jueves, 18 de diciembre de 2025

del wsj

 LA INTIFADA LLEGA A AUSTRALIA

A menos que el terrorismo cese, los gobiernos finalmente responderán a él con represión.


Por Walter Russell Mead

Diciembre 15, 2025


Todavía están llegando las noticias del horroroso ataque en Bondi Beach de Sydney, donde dos hombres dispararon a multitudes de judíos pacíficos que estaban celebrando la primera noche de Januca. Al momento de ir a impresión, 15 víctimas más uno de los tiradores se informa que están muertos, y 27 personas estaban en el hospital.

El ataque cayó como un rayo sobre la muy unida comunidad judía del país. Los líderes ya habían estado preocupados durante mucho tiempo por episodios de odio a los judíos en Australia, pasados por alto a veces allí como aquí por políticos dispuestos a buscar votos en las cloacas. Pero no hay forma de escapar a la espantosa verdad ahora. Los judíos australianos están en las líneas del frente en una guerra impiadosa.

El Partido Laborista, que ahora gobierna Australia, es en ciertas formas como el Partido Demócrata en Estados Unidos. Durante muchos años el Laborista fue hogar de la mayoría de la población judía del país, pero hoy está influenciado por voces militantemente antisionistas y cada vez más antisemitas.

A medida que el antisemitismo explotaba a lo largo de Australia luego del ataque de Hamas del 7 de octubre del 2023 contra Israel, el gobierno laborista adoptó la estrategia de bajo impacto del apaciguamiento. Esperando apaciguar a los antisemitas adoptando lo que se suponía en vano eran sus "preocupaciones legítimas", el gobierno tomó el paso profundamente poco serio de "reconocer" al inexistente estado palestino. Los progresistas untuosos saludaron el esplendor multi-género de la nueva Australia multicultural surgiendo de las cenizas de una civilización occidental abandonada. A veces los comentarios del establishment sobre los peligros que enfrenta la comunidad judía repitieron el tweet del 2016 del fallecido comediante Norm Macdonald: “Lo que me aterroriza es si el ISIS fuera a detonar un dispositivo nuclear y asesina a 50 millones de estadounidenses. ¿Imaginan la reacción contra los musulmanes pacíficos?”

Hay una verdad aciaga aquí. Eslógans como “globalicen la intifada” o no significan nada en absoluto, o significan apoyo a masacres como la de Bondi Beach—y a la del festival musical Nova cerca de la Franja de Gaza. Afortunadamente, la mayoría de los que cantan esas consignas no tienen idea de lo que están gritando, y están sólo siguiendo de forma vacía a la manada. Pero una minoría peligrosa para quienes la globalización del terror y el asesinato al azar de judíos se ha vuelto un objetivo de vida busca crear agitación estudiantil en un movimiento persistente y espera que los hábitos del odio aprendidos temprano persistirán en la vida adulta. Estos asesinos trastornados, y los que los ayudan o incluso los toleran, no tienen lugar en las sociedades civilizadas, y toda sociedad tiene el derecho y el deber de protegerse de ellos.

Los antisemitas más atroces en estos días son a menudo personas laicas de orígenes occidentales, y los musulmanes no serán el único blanco de una reacción en masa a una campaña terrorista. Pero si el eje incongruente de aborrecedores compuesto de occidentales de extrema izquierda, "posliberales" racistas de extrema derecha y musulmanes radicalizados se acerca más a su sueño de una guerra universal contra los judíos, las actitudes y políticas públicas cambiarán rápidamente y drásticamente.

Las comunidades civilizadas no pueden y finalmente no tolerarán los niveles de anarquía y matonismo que traería una intifada globalizada. Las consecuencias es probable que sean menos aciagas para los judíos que para las comunidades, ya sean políticas, religiosas o étnicas, que toleran o celebran a los genocidas en sus filas.

Más actos de terrorismo contra los judíos y otros objetivos en Estados Unidos y en el exterior no convencerán a los estadounidenses de la rectitud de la causa palestina. Ellos finalmente impulsarán una respuesta tan intensa y potencialmente tan represiva como las medidas contra enemigos extranjeros y presuntos simpatizantes en anteriores conflictos estadounidenses. 

Así como Israel cerró sus fronteras e intensificó la seguridad en respuesta a los ataques terroristas palestinos durante las intifadas, países como Estados Unidos y Australia, provocados demasiado, pasarán a excluir inmigrantes, estudiantes y otros visitantes que instiguen, simpaticen o incluso coqueteen con tal mal.

Ellos harán más. Cualquier cosa parecida al paraíso terrorista que los genocidas buscan provocaría una respuesta pública abrumadora más allá de cualquier cosa que el Senador Joseph McCarthy haya esperado ver jamás. Docentes y administradores de escuelas y universidades serían investigados en busca de cualquier signo de simpatía por los asesinos. Doctores y otros trabajadores médicos que apoyan ideas terroristas serían excluidos de los hospitales. Así como unos pocos comunistas electos por distritos de la Cámara de Representantes de Estados Unidos y candidatos de extrema izquierda en el apogeo de la Guerra Fría, algunos políticos amigables con la intifada pueden aferrarse a sus trabajos. Sus seguidores tendrán vidas más duras. Desde el tribunal hasta los escalafones más altos de las empresas, ninguna posición de honor o autoridad sería confiada a cualquiera conectado incluso tangencialmente con la locura.

La fundaciones y organizaciones sin fines de lucro que gozan de estátus exento de impuestos operarían bajo escrutinio más ajustado e implacable, arriesgando no sólo sus exenciones impositivas sino sus dotaciones e incluso la libertad de sus oficiales y miembros de las juntas directivas.

La pandilla de la intifada global no puede quebrar al Estado de Israel. En el peor de los casos, los terroristas aborrecedores de judíos pueden provocar una ola de represión a lo largo del Occidente.

Este no es un mundo que su columnista de Visión Global desea ver. Pero si los líderes no enfrentan el peligro con más ingenio y fortaleza de los que ha mostrado el actual gobierno australiano, es un mundo que podemos ser forzados a habitar.

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Flores en recuerdo de las víctimas del tiroteo en Bondi Beach.


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