A veces nos olvidamos de que no vivimos para siempre. Tenemos tanto miedo del final de los finales, que está en nuestra naturaleza perder el tiempo en cosas absurdas, gastar energías en angustias y personas que no lo valen ni se lo merecen.
Y no, no es cuestión de desesperarse por nuestra mortalidad, simplemente es cuestión de reflexionar un poco, e intentar ver las cosas con ojos un poco más sabios. Si hay algo peor que la muerte es la lamentación, lamentarse de no haber vivido según nuestras convicciones por el miedo al que dirán, o por el miedo al sufrimiento, o al rechazo, o al fracaso.
Lamentarse por haber perdido tantas horas en trabajos que nos agobian, parejas que nos limitan, distracciones improductivas. Lamentarse por ser cobardes, por callarnos cuando deberíamos haber gritado esas palabras que salían desde el fondo de nuestro corazón, por no afrontar, por no arriesgar. Lamentarse por habernos alejado de aquellos que tanto nos quieren, que tanto amamos, y que ahora daríamos tanto por disfrutarlos un poquito más.
Lamentarse por no haber generado suficientes recuerdos, conquistado suficientes metas…en fin mirar hacia atrás y no sentirnos plenos.
Algún día vamos a morir, no viviremos para siempre, cultivemos hoy más amor en nuestros corazones, perdonemos hoy, llenemos hoy de abrazos a nuestros seres queridos, digamos hoy cuanto los queremos, cuanto los extrañamos, cuán orgullosos estamos de ellos.
Tenemos hoy la oportunidad…hasta nuestro último aliento- vivamos de verdad.
Lior (@lucas.lior_ronin )
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