lunes, 2 de mayo de 2022

 Si en Yom haShoá lloramos a los desaparecidos, sería justo que el resto del año lo dedicáramos a apreciar la suerte de haber logrado sobrevivir y llevar una rutina que, aún en la peor de las miserias imaginables, sería la envidia de quienes nunca podrán decir “nunca más”.

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