Deja de desplazarte hacia abajo y lee este testimonio del ex rehén Sapir Cohen:
La humedad provocó moho y el olor era tan terrible que era imposible conciliar el sueño… La gente desarrolló enfermedades de la piel y empezaron a aparecer heridas en sus cuerpos. Se rascaban porque había piojos y pulgas y no podías ducharte…
La comida principal que recibías era pan de pita. Cuando no había pitas, no comíamos nada. Como cada túnel con rehenes está ubicado junto a una casa, uno de los terroristas subía por la escalera, tomaba comida y la bajaba… También había un grifo con agua salada, y tampoco siempre funcionaba; así que, si los terroristas no nos proporcionaban agua, no bebíamos. Tratábamos de guardar comida, pero la pita se secaba y se enmohecía al cabo de un día.
Había días en los que no había luz, ni electricidad, ni gas, ni agua, ni comida”.
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