Noa Marciano tenía sólo 19 años cuando fue secuestrada viva en Gaza.
Trabajó como soldado observadora en la base de Nahal-Oz, cerca de la frontera.
Esa esperanza se hizo añicos. 
Los soldados de las FDI encontraron más tarde el cuerpo de Noa en el hospital Al-Shifa en Gaza.
De los resultados de la autopsia y de los testimonios de otros rehenes surgió la horrible verdad.
Después de sufrir una herida leve mientras era trasladado por los terroristas, Noa fue llevado a Al-Shifa, un lugar donde Hamás también tenía a otros rehenes.
Cuando ella escuchó que el médico hablaba hebreo, tuvo esperanzas.
Pero ese medico era su verdugo.
Allí, el médico que también era agente de Hamás asesinó a esta joven indefensa y herida de 19 años con una inyección de veneno.
No quiero pensar en sus últimos momentos...
Me rompe el corazón pensar que ella murió sola, sufriendo un dolor enorme, con sólo ese demonio a su lado... 
La historia de Noa es un recordatorio devastador: en Gaza, Hamás se ha infiltrado en todas las instituciones: hospitales, medios de comunicación e infraestructuras civiles.
Aquellos que se presentan como “personal médico” o “periodistas” mientras sirven a la maquinaria asesina de los terroristas no son profesionales inocentes.
Son cómplices disfrazados de civiles.
Ésta es la verdad detrás de la fachada.
Que tu memoria sea bendecida por siempre.

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