martes, 24 de diciembre de 2024

DE CREATORS

 LA DOCTRINA OBAMA ESTA MUERTA


Por David Hansanyi
traducida por Marcela Lubczanski

La Doctrina Obama está muerta como Yahya Sinwar. Y el mundo está mucho mejor en ambos casos.
Aunque la masacre del 7 de octubre del 2023, fue uno de los hechos más traumáticos en la historia judía moderna, es obvio ahora que fue una metida de pata masiva, tal vez existencial, por parte del estado islámico tanto como una derrota asombrosa para sus aliados tanto en el Medio Oriente como en Washington.
El 7 de octubre transformó el Medio Oriente en formas que parecían imposibles hace apenas algunos años. Hamas, tal vez la amenaza más inmediata tanto para las vidas judías como árabes en la región, está en gran medida erradicado. Hezbola, la milicia teocrática que ha mantenido a Líbano en un estado de agitación y guerra durante décadas, está tambaleando.
De hecho, fue el éxito de Israel contra el último el que ayudó a enviar a Bashar Assad, un dictador genocida del mundo real, al exilio ruso. Más que nada, los acontecimientos han dejado impotente a Irán, el que pasó décadas construyendo sus satélites a lo largo del Medio Oriente.
No es sorpresa que en su camino de salida, los compinches de Barack Obama en la administración Biden aprobaran otros u$s10,000 millones en alivio de las sanciones para los mulahs renunciando a las transferencias de pago restringidas del gobierno iraquí.
Estas son las mismas personas que habían intentado impulsar a Hamas y apuntalaron a sus benefactores en Irán con aviones cargados de tesoros. Y las mismas personas hicieron todo lo posible por atar de manos a Israel en su guerra contra Hamas y Hezbola.
La Casa Blanca no sólo había amenazado con retener la ayuda si el ejército israelí entraba en Rafah para eliminar a los batallones de Hamas agachados detrás de mujeres y niños, pero cuando Israel efectuó su ingeniosa operación de los buscapersonas, hiriendo y eliminando a cientos de agentes de Hezbola, nuestro extrañamente equivocado secretario de estado, Antony Blinken, advirtió que "todas las partes" deberían "evitar escalar el conflicto," tratando como iguales a nuestros aliados cercanos y a los islamistas, en este caso un grupo que una vez asesinó a 220 marines en Beirut.
Afortunadamente, Israel ignoró a Joe Biden y eliminó a Hassan Nasrallah, quien estuvo involucrado en esos asesinatos, y diezmó mucha de la capacidad de Hezbola de librar la guerra. El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, mucho más reacio al riesgo y mucho menos intransigente de lo que sostienen sus críticos, se vio obligado por la voluntad popular arreglar todos los asuntos familiares después del 7 de octubre. El sentido común ha sido que Israel, una nación pequeña, está obligada a terminar las guerras rápidamente o corre el riesgo de un colapso económico. Eso fue seguramente así en las guerras convencionales del pasado. El estado judío probó que podía involucrarse en un conflicto prolongado, logrando una victoria decisiva tras la otra.
El sentido común también decía que Israel no podría atacar efectivamente profundo dentro de Irán. Sin embargo, después que el régimen islámico lanzó 500 misiles balísticos y drones en su dirección, Israel coló 100 aviones de combate dentro del territorio iraní y se involucró calmadamente en ataques de precisión — una advertencia que podría causar mucha más devastación si le diera la gana. Y tal vez lo hará en el futuro.
El 8 de octubre, los israelíes despertaron ante una masacre espantosa y tal vez la falla de seguridad más devastadora en la historia de su país -- detrás sólo de la Guerra de Iom Kipur. Este mes, ellos despertaron ante la noticia que Israel estaba aniquilando a la Fuerza Aérea Siria, sus armamentos y tal vez los almacenes de armas químicas, garantizando que ningún armamento avanzado caiga en las manos de yihadistas.
Poder y fuerza, en lugar de capitulación y apaciguamiento, funcionan en el Medio Oriente. Y el mundo es un lugar mejor hoy debido a las victorias de Israel.
No es descabellado creer que los iraníes podrían ahora estar más abiertos a llegar a un acuerdo genuino con el Presidente Electo Donald Trump, en lugar de correr el riesgo de implosión. Lo que sería mejor para el mundo, por supuesto, es si Estados Unidos ejerciera su presión económica y precipitara la caída de los mulahs en Irán, un país que no tiene ninguna razón geopolítica real para estar en guerra con Israel o el Occidente.
Aunque hay una posibilidad para la paz en la región, no deberíamos ser optimistas.
El gobierno turco quisiera establecer su propio estado satélite en Siria, aunque los árabes tienden a detestar a los turcos. Y los turcos, por supuesto, detestan a los kurdos, que están siendo limpiados étnicamente mientras hablamos. (Ninguna protesta en los campus universitarios por un estado kurdo, lamentablemente). Y por supuesto, los cristianos y alauitas están ahora en peligro por los islamistas.
O, en otras palabras, el Medio Oriente todavía es el Medio Oriente.
Sea lo que sea que pase, sin embargo, el Medio Oriente ha sido transformado para siempre por el 7 de octubre.

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