miércoles, 17 de diciembre de 2025

 En 1975, la Asamblea General de la ONU adoptó la Resolución 3379, declarando:

“El sionismo es una forma de racismo y discriminación racial. ”
La aprobación de esta resolución significó que las Naciones Unidas vieron la aspiración del pueblo judío de vivir en su patria ancestral e indígena como racismo. Se oponían a los cimientos ideológicos que llevaron a la independencia del Estado de Israel después del holocausto.
Este voto fue impulsado por presiones geopolíticas, no por principios de derechos humanos. Causó un profundo daño a las comunidades judías mundiales y a la búsqueda de la paz.
A lo largo de la década de 1980, las naciones democráticas, los grupos de la sociedad civil y las comunidades judías de todo el mundo pidieron a la ONU que revertiera la resolución, que era una barrera para el diálogo y deslegitimó el derecho del pueblo judío a la autodeterminación.
Sin embargo, el 16 de diciembre de 1991, la Asamblea General de la ONU aprobó la Resolución 46/86, que revocó la resolución de 1975
Afirmó claramente que la Resolución 3379 era "nula y sin valor. ”
Este raro revés marcó un poderoso rechazo a esta injusticia.
La derogación afirmó:
✅La legitimidad de la autodeterminación judía, como la de todos los pueblos
✅La necesidad de un diálogo honesto, libre de discriminación
✅ La posibilidad de cambio, incluso en las instituciones internacionales
El revés fue un recordatorio de que las palabras importan, y corregirlas importa aún más.


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