martes, 24 de abril de 2012
Palabras del primer Ministro Netanyahu en la ceremonia del Día de la Recordacióna de los Soldados Caídos en Defensa de Israel
PALABRAS DEL PRIMER MINISTRO NETANYAHU EN LA CEREMONIA DEL DÍA DE RECORDACIÓN DE LOS SOLDADOS CAÍDOS EN DEFENSA DE ISRAEL.
YAD LEBANIM
Honorable Presidente de la Knesset, Sr. Reuven Rivlin,
Vicepresidente de la Corte Suprema de Justicia, Juez Eliezer Rivlin,
Gran Rabino de Israel, Rabbí Shlomo Amar,
Gran Rabino de Israel, Rabbí Yona Metzger,
Vicepresidente de la Knesset, Diputado Danny Danon,
Alcalde de Jerusalem, Sr. Nir Barkat,
Director General del Ministerio de Seguridad, Sr. Udi Shani,
Director General del Ministerio de Bienestar, Sr. Nahum Itzkowitz,
Generales del Ejército de Defensa de Israel,
Presidente de la organización Yad Labanim nacional, Eli Ben Shem,
Presidente de Yad Labanim en Jerusalem, Sr. Eli Dahan,
Presidente de la organización de viudas y huérfanos del Ejército de Defensa de Israel, Sra. Nava Shaham,
Presidente de la organización a favor de los soldados, Sr. Avigdor Kahalani
Voluntarios del Ministerio de Seguridad, Oficiales y soldados,
Ante todo, queridas familias de los caídos:
Es Estado de Israel baja arrea, hoy, su bandera a media asta en señal de identificación con los caídos y sus familias.
Al igual que ustedes, hermanos y hermanas, cada Día de Recordación, pienso en mi hermano caído.
Pienso en mis padres que perdieron a un hijo amado y en mi hermano Ido que perdió a su hermano mayor.
Al igual que muchos ciudadanos, recuerdo a mis compañeros de armas que ya no están y que cayeron a mi lado.
Recuerdo a Chaim Ben Yonah, miembro del Kibutz Yehiam, que cayó a mi lado en un combate de fuego al cruzar, a medianoche, el Canal de Suez.
Recuerdo, también, a mis maravillosos compañeros de armas, Zahar Linik y David Benhamu, que cayeron al momento de los preparativos para una operación militar, corto tiempo después de habernos alistado juntos. Los acompañé, heridos de muerte, camino al hospital, donde se confirmó su deceso. Zahar era bien parecido, de grandes virtudes, inquieto, un hombre ejemplar. David Benhamu murió en mis brazos durante el viaje desde la zona de entrenamientos hasta el hospital. Provenía de un barrio en Beer Sheva. Era un joven brillante, un atleta habilidoso, excelente alumno en la Secundaria Boyer de Jerusalem. Había en él, en David, una nobleza y delicadeza que atrapaban el corazón de todos los que lo conocieron. Cuando se dice que los mejores son aquellos que cayeron, se refieren a personas como Haim, Zahar y David. Cuando visité, decenas de años después, la casa de David en Beer Sheva, ingresé a su cuarto. Permanecía exactamente igual, tal como cuando David lo dejó la última vez.
Para nosotros, las familias de los caídos, el tiempo se detiene en el momento en que recibimos la amarga noticia; una terrible destrucción parte nuestras vidas en dos y lo que era antes no retorna jamás.
Este día la nación entera deja sus tareas y se coloca de pie, en silencio. Cuando, por la noche, se escuche la sirena, todos nos convertiremos en una sola familia: los ciudadanos de Israel unidos en la pena y unidos en el recuerdo, inclinaremos las cabezas con orgullo hacia aquellos que cayeron y sacrificaron sus vidas en defensa de nuestro pueblo.
Gracias a ellos tenemos la independencia y el derecho a vivir, con seguridad, en nuestra tierra.
Bendita sean sus memorias.
Fuente: Despacho del Primer Ministro
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