OTRA SEMANA DE ATAQUES CONTRA ISRAEL
Pero estos fueron en New York, Washington y La Haya.
Por Clifford D. May
Noviembre 27, 2024 traducido por Marcela Lubczanski
Durante más de un año, Israel ha estado librando una guerra brutal en múltiples frentes contra los gobernantes de Irán y sus satélites terroristas: Hamas, la Yihad Islámica Palestina, Hezbola, los hutíes, y milicias chiíes en Siria e Irak.
La semana pasada, Israel también fue atacada por enemigos en New York, Washington, y La Haya. Aunque estas no fueron batallas cinéticas, hicieron daño.
Primer ataque: El 20 de noviembre, 14 miembros del Consejo de Seguridad de la ONU votaron en favor de una resolución que no llamaba a Hamas a liberar a sus rehenes—estadounidenses entre ellos—como una precondición para un cese del fuego en Gaza.
El Presidente Biden, hay que darle el crédito, instruyó a su enviado en la ONU de vetar la resolución. Permitir que se apruebe la resolución, dijo el Embajador Robert Wood, habría “enviado un mensaje peligroso a Hamas.”
Lo que plantea esta pregunta: ¿Los líderes de Francia, Inglaterra, Japón y Corea del Sur que votaron con Beijing y Moscú no entienden el mensaje que acaban de enviar a los estadounidenses—en una época de creciente aislacionismo?
Y si los diplomáticos estadounidenses trataron pero fueron incapaces de persuadir a los aliados de Estados Unidos de posicionarse con Estados Unidos, ¿cuán probable es que ellos prevalezcan cuando negocian con los enviados de Beijing, Moscú, y sus camaradas en Teherán y Pyongyang?
Segundo ataque: También el 20 de noviembre: el senador Bernie Sanders lideró lo que The Nation, un diario de extrema izquierda, llamó una “Campaña Audaz Para Bloquear Las Ventas de Armas A Israel."
El y otros 18 senadores, todos demócratas o autodenominados independientes, aparentemente preferirían que Hamas sobreviva a la guerra que lanzó contra Israel con su invasión y pogrom bárbaro el 7 de octubre del 2023. Y ellos claramente no consideran liberar a los rehenes como una preocupación urgente.
Las resoluciones del Sr. Sanders para limitar las ventas de municiones a un aliado que se está defendiendo de enemigos genocidas fallaron. Pero Mother Jones, otro diario de extrema izquierda, destacó que la votación, “muestra que los demócratas están cambiando.” Difícil discrepar.
El tercer ataque: El 21 de noviembre, Karim Ahmad Khan, fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) en La Haya, emitió órdenes de arresto para el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y para el ex ministro de defensa Yoav Gallant.
El Sr. Khan también emitió una orden para Mohammed Deif, el jefe del ala militar de Hamas en Gaza. Sin embargo, como el Sr. Deif fue "convertido en mártir" en julio, yo dudo que sus abogados lo pongan en el banquillo.
El Sr. Khan no sólo ha politizado el derecho internacional, él lo ha utilizado como arma para difamar y elevar un libelo de sangre a la única comunidad judía superviviente y próspera en el Medio Oriente.
Para lograr eso, él violó tanto el derecho internacional como las normas de su tribunal.
La CPI tiene jurisdicción sólo sobre estados que eligen volverse miembros. Israel, como Estados Unidos, se ha negado a unirse. El Sr. Khan está afirmando que Israel – y por consecuencia Estados Unidos – está obligado por un tratado que no ha firmado. Globalismo con esteroides.
También: Debido a que Gaza no es ni un estado ni un miembro de la CPI, no hay entidad que tenga legitimidad para presentar una denuncia ante la CPI. ¿Cómo elude el Sr. Khan esos hechos inconvenientes?
En el 2015, la CPI concedió la membresía a la Autoridad Palestina que tampoco es un estado y, lo que es más, no ha gobernado Gaza desde el 2007 cuando, dos años después que los israelíes se retiraron del territorio, fue expulsado por Hamas en una breve pero sangrienta guerra civil.
Dejando a un lado la usurpación ilegal de poder por parte del Sr. Khan, las acusaciones que ha elevado él son falsas, basadas en desinformación de grupos hostiles hacia Israel.
Consideren, por ejemplo, su acusación principal de "inanición como método de guerra." De hecho, nunca en la historia un estado ha hecho más por ayudar a la población de un enemigo durante las hostilidades.
Israel ha transferido a los gazatíes más de un millón de toneladas de ayuda transportada por medio de 57,000 camiones. El International Famine Review Committee ha confirmado que no hay ninguna hambruna en Gaza.
Sí, hay individuos que probablemente han sido hambreados hasta la muerte en Gaza. Pero la CPI no dijo nada sobre esos rehenes retenidos por Hamas.
¿Qué sigue para el Sr. Khan? El probablemente se reunirá con sus propios abogados. La CPI anunció anteriormente este mes que él está enfrentando una investigación externa de acusaciones de inconducta sexual.
A pesar de todo esto, muchos de los 124 estados miembros de la CPI han dicho que ellos sólo estarán muy compladicos de arrestar a los Sres. Netanyahu y Gallant si tienen la posibilidad.
“Los canadienses somos simplemente así,” dijo la semana pasada el Primer Ministro Justin Trudeau. Cuán triste si eso es cierto.
Entre las naciones que financian a la CPI están Francia, Gran Bretaña, Alemania, Italia, Japón, y Corea del Sur. Los diplomáticos estadounidenses deberían estar dejando en claro por qué su dinero estaría mejor dirigido hacia ayudar a Ucrania y Taiwán, democracias amenazadas por Moscú y Beijing.
El Presidente Biden llamó adecuadamente "indignante" a la guerra legal del Sr. Khan contra Israel, agregando que "independientemente de lo que podría dar a entender la CPI, no hay equivalencia—ninguna—entre Israel y Hamas.”
Pero él tampoco pudo hacer algo. En el 2020, el Presidente Trump sancionó a funcionarios de la CPI por investigar a las tropas estadounidenses. El Presidente Biden revocó esas sanciones en el 2021.
En junio, la Cámara, de forma bipartidista, aprobó un proyecto de ley para sancionar a la CPI. Pero el líder de la mayoría, Chuck Schumer, ha impedido una votación en el Senado, según se informa bajo instrucciones de la Casa Blanca.
El representante Michael Waltz, nominado del Sr. Trump para asesor en seguridad nacional, predijo una "fuerte respuesta al sesgo antisemita de la CPI y de la ONU en enero."
La administración entrante debería utilizar las sanciones no sólo para castigar a la CPI sino para cerrar una institución que, desde su fundación en los primeros años de este siglo, ha logrado poco a un costo enorme.
Los 900 empleados de la CPI entonces tendrían que encontrar formas más útiles de ganarse el sustento. Las elaboradas sedes centrales del tribunal, seis torres conectadas en el terreno y primeros pisos, podrían tal vez ser convertidas en condominios.
Clifford D. May es fundador y presidente de la Foundation for Defense of Democracies (FDD) y un columnista del Washington Times.
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