lunes, 23 de diciembre de 2024

De The Free Press

 EL NAZI DE DAMASCO

Alois Brunner, uno de los principales asistentes de Eichmann, vivió abiertamente en Siria durante años y fue un asesor cercano de los Assad.
Por Jay Solomon
Diciembre 19, 2024
traducida por Marcela Lubczanski
En mi primer viaje a Damasco en el 2009, durante un café matutino con un diplomático local, me fue contado uno de los secretos más oscuros de la Siria de Bashar al-Assad. No lejos de la cafetería, en el barrio de clase alta de Kafr Sousa, vivía el criminal de guerra nazi más buscado en el mundo en la época—un ex alto ayudante de Adolf Eichmann. Su nombre era Alois Brunner.
Hoy, cuando los sirios y organizaciones de derechos humanos examinan cuidadosamente las prisiones y cámaras de tortura de Assad, las atrocidades de su régimen están siendo comparadas con la depravación de los crímenes de guerra nazis. Pero estos paralelos no son coincidencia, me dijeron tres investigadores externos esta semana. Ellos dicen que Brunner tuvo un rol directo en desarrollar el estado policíaco del régimen de los Assad durante sus primeros años, asesorando en vigilancia, interrogatorios, y métodos de tortura, incluidas herramientas como la "silla alemana," una rejilla de estiramiento usada para torturar la columna de la víctima.
“Brunner fue la mano derecha de Eichmann, y no obtuvo justicia. . . . El vivió una vida muy, muy, muy, muy, demasiado larga," dijo Mouaz Moustafa, director ejecutivo de Syrian Emergency Task Force, un grupo localizado en EE.UU. que está investigando los crímenes de Assad, a The Free Press. “Brunner estuvo asesorando a Hafez al-Assad [padre de Bashar], el arquitecto del sistema que su hijo usó para matar a un millón de personas."
Brunner, nacido en el Imperio Austro-Húngaro en 1912, ayudó a Eichmann a enviar a más de 100,000 judíos europeos a los campos de la muerte nazis durante la Segunda Guerra Mundial desde Austria, Francia, Eslovaquia, y Grecia. El ex comandante de las SS escapó de Alemania en la década de 1950, primero a Egipto, creen los historiadores, y luego a Siria, desde donde ayudó a los estados árabes a librar sus guerras contra Israel.
El finalmente se convirtió en un asesor de las fuerzas de seguridad de Hafez al-Assad, quien tomó el poder en Damasco en 1971 luego de un golpe militar cinco años antes. Los Assad protegieron a Brunner de la acción judicial durante décadas, a pesar de los esfuerzos de Francia, Israel y los cazadores de nazis en el Centro Simon Wiesenthal por capturarlo. Brunner según se informa perdió un ojo y dedos como resultado de cartas bomba enviadas por el servicio de espionaje Mossad de Israel.
Moustafa y otros investigadores externos que han entrado a las prisiones sirias en las últimas semanas dicen que la forma sistemática en que los Assad torturaron y encarcelaron a sus enemigos políticos—y luego la documentaron—es reminiscente de los campos de la muerte nazis. Se han encontrado calabozos profundos en la prisión más célebre de Damasco, Sednaya, junto con centros de interrogatorio equipados con taladros, mazos, ácido y otras herramientas de tortura. Lo más perturbador para los que ingresaron a la prisión fue una máquina de compresión industrial que los investigadores temen puede haber sido utilizada para achatar los cuerpos antes de su disposición en tumbas masivas.
The Nazi of Damascus
MIembrOs DE LA BRIGADA CASCOS BLANCOS DE SIRIA RECOGEN RESTOS HUMANOS EN UNA TUMBA MASIVA DESCUBIERTA EN DAMASCO EL 16 DE DICIEMBRE DEL 2024, DE ACUERDO CON EL OBSERVATORIO SIRIO PARA DERECHOS HUMANOS, MAS DE 100,000 PERSONAS MURIERON EN LAS CARCELES Y CENTROS DE DETENCION DE SIRIA DESDE EL 2011 EN ADELANTE. (Aris Messinis via Getty Images)
Los Assad y su Partido Ba'ath gobernante se inspiraron en otros regímenes autoritarios con los años. Principal entre estos estuvo la Unión Soviética—y su servicio de inteligencia KGB y ejército—quien se convirtió en el aliado más cercano de Siria durante la Guerra Fría. La alianza de Bashar al-Assad con el Kremlin sólo se profundizó después que los rebeldes tomaron las armas contra su gobierno empezando en el 2011. Vladimir Putin envió a la fuerza aérea rusa a bombardear hospitales y otras instalaciones civiles y apoyaron los ataques sirios con armas químicas contra los opositores políticos. La unidad militar de élite de Irán, el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, y su fuerza satélite libanesa, Hezbola, también entró en Siria durante la década pasada para apoyar a Assad.
“[Brunner] ciertamente asesoraba. . .  y los soviéticos tuvieron mucho que ver con eso también,” me dijo esta semana Stephen Rapp, quien se desempeñó como embajador estadounidense en general para crímenes de guerra del 2009 al 2015. El está en Siria investigando el sistema carcelario de Assad. “Ciertamente esto [alimentó] la idea de terrorismo estatal, y luego toda esta maquinaria donde estas agencias de seguridad e inteligencia, como sabes, trabajan alrededor del reloj para hacer que todos teman incluso hacer una broma.”
Moustafa y Rapp están trabajando con organizaciones no gubernamentales y autoridades transicionales sirias para documentar los crímenes del régimen en la esperanza que Assad y otros finalmente sean juzgados en un sistema judicial sirio revitalizado. Luego de la caída de los nazis en 1945, muchos de sus líderes fueron acusados—y algunos ejecutados—en juicios preparados por los países aliados en Nuremberg, Alemania. Pero esos procesos fueron independientes del sistema judicial alemán.
Moustafa ha trabajado estrechamente en los últimos años con el United States Holocaust Memorial Museum en Washington, D.C., para documentar los crímenes de Assad. Esto incluyó preparar una exhibición de miles de fotos sacadas en secreto de las cámaras de la prisión de Siria por un ex oficial del ejército, de apodo Caesar, que desertó al Occidente. “El museo reconoció en nuestros expedientes lo que estaba sucediendo en Siria, los paralelos claros del mal puro contra los civiles,” perpetrados tanto por los nazis como por Assad, me dijo Moustafa.
Historias de la vida de Brunner en Siria aparecieron en artículos noticiosos en las décadas recientes desde Damasco. Era conocido por un alias, “Dr. Georg Fischer,” y fue visto haciendo caminatas en un parque cerca de su departamento en la Rue Haddad, una prominente calle de Damasco, acompañado por guardias de seguridad de Assad. Periodistas europeos también informaron ver a Brunner en el Hotel Le Méridien, de Damasco, un favorito de los empresarios visitantes y diplomáticos. (Yo estuve allí durante mi viaje del 2009 pero no recuerdo ver a un invitado europeo anciano.)
The Nazi of Damascus
Jay Solomon, derecha, y Bill Spindle, centro, periodistas de The Wall Street Journal en la epoca, entrevistan a Bashar al-Assad el 31 de enero del 2011, en el palacio presidencial en Damasco. (Cortesia de Jay Solomon)
En la década de 1980, tanto la revista Bunte de Alemania como el Chicago Sun-Times publicaron entrevistas cortas con Brunner en las cuales él no pareció arrepentido por su pasado nazi. “Todos ellos [los judíos] merecían morir porque eran los agentes del diablo y basura humana," dijo Brunner al Sun-Times. "No tengo arrepentimientos y lo haría nuevamente."
Hay incertidumbre acerca de exactamente cuando murió Brunner. Algunos informes lo ponen tan temprano como en el 2001, pero la mayoría cita el 2011, lo que significa que él estaba vivo durante mi primera visita a Damasco. El Centro Simon Wiesenthal notó dos años más tarde que “hasta que sea obtenida evidencia concluyente de su desaparición,” continuaría la búsqueda de Brunner. Algunos informes dijeron que él tuvo un altercado con la familia Assad y fue encarcelado en sus últimos años.
Bashar al-Assad a veces hablaba en el idioma de los nazis. Yo lo entrevisté a principios del año 2011, justo cuando las revueltas de la Primavera Arabe estaban empezando a barrer el Medio Oriente. El parecía confiado y se describió como un joven reformista a punto de cabalgar la ola política de cambio. El se alegró de los levantamientos que estaban desestabilizando a algunos de los rivales regionales más acérrimos de Siria, incluidos Hosni Mubarak de Egipto y el ex primer ministro Saad Hariri de Líbano.
Pero, la forma en que Assad describió a los revolucionarios fue inquietante, y yo escuché ecos de la forma en que Brunner y los nazis veían a los judíos. Assad no describió a los rebeldes y manifestantes como humanos, sino como una enfermedad.
“Si tienes agua estancada, tendrás polución y microbios,” dijo Assad a un colega y a mí cuando nos sentamos en la sala de recepción de su palacio presidencial que oteaba Damasco. “Entonces, lo que ustedes han estado viendo en esta región es una especie de enfermedad. Así es como lo vemos.”

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