viernes, 27 de abril de 2012
Parasha de la Semana
Horario (Bs As) Encendido Velas de Shabat 27/Abr/12 18:00Hs. - Motzaei Shabat 28/Abr/12 18:53 Hs.
Perasha Metzorá
BS"D
METZORÁ
Este escrito en el Midrash: "Akabia ben Mahalelel dice: Ten en cuenta tres cosas, y no llegaras a pecar. Estas son: ¿De dónde vienes? De una gota insignificante. ¿A dónde vas? Al polvo de la tierra... ¿Y delante de Quien rendirás juicio en el futuro? Delante del Rey de los Reyes; Hashem'. Rabí Aba bar Cahana aconseja seguir lo que indica el Pasuk en Kohelet (Eclesiastés) Recuerda a Tu Creador en los días de tu juventud', y así también te alejaras de pecado. Pues el utiliza la similitud de la palabra hebrea Bor´eja` que significa Tu Creador, con la palabra 'Boreja’ que se traduce como 'tu pozo'. Como diciendo. Recuerda tu pozo (tu sepultura), y dejaras de pecar. También 'Bor'eja' puede leerse como Beereja, que alude a una gota insignificante, y como Borej, que puede traducirse como gusano". Tenemos entonces que el anterior Pasuk se puede relacionar con el postulado de Akabia ben Mahalalel.
También figuran en el Midrash las palabras que Rabí Ishmael bar Naimaní pronuncio en nombre de Rab Abdimí demin Haifa: "Un Cohen (Sacerdote hebreo de la época del Bet Hamikdash) que se cuida de la pureza, le advierte a un Cohen ignorante: “Debes saber que yo estoy puro y mi casa también. Te voy a guardar este pan. Si tú me lo regresas de la misma manera (puro) que yo te lo entregue, bien. Si no, lo rechazare'. Así le dijo HaShem a la persona: 'Yo Soy Puro y Mi Fuente de Origen es Pura. El alma que te entrego es Pura. Si tú me la entregas como Yo te la di, bien. Si no, la hago desaparecer'. Y todo esto está dicho si la persona mantiene su alma impura cuando ya es anciano, pero si aún es joven, HaShem le envía sufrimientos para que componga su accionar y purifique su alma. Y es por eso que Moshe, en la Perasha Metzorá advierte que todo aquel que padezca Tzara-at (una enfermedad que ataca la piel, parecida a la lepra), debe reportarlo al Cohen para que este le indique cuál es el paso a seguir".
Llama la atención este fragmento del Midrash, que marca una desigualdad entre la impurificación del alma de un anciano, y la de un joven. ¿Cual es la raíz de este trato diferente por parte de la Tora?
Lo que quiere HaShem enseñarnos, es que fuerzas tan grandes están guardadas en el alma de la persona. Todo lo anterior nos recuerda cuál, es la obligación del Iehudí en el mundo: Cuando se encuentra en los días de su juventud, momento en el que su sangre hierve con más intensidad en su interior, ese fervor no le permite detenerse y considerar sobre la misión de su alma y la razón por la cual le fue entregada por HaShem a la persona. Es ahí cuando el joven debe intensificar su labor espiritual más que nunca, y pensar "de dónde vienes y a dónde vas". Y por medio de esa meditación, lograra doblegar sus instintos. Pero si no lo hace, el "Tzara-at" castigara su cuerpo para despertarlo y entonces la reflexión llegara por sí sola.
Por eso Moshe advierte a su Pueblo: "Cada hombre y hombre que padezca en su carne..." La palabra "hombre" alude a "mientras aun es hombre' (en su plenitud; joven). "Que padezca en su carne...", o sea que por mediación de los castigos que recibe en su carne, conocerá a Hashem y se conducirá por los Caminos de la Tora. Pero el que ya es anciano, cuando no le quedan fuerzas, cuando no saborea la vida como antes, no necesita los padecimientos para que se dé cuenta de que su cuerpo no vale nada. Cualquiera que se dirija a él con reproches podrá llegar a su corazón, pues el anciano no se aferrará más a lo placeres de la vida que a la categoría y la obligación de su alma, dado que le faltará muy poco para que se presente "Frente a Su Señor". Y pensará que si no se arrepiente a tiempo de su actitud, dentro de poco HaShem rechazara el alma cuando se la regrese impura, y ya no habrá tiempo de componer la situación
Todos nosotros; tanto ancianos como jóvenes, hemos de despertarnos retomar al Sendero del Eterno, y disponernos a purificar nuestra alma para cuando se la tengamos que regresar a HaShem. Las necesidades del alma deben prevalecer a los requerimientos del cuerpo, y solo por mediación de ello, el día de mañana nuestras ropas lucirán "blancas y limpias"
(Tá – am Vadá – Metzorá)
HUMILDAD Y SENCILLEZ
EN LAS ALTURAS
Rabiltzjak Tayeb llegó a ocupar la Cabeza del Rabinato de la Comunidad Judía de Túnez. No obstante, antes de ser nombrado a tan alto cargo, es sabido que jamás busco los honores y siempre le escapó a la soberbia y la presunción Se encontraba permanentemente imbuido en el estudio de la Torá, en un rincón de su casa, y nadie sabía de su existencia.
Una vez, en el Bet Hakeneset (la Sinagoga), se quedó leyendo un libro
después de la Tefilá (el Rezo). Un hombre de aguda visión se quedó observándolo, e intuyó que dentro de ese joven se encerraba una persona de grandes cualidades. Se acerco a él y comenzó a preguntarle sobre su situación. Rabi Itzjak le contó que era un huérfano que se ocupada de estudiar Tora todo el día y le dio a entender que su situación económica era muy precaria. El hombre se apiado del muchacho, y enseguida tomó la decisión de llevárselo a su casa para que viva con él. Allí lo mantuvo; le proveyó de todas sus necesidades, y lo atendió, con la condición de que se dedique constantemente al estudio y la investigación de la Tora. También a partir de ahí, Rabi ltzjak estuvo oculto a los ojos y el conocimiento de la gente. Días y noches, durante muchos años permaneció en el altillo de casa de aquel hombre, con la sola compañía de los Libros de Tora.
Y así fue cuando llegó el momento en que la luz de Rabí Itzjak Tayeb comenzó a brillar para todo el mundo: En una víspera de Pesaj, degollaron becerro para preparar la comida de la Fiesta que se avecinaba. Antes de faenarlo, lo revisaron y descubrieron que en la cabeza del becerro había agua. La esposa del dueño de casa no tenía a quien preguntarle sobre si el animal era kasher para ser consumido. Se dirigió al joven estudiante y este, después consultar con sus libros, determine) que se podía permitir cocinarlo y comerlo si problemas.
En el transcurso de la Fiesta de Pesaj, el dueño de la casa fue a visitar al Rab de la ciudad, y entre tema y tema, le relate) lo sucedido con el becerro el joven. El Rab se mostró molesto por el hecho de que no se le haya consultado, de un principio a él, y mandó llamar inmediatamente al joven estudiante que atrevió a dictaminar una Ley Judía por su cuenta.
-fuiste el que determine) que el animal estaba permitido comerse? le pregunto el Rab
- Así es, Rab.
- ¿Y en que te basaste, si se puede saber?
Sin vacilar, el joven sacó un grueso cuaderno que atesoraba en sus ropas y comenzó a explicarle detalladamente los motivos que lo llevaron a tomar dicha determinación. Sus palabras recorrían libros enteros de Halajá (Ley Judía) con precisión y sabiduría. El Rab se quedó extasiado ante tanta erudición. Terminó de escucharlo; lo tomó en sus brazos; lo besó en su frente, y le dijo emocionado:
-Desde ahora, no te llamarás simplemente Itzjak Tayeb, sino: El Gaón (Eminente) Rabi Itzjak Tayeb!
Y desde ese día en adelante, se constituyo en miembro del Bet Din (Tribunal Supremo de Justicia Hebrea)
No pasó mucho tiempo más, hasta que fue nombrado Rabino Jefe de toda la Comunidad Judía de Túnez. Sin embargo, nunca acepto vestir la Túnica de Honor, que lucían todos los Rabinos de Túnez. Solo después de muchas insistencias y presiones, tuvo que acceder a ponérsela, alegando que lo hacía 'por respeto al público, y no a él mismo".
La gente de la ciudad le pidió al nuevo Rabino que ocupara la residencia que se le asignaba a todos los que ostentaban dicho cargo, pero Rabí Itzjak Tayeb se rehusó tajantemente. Le solicitaron entonces que, al menos, permitiéndose que remodelaran la casa donde vivía, y también ahí se negó, argumentando que no era necesario y que él no necesitaba lujos. Un día, aprovechando que el Rab estuvo todo el día en el Bet Din Ocupado de sus asuntos llevaron trabajadores a su casa y cambiaron los muebles viejos por otros nuevos y compusieron y decoraron toda la casa, Por la noche, el Rab llegó a su casa y sin decir palabra, se introdujo en ella. La Rabanit (esposa del Rab) esperó algún comentario acerca de los cambios producidos en la casa, pero no apareció después de un rato de haberse perdido de vista. Busco a su marido, y lo encontró en su rincón de siempre, sumergido en los libros y estudiando Tora...:`
(Moreshet Abo - Metzorá)
(“HAMAOR”; Tomo 2; Kolel MAOR ABRAHAM-KÉTER TORÁ; Ediciones HAMAOR-MÉXICO).-