viernes, 22 de febrero de 2013

HISTORIA REAL

HISTORIA REAL, IMPRESIONANTE Un muchacho religioso iba caminando por la calle en Israel, y le llamó la atención un muchacho jóven, enfermo de leucemia que buscaba con urgencia donantes de médula ósea. Impresionado, fue a hacerse la prueba para saber si podía ser donante. Pasados unos días recibió la noticia de que la compatibilidad era positiva. Fue a hablar con el médico que tenía que hacer el trasplante y le dijo que quería conocer a la persona que recibiría la donación. Se encontró con un muchacho láico y simpatizaron en seguida. Charlaron largas horas sobre la enfermedad, sobre religión y por supuesto sobre la vida de cada uno. Se sintieron identificados como si se hubieran conocido de toda la vida. Al volver el muchacho religioso a su casa, le contó a su padre sobre el interesante encuentro que había tenido. El padre escuchó con atención todo el relato y al final le preguntó quien era el muchacho y quién la familia. En el momento que escuchó el nombre del muchacho y el apellido de su padre, dió un grito tremendo... "QUIEN??"... "ÉL??"... te prohíbo que le dones nada. Sólo sobre mi cadáver!!! El hijo se asustó al ver la reacción de su padre y le dijo: "pero papá es una cuestión de conciencia!!!" El padre muy enojado le prohibió volver a tocar el tema. El hijo no entendía qué le pasaba a su padre, y fué a ver a su rabino a pedirle concejo. El rabino fué con urgencia a ver al padre para apelar a su corazón y a preguntarle la razón de su actitud. El padre furioso le dijo al honorable rabino que respetaba su presencia y por supuesto no lo echaría de su casa, pero si insistía sobre el tema, sería él quien se iría. El rav le contestó: "el que salva un alma es como si salvara un mundo." El padre no se inmutó, y ante los ojos asombrados de los presentes, abrió la puerta y se marchó. El rabino estaba desconcertado, y le dijo al muchacho: "Hay acá un gran secreto y yo lo tengo que descubrir" El padre del muchacho era un hombre muy reservado, pero cuando tomaba vino, su corazón se abría. Se acercaba el seder de Pesaj y por supuesto tomaría algunas copas. El hijo tuvo la idea de invitar al rabino para que al final del seder pudiera ser que su padre por fín contara la verdadera razón de su misterioso comportamiento. Y así fue que llego el rav al final del seder y el padre que ya estaba algo entonado por los brindis, se dirigió al rav y le pidió disculpas por su comportamiento anterior. "Le contare por qué me he negado a que mi hijo le done médula ósea al hijo de esa persona y no tengo la menor duda de que después de escucharme estará de acuerdo conmigo." Escuchó el rav con atención: "Yo viví el Holocausto. En el gueto vivíamos varios hombres en una pequeña habitación.Trabajábamos muy duro y no nos daban comida. Mi pequeño hijo estaba con nosotros, pero los alemanes no sabían de su existencia, porque lo escondíamos en el cielo raso de madera de la habitación. Por la noche lo bajábamos, y el salía y robaba comida de los alemanes y nos la traía. La persona de la que hablamos, que ustedes imploran que permita que mi hijo done médula ósea para salvar la vida de su hijo, era especialista en hacer bombas, las cuales hacía para los nazis, y ellos a su vez respetaban su vida. Él siempre rondaba por el gueto acompañado de dos guardias.Un dia, entró a nuestra habitación y con un palo empezó a golpear las paredes hasta que llegó al cielo raso. Al golpear con fuerza, cayeron algunas maderas y también mi hijo, quien allí se escondia. Él lo tomo por el cuello, le torció el brazo, y se lo llevó, cerrando la puerta tras de sí. Afuera se oyeron dos disparos... Dos tiros que marcaron mi corazón para siempre. Ahora dígame respetable rabino, cómo puedo yo perdonarlo? Mi hijo no salvará a su hijo!" El rav, con los ojos llenos de lágrimas se dirigió al hombre y le dijo: "Yo entiendo el dolor de tu corazón, pero qué culpa tiene el hijo? Es un dilema que nosotros no comprendemos, pues oscuros son los caminos del Señor. Aparte de eso hay aquí una oportunidad de hacer una gran ofrenda a Dios. Vamos a hablar con ese hombre." Después de muchas horas de intentar convencerlo, por fin el padre accedió. Llegaron a la casa, y cuando el hombre salió y se cruzaron sus miradas, el padre casi se desmaya de la impresión. Pero el otro hombre le dijo: "Yo sé que tú me debes odiar por lo que pasó, y con razón, pero yo toda la vida esperé éste momento para verte y que por fín supieras la verdad. El Señor marcó ese momento para que fuera ahora. Los alemanes querían matar a todos los hombres que había en tu habitación porque supieron que ocultaban un niño. Yo quise que el daño fuera menor y les dije que yo mataría al chico, para salvarlos a todos ustedes. Cuando lo saqué, no pude matarlo, pero los guardias estaban junto a mí, y por eso tiré dos disparos y los maté a ellos, escapando con el niño, a quien llevé a un convento cercano.Los alemanes supieron que los traicioné, pero no podían matarme porque me necesitaban por mis conocimientos en hacer bombas, pero me torturaron de tal manera que me dejaron estéril de por vida.Cuando termino la guerra, me fui al convento a buscar al niño. Me lo entregaron y lo crié como si fuera mi propio hijo. El trasplante de médula es para salvar la vida de tu propio hijo!!!"