al-Assad, líder de un país envuelto en un conflicto armado que ya dejó 9000 muertos. "Desde un punto de vista filosófico o intelectual, es cómodo decir que el caso de Siria es sólo el de un dictador contra su pueblo, y decir que luego viene la democracia. Pero si vemos la situación, eso no va a pasar: no va a haber una democracia después de la caída de Al-Assad", afirma Chauprade, un académico realista, ajeno a la corrección política.
Acostumbrados a un siglo de sinuosa alternancia entre democracias y dictaduras, desde América latina es difícil comprender que a una dictadura no la sustituya naturalmente una democracia. Pero el mundo árabe tiene reservadas muchas sorpresas a ojos de un extranjero, como las divisiones comunitarias y religiosas.
"A veces no hay soluciones optimistas, como a todos nos gustaría. En Siria hay un régimen muy autoritario que reprime a parte de su pueblo. Pero el problema es que no sólo se trata de un dictador contra su pueblo, se trata también de una guerra civil entre comunidades. Sobre todo, los alauitas y los cristianos, que son minoritarios [y cercanos al poder], tienen miedo de la llegada de los islamistas sunnitas, porque temen una purificación étnica si cae el régimen de Al-Assad", dice Chauprade.
Estallido sectario
Según Chauprade, el camino que está tomando Siria puede conducir al mismo destino que Libia o Irak, es decir, la división comunitaria. Son varios los escenarios en vista, ninguno de ellos alentador: "Puede haber una partición, una división del país. Puede haber una verdadera represión, una depuración de las minorías cristiana y alauita. Y se puede dar un estallido general entre los sunnitas y los chiítas. Por eso creo que los países occidentales están jugando con fuego, porque están presionando por la caída del régimen, pero no saben dónde va a desembocar".
¿Quiénes van a recoger los escombros de un país devastado por la guerra, cuando la furia de los obuses del ejército y los fusiles de los rebeldes dejen paso al silencio de los muertos? Para Chauprade, no van a ser los dirigentes del Consejo Nacional Sirio, a su juicio un club de elegantes profesores arropados por su burbuja universitaria, un conjunto reclutado en el exilio de París para presentar una dirigencia a gusto del paladar occidental. En los hechos, "van a gobernar los que están luchando en el interior. Son los islamistas. Son gente valiente, que arriesga su vida por un ideal... el ideal islamista".
Chauprade afirma que, lejos de querer establecer una democracia o un gobierno abierto, hay países que anhelan la caída del régimen sirio porque está en ruta hacia Irán. Si el régimen cae, sostienen, se estará en condiciones de ejercer más presión sobre Irán. También así se cortaría el eje Irán-Siria-Hezbollah.
"Cuando uno trata de cambiar la historia con una intervención extranjera, puede ser mucho peor que si siguiera su curso natural", dice Chauprade, reafirmando su convicción en contra de la injerencia exterior. Aunque, según él, con intervención extranjera o sin ella, lo que se viene a corto plazo en Siria se define en dos palabras: "El caos".
Posibles escenarios de una sucesión
Junta militar
Considerada una posibilidad remota, el golpe de Estado liderado por un militar del régimen es uno de los escenarios contemplados en la caída de Bashar al-Assad, que, al igual que su padre, hizo de los militares uno de los pilares en los que se asienta su poder.
Consejo Nacional Sirio
Es una organización compuesta por exiliados sirios que cuenta con el reconocimiento de Occidente como interlocutor válido. Sin embargo, este grupo tiene poco respaldo dentro de la oposición interna siria. Además, dentro de su estructura no surge un líder fuerte y reconocido.
Un líder militar rebelde
Podría ser el coronel Riad al-Asaad, que comanda las tropas rebeldes unificadas en el Ejército Libre de Siria, compuesto en su mayoría por soldados y oficiales desertores de las fuerzas armadas. Sin embargo, los expertos creen que su figura puede ser opacada por deserciones de oficiales de mayor rango.
El vicepresidente
Farouk al-Sharaa había sido propuesto por la oposición como eventual gestor de una transición tras la salida de Al-Assad. Pero su figura quedó debilitada ante el avance de las masacres y de la furia interna. Tiene una oportunidad -muy lejana- de liderar una transición si el partido Baath se mantiene en el poder..
http://www.lanacion.com.ar/1461608-aymeric-chauprade-no-va-a-haber-democracia-tras-la-caida-de-al-assad?utm_source=n_tip_nota1&utm_medium=titularP&utm_campaign=NLExt
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