lunes, 4 de febrero de 2013
El Holocausto ha sido una vergüenza para la Humanidad
Fue un veintisiete de enero del año cuarenta y cinco, tras un lustro de muerte y destrucción, derivado de la aventura bélica de perversos visionarios, cuando las tropas soviéticas entraron en el campo de concentración de Auschwitz. Soldados que venían de luchar en cruentas batallas se toparon con las consecuencias de un proyecto denominado malévolamente ``solución final”. Ante sus ojos, prisioneros cuyo estado físico, psíquico y mental hacía dudar de su verdadera condición humana.
Supervivientes tras la esclavitud a la que habían estado sometidos. Enfermos, famélicos, vejados y humillados se mostraban al mundo, testigos directos de la barbarie nazi. Pero lo peor se hallaba en los barracones, cámaras de gas, hornos crematorios y fosas comunes. Centenares de muertos, asesinados por sus verdugos por la simple condición de judíos. Auschwitz, lamentablemente no sería el único mausoleo que se habría de dedicar a esta infamia que no se pudo o no se supo o no se quiso detener.
En muchos otros campos de prisioneros, esparcidos por la geografía europea, se contemplarían escenarios similares con idénticos protagonistas. El resultado, por todos conocido, más de seis millones de personas judías aniquiladas. Es lo que conocemos por Holocausto y que recordamos todos los veintisiete de enero desde hace varios años. La Asamblea de las Naciones Unidas, el Parlamento Europeo y las distintas Cámaras de Representantes de los Estados Democráticos, así como las corporaciones autonómicas y locales, aprueban una declaración solemne en conmemoración de las víctimas de la Shoáh.
Han pasado siete décadas de aquellos abominables acontecimientos. En unos años ya no habrá supervivientes directos, más no por ello podemos dejar de olvidarlo. Aparecen provocadores revisionistas que osan cuestionar las cifras oficiales de muertos. Otros, con su antisemitismo arraigado, establecen la odiosa comparación con el conflicto palestino, identificando sin ambages a Israel con prácticas propias del nazismo y equiparando a los árabes-palestinos con los judíos de la Shoá. ``Gaza es un gran campo de concentración al aire libre de millón y medio de personas”, se escucha esta frase. Por supuesto, tibias declaraciones ante las masacres actuales de Siria y la represión generalizada contra cualquier atisbo de libertad en el mundo árabe.
El Holocausto ha sido una vergüenza para la Humanidad. Lamentablemente, ni la vieja Europa, ni el mundo en general han aprendido la lección. A lo largo del siglo veinte, numerosas guerras, sanguinarias y abyectas, han tenido lugar en el planeta Tierra. El hombre es un lobo para el hombre, como bien señaló Thomas Hobbes, filósofo inglés del XVII.
Por todo ello, es necesario e imprescindible mantener vivo el recuerdo de lo sucedido en aquella fatídica época. Lo haremos este año y el que viene. Y siempre.
*Socio de AGAI-Asociación Galega de Amizade con Israel