Nunca subestimes el poder de una acción simple y pura hecha desde el corazón.
Al mundo no lo cambian los hombres que mueven montañas, ni los que dirigen las revoluciones, ni tampoco los que manejan el mundo con sus propios hilos.
Los dictadores son depuestos, la opresión se disuelve, naciones enteras son transformadas por unos pocos actos preciosos de belleza realizados por un puñado de soldados desconocidos.
Rabino Tzvi Freeman
Obra de Arte - Justicia Ciega
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