domingo, 29 de abril de 2012
El balotaje en Francia y el voto islámico contra Sarkozy
El balotaje en Francia y el voto islámico contra Sarkozy
La prohibición en Francia impuesta por el presidente Nicolas Zarkozy a los denigrantes velos islámicos burka y niqab en los espacios públicos, una presunta retórica antiislámica y frenos (tardíos) a la inmigración de ese origen indiscriminada, ha impulsado a la comunidad musulmana del país galo -la mayor de Europa- a movilizar a sus integrantes, para votar en el balotaje del 6 de mayo próximo en contra de la reelección del líder conservador y favorecer al candidato socialista François Hollande, ganador por una exigua ventaja de 1,5 puntos en la primera vuelta celebrada el domingo 22 de abril.
La derrota provisoria de Sarkozy, que constituye la primera vez en la historia de la V República en la que un presidente se presenta como candidato a la reelección y pierde en la primera ronda electoral, erigió como principal árbitro de la futura contienda a la candidata ultraderechista del Frente Nacional Marine Le Pen, quien consiguió el tercer puesto en los sufragios al cosechar el 17.9 % de los votos emitidos (record histórico para un partido de esa extracción) y superar con holgura a Jean-Luc Mélenchon del ultraizquierdista Frente de Izquierda, apoyado por el Partido Comunista Francés, quien obtuvo el 11.11%.
El resultado final de las elecciones en Francia para eligir su próximo presidente, sin duda, gravitará en Europa. La tesitura de Sarkozy de abogar por un país más fuerte, con disciplina fiscal, mayores ajustes y austeridad, propulsar la creación de empleo y restricciones a la inmigración, plus la defensa del euro, se enfrenta con la postura de Hollande, partidario de reformular la alianza entre Sarkozy y Merkel -burlonamente apodada por la prensa francesa Merkozy- y su posición proclive al crecimiento, asignando para ello mayor protagonismo a una agencia de inversión europea.
Antes de los comicios del 22 de abril, Sarkozy intentó vanamente granjearse el apoyo de los ciudadanos franceses de origen africano musulmán. En una visita que había hecho a Villepine, periferia ubicada al norte de París, saludó a jóvenes que lucían polos blancos con la leyenda “Jóvenes con Sarkozy”. En ese mitin de campaña dijo que uno de sus mayores deseos era que los jóvenes franceses negros, la mayoría musulmanes, ocupen un espacio político. Tampoco ayudó al actual mandatario el enfático apoyo que diera al Consejo de los Musulmanes en Francia creado en 2003, cuando Sarkozy era Ministro de Interior. Desde hace varios años la fisonomía de muchas ciudades francesas al igual que otras europeas, se han transformado y cuesta diferenciarlas de cualquier localidad islámica. Se puede observar en barrios de París centenares de devotos musulmanes rezando en las aceras y bloqueando las calles con barreras, impidiendo a los habitantes de esos distritos entrar o salir de sus casas. Si bien los rezos o cualquier adoración pública en la vía pública están prohibidos en Francia, la policía por órdenes superiores no puede intervenir para impedir el avasallamiento de sus costumbres y cultura. Razones como éstas, son las que explican el exponencial crecimiento de la ultraderecha francesa. Marine Le Pen, capitaliza el malestar de muchos ciudadanos ante delitos como esos o los cometidos por parte de inmigrantes islámicos en alianza con la extrema izquierda en los suburbios de París en 2005, donde luego de hacer numerosas barricadas, turbas enardecidas quemaron cientos de vehículos y comercios. Luego del asesinato en la escuela judía Otzar Hatorah de Toulouse, (en el suroeste de Francia) del rabino Jonathan Sandler, de 30 años, sus dos hijos, Gabriel y Arieh, de 3 y 6 años, y a la pequeña Myriam Monsonego, de 7 años, por parte del terrorista Mohamed Merah, un nativo francés de 23 años de origen argelino, Marine Le Pen, habló sobre el “fascismo verde” (aludiendo a los colores del Islam) y se preguntó: “ ¿Cuántos Mohamed Merah, llegan en barcos y aviones cada día, llenado Francia de inmigrantes?”.
Los antecedentes cercanos en Francia señalan que en abril de 2007, las encuestas evidenciaron que los musulmanes franceses votaron mayoritariamente por la que fuera candidata presidencial socialista Ségolène Royal, ex pareja de François Hollande y madre de sus cuatro hijos, aportando el 64% de los votos, mientras que Sarkozy recibió sólo el 1 por ciento en la primera ronda y un 5 por ciento en la segunda, donde resultó ganador.
Cuando se conocieron los primeros sondeos oficiales, el candidato del Frente de Izquierda, Jean-Luc Mélenchon, quien terminó cuarto, afirmó que su partido tenía “la llave del resultado final” y llamó a sus electores a votar contra el conservador Nicolas Sarkozy el próximo 6 de mayo.
Por las razones que siempre engañosamente invocan, de islamofobia y el rechazo a los demás, todo indica que los musulmanes franceses volverán a votar masivamente al socialista Hollande.
Sin embargo, inesperadamente, la que más que puede inclinar la balanza es Marine Le Pen, a quienes ambos candidatos -sin escrúpulos ni pudor- tratan seducir, para contar con sus votantes.
Rubén Kaplan
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