En una de mis visitas a los heridos, le pregunté a un comandante de compañía que resultó herido en un incidente grave en el norte de la Franja de Gaza si necesitaba algo, y me dijo que él nada, pero que tratara de ir a cuidados intensivos para fortalecer a la familia de Ari Spitz, un soldado suyo que resultó gravemente herido en ese incidente, estaba anestesiado, amputado, conectado a un respirador, y con dolor.
Deseaban tanto tenerlo en casa en la noche del Séder…, y sucedió!
Todavía a Ari le queda un largo camino por recorrer, pero con la fuerza de su familia y la suya propia, estoy seguro de que llegará lejos en esta vida.
Sé fuerte, Ari, y tal como le prometí a gente querida cuando no estabas con nosotros, deseo que nos veamos pronto en mi concierto, y pueda abrazarte en nombre de todas las personas que admiran tu heroísmo.
Hanoch
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