DEL WSJ

 PONGAN FIN A LA AMENAZA DE LOS HUTIES AL COMERCIO MUNDIAL

La administración Trump estará bien posicionada para detener los ataques del satélite de Irán contra el transporte marítimo internacional.

traducido por Marcela Lubczanski

Por Eugene Kontorovich

Diciembre 22, 2024

La milicia hutí de Yemen respaldada por Irán la semana pasada disparó dos misiles balísticos a Israel. Uno impactó en una escuela vacía; el otro hirió a más de una docena de personas en Tel Aviv. Pero los hutíes no han estado enfocados en Israel: Anteriormente este mes, lanzaron un ataque con drones contra tres buques comerciales en el Golfo de Adén, al sur de Yemen. Los hutíes presentan una amenaza más grande para la navegación internacional que para el estado judío—un problema que la administración Biden ha permitido que se encone.

El grupo ha aumentado los precios de los bienes al interrumpir el comercio internacional. El costo para enviar un contenedor de China a la Costa Oeste se ha más que duplicado durante el último año, en parte debido a los ataques de los hutíes.

Con el eje de la resistencia de Irán tambaleando por las derrotas en Gaza, Líbano y Siria, la administración Trump estará bien posicionada para lidiar enérgicamente con los hutíes—poniendo presión sobre Teherán, restaurando la credibilidad estadounidense, y bajando los precios de los bienes importados.

Los ataques de los hutíes contra la navegación comenzaron el 19 de noviembre del 2023, cuando secuestraron un buque británico. Los 25 miembros de la tripulación todavía son rehenes.

Desde entonces, los hutíes han lanzado cientos de ataques en y alrededor de los estrechos fuera de Yemen. Ellos han interrumpido en gran parte la navegación en el Mar Rojo, una vía marítima a través de la cual pasa el 15% de la navegación del mundo. Ellos han hundido al menos dos buques y mataron a cuatro miembros de la tripulación mientras hirieron a otros.

Los hutíes afirman que sus ataques son parte de la guerra del 7 de octubre contra Israel. La mayoría de los barcos que han atacado no tienen ningún vínculo directo con Israel. Es más probable que su objetivo sea afirmar el control iraní sobre el comercio mundial.

Los efectos económicos han sido significativos. La navegación en el Mar Rojo ha caído en más del 50% durante el año pasado. Las grandes empresas navieras, incluida Maersk, han optado por navegar alrededor de Africa en lugar de correr el riesgo de los disparos hutíes. Los costos de los seguros contra riesgo de guerra se han más que duplicado. Todo esto se traduce en costos más elevados para los consumidores estadounidenses. JPMorgan predijo que los ataques podrían "sumar 0.7 puntos porcentuales a la inflación global de bienes básicos."

El mundo enfrentó un problema similar durante el aumento en los ataques de piratas somalíes contra buques en el Golfo de Adén empezando en el año 2007. La comunidad internacional se concentró con una respuesta unificada. Muchos países enviaron buques navales en patrullas contra la piratería. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó una resolución autorizando el uso de la fuerza no sólo en altamar sino dentro de aguas territoriales de Somalía. Estados Unidos, Francia y otras naciones lanzaron operativos comando contra guaridas de piratas en tierra. Los países capturaron y juzgaron a piratas somalíes, encarcelando a cientos. La respuesta fue ampliamente celebrada como una victoria del derecho internacional y la cooperación global.

La amenaza hutí para el comercio global es más grande pero se ha encontrado con una respuesta más débil. Mientras los piratas somalíes estaban armados con rifles y granadas propulsadas por cohetes, los hutíes tienen misiles y drones. Los piratas somalíes generalmente buscaban secuestrar un buque a cambio de un rescate por su tripulación; los hutíes buscan dañar o hundir el buque.

Estados Unidos ha tratado de organizar una flotilla internacional para disuadir los ataques hutíes—pero aparte de EE.UU., sólo Reino Unido, Sri Lanka, Grecia, Dinamarca y Países Bajos contribuyeron con buques. La Unión Europea reunió una fuerza en el Mar Rojo pero con un mandato defensivo estrecho y sólo cuatro naves.

Es probable que los países presionaron más duro contra los piratas somalíes precisamente porque eran un problema más chico y más fácil. Los piratas no eran respaldados por ninguna fuerza estatal y no eran parte de una lucha ideológica más amplia. Los hutíes, por el contrario, son una extensión de Irán. Los estados que se enfrenten a los hutíes correrían el riesgo de represalias iraníes.

Como el importador más grande del mundo, sólo Estados Unidos tiene suficiente interés y capacidad para disuadir las amenazas a la navegación. Pero aparte de algunos ataques aéreos limitados, que no parecen haber alterado el comportamiento hutí—incluido uno durante el fin de semana—la administración Biden ha hecho poco.

Poner fin a los ataques de los hutíes debería unir a los funcionarios de Estados Unidos a lo largo de los bandos de la política exterior. Las acciones de los hutíes cuestan a los consumidores estadounidenses, y EE.UU. no puede permitirse tener su comercio sometido a ataques por parte de un grupo que canta “Muerte a Estados Unidos.” Estados Unidos ha enfrentado a los matones en el mar antes: El Presidente Thomas Jefferson en 1801 envió a la Armada de EE.UU. a combatir a los Piratas Bárbaros, un grupo de atacantes navales norafricanos.

La administración Trump debería empezar volviendo a designar a los hutíes como un grupo terrorista. Estados Unidos debería buscar una expansión significativa de los ataques contra objetivos hutíes. En esto, Estados Unidos no necesita colocar más de sus soldados en peligro. Puede confiar en su aliado Israel, el cual este mes ejecutó ataques aéreos extensivos contra puertos hutíes. Israel podría hacer más con municiones suficientes. Pero sólo EE.UU. puede proporcionar los buques navales, y la presión sobre Irán, necesarios para quitar la amenaza hutí.

El Sr. Kontorovich es un profesor en la Escuela de Derecho Scalia de la Universidad George Mason y un académico en el Kohelet Policy Forum, una think tank de Jerusalén.