De Newsweek
Por Matt Brooks
TRADUCIDO POR Marcela Lubczanski
Pensábamos que la desastrosa retirada por parte del Presidente Joe Biden de las tropas estadounidenses de Afganistán era la peor debacle de política exterior que veríamos en esta presidencia. Estábamos errados. La decisión del Presidente Biden de retener recursos militares vitales de nuestro aliado Israel en el medio de una guerra defensiva contra el satélite bárbaro de Irán, Hamas, se lleva el premio.
Israel ha tenido dos objetivos para todas sus acciones desde que Hamas pululó a través de la frontera y masacró a 1,200 israelíes el 7 de octubre: Terminar la amenaza existencial de Hamas y traer a los rehenes a casa. La abrumadora mayoría de los estadounidenses apoyan a Israel en esta guerra y apoyan que Israel entre en Rafah para terminar la tarea. Rafah es el último bastión donde se están ocultando los líderes de Hamas profundo bajo tierra en túneles, rodeados de rehenes—tal vez incluyendo a los estadounidenses todavía siendo mantenidos cautivos.
Si Israel no termina a Hamas en Rafah, la organización terrorista vivirá para luchar nuevamente—pronto—financiada como siempre por Irán. Hamas podrá reconstruirse y cumplir su promesa descarada de repetir la masacre del 7 de octubre nuevamente, y nuevamente, y nuevamente. Mientras tanto, los rehenes—hombres, mujeres y niños que han sido torturados en esos túneles durante más de seis meses ahora—nunca verán nuevamente el sol o las caras de sus familias.
El Secretario de Defensa del Presidente Obama, Bob Gates, dijo famosamente que Joe Biden ha estado equivocado en toda gran decisión de política exterior durante más de 40 años. La postura actual de Biden prueba el argumento de Gates, ya que es errada en tantas formas, tanto prácticas como morales. Biden afirma estar preocupado por la seguridad de los civiles palestinos en Rafah, pero está impidiendo que Israel acceda a la tecnología de focalización que hace más fácil eliminar a los combatientes de Hamas sin dañar a los civiles.
Los informes indican que Biden está reteniendo un envío anteriormente retrasado de 3,500 bombas, incluidas bombas guiadas, que ya estaban cargadas en aviones de la Fuerza Aérea para ir a Israel y ahora han sido descargadas.
La "pausa" de Biden sobre estos envíos de armas a Israel afecta la preparación operativa de Israel, prolonga el conflicto, y señala debilidad a los enemigos de Estados Unidos e Israel. También envía una señal peligrosa de desunión. La Casa Blanca ocultó estas decisiones al Congreso, el cual autorizó la ayuda militar y quiere abrumadoramente ver a Israel ganar esta guerra.
Finalmente, después de meses de presionar en privado a Israel y amenazar con retener recursos militares, Biden ha sacado todo en público, sacando la presión diplomática y militar de Hamas y poniendo en peligro cualquier esperanza de negociar un retorno de los rehenes.
¿Qué posible cálculo podría mover a un presidente estadounidense a elegir a los terroristas de Hamas y a sus amos iraníes por sobre nuestro aliado clave y socio de seguridad vital, Israel? Claramente, tiene que ver con política de año electoral. Los demócratas están aterrorizados de las pobres encuestas en lo alto de su boleta. La decisión de Biden de atar las manos de Israel en este momento crucial, para ganar votos del creciente contingente de antisemitas y fanáticos anti-Israel en su partido, es la acción más despreciable y peligrosa de su presidencia.
¿Adónde están los demócratas judíos en esto?" Algunos que han tratado de ser una voz de razón en ese lado del pasillo han protestado débilmente por esta última traición. Aquellos más lejos a la izquierda han elogiado generosamente a Biden por sus palabras placenteras y han estado callados sobre sus acciones crueles. Los peores del lote están gritando jubilosamente que él está de su lado mientras ellos preparan protestas violentas contra Israel y amenazan a los judíos. Ninguno de ellos está responsabilizando a Biden por el rumbo atroz que ha elegido.
Hay una alternativa a la debilidad, la conversación de dos caras, y el doblegamiento ante Irán que estamos viendo hoy de la Casa Blanca. El Presidente Donald Trump tiene un historial diferente en lo que respecta a Israel. Sus políticas fortalecieron nuestra alianza con Israel y fortalecieron a Israel—nuestro verdadero amigo y socio—en formas significativas. El respaldó a Israel, en discurso y en acción. El guió a Israel y a los estados árabes y musulmanes hacia los históricos Acuerdos de Abraham y los ayudó a comenzar a actuar bajo la promesa de la paz y prosperidad en la región que esos acuerdos hacen posible.
No necesitamos otros cuatro años de Joe Biden; ni Estados Unidos ni Israel pueden permitirse otros cuatro años de sus terribles elecciones. Es hora de traer a Donald Trump de regreso a la Casa Blanca.
Matt Brooks es el CEO de la Coalición Judía Republicana.
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