Contextos
Covid-19: Erdogan trata de ocultar la extensión de la pandemia en Turquía
Por Aykan Erdemir
"Los desafortunados intentos del Gobierno de Erdogan de ocultar la auténtica extensión de la epidemia de covid-19 siguen obstaculizando la respuesta turca al coronavirus. Ya es hora de que el presidente turco comprenda que esta es una clase de crisis que no conseguirá ocultar por medio de la propaganda y reprimiendo las voces críticas"
Turquía ha superado a China como el país con más casos confirmados de covid-19 –excepción hecha de EEUU y los miembros de la UE–, con más de 100.000 a fecha 23 de abril. Pese a las afirmaciones del presidente Recep Tayyip Erdogan de que la respuesta de su Gobierno ha sido una de las más eficaces del mundo, un creciente número de estudios muestra que Ankara no está reportando todos los casos, mala política que está obstaculizando una respuesta verdaderamente efectiva.
A lo largo de febrero y a principios de marzo, a medida que la pandemia se extendía por Irán, el vecino oriental de Turquía, así como por el sur de Europa, Ankara insistió en que el país estaba libre de covid-19. Tan tarde como el 9 de marzo, los medios controlados por el Gobierno trataron de persuadir a los turistas de que visitaran lo que denominaban un “destino libre de coronavirus”. Dos días después, finalmente Turquía informó de su primer caso, si bien el ministro de Sanidad seguía quitando importancia a la amenaza proclamando: “Si hay alguna infección en el país, es algo muy limitado”.
Para primeros de abril, la curva infecciosa turca se había convertido en una de las más pronunciadas del mundo. La represión gubernamental sobre los periodistas y los usuarios de las redes sociales impidió una cobertura crítica de la pandemia mediante el bloqueo del acceso a fuentes fiables de información. El presidente no hizo sino exacerbar el problema lanzando una campaña contra los alcaldes de la oposición, en el marco de la cual llegó a bloquear cuentas municipales para socorrer a necesitados, a cerrar comedores sociales y a perseguir judicialmente a los regidores de Estambul y Ankara.
Mientras Erdogan silenciaba con mano dura todo debate crítico sobre la expansión de la epidemia, académicos turcos residentes en el extranjero empezaron a analizar las cifras oficiales difundidas por Ankara. Luego de que Turquía finalmente reconociera su primer caso de coronavirus, el 11 de marzo, Ergin Kocyildirim, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh, publicó un artículo cuyo titular advertía: “El encubrimiento turco del coronavirus es una catástrofe en ciernes”.
El 28 de marzo Inan Dogan, analista financiero residente en Nueva Jersey, calculó que “una de cada 150 personas está infectada con el coronavirus en Turquía”, y predijo que los fallecimientos serían más de 5.000 para mediados de abril. De la misma forma, en una entrevista publicada por The New Yorker el pasado día 3, Emrah Altindis, del Departamento de Biología del Boston College, advirtió de que a las ciudades turcas se les estaba viniendo encima un “tsunami”.
Otros académicos turco-americanos se remitieron a las estadísticas públicas de mortalidad para dejar en evidencia las cifras sobre muertes por covid-19 difundidas por Ankara. Cengiz Zopluoglu, de la Universidad de Miami, comparó el número de personas mayores de 65 años fallecidas en Estambul en marzo de 2019 y en marzo de 2020 y comprobó que los fallecidos en el segundo superaban en 269 a los del primero, cifra que debería llevarnos a enarcar las cejas habida cuenta de que la cifra oficial turca de muertos por covid-19 en todo el país para finales de marzo era de sólo 131 personas. Onur Altindag, de la Universidad de Bentley, calcula que en Estambul hubo un “exceso de mortalidad” de 2.158 personas sólo entre el 12 de marzo y el 11 de abril.
Abdulah Aydogan, de la Universidad de Columbia, informó de que entre el 20 y el 27 de marzo el número de fallecimientos entre individuos mayores de 65 años superó en 325 a la media para el mismo periodo de los 10 años previos. El 21 de abril, en una evaluación de la baja y poco consistente tasa de mortalidad turca, Aydogan calculó que en el periodo de diez días analizado la tasa turca había variado menos que la de cualquier otro país en el mismo periodo, lo que suscita sospechas de manipulación de datos en los informes oficiales.
Los datos recopilados por el New York Times confirmaron un insólito aumento de fallecimientos, lo que llevó a su corresponsal en Turquía, Carlotta Gall, a concluir que el país estaba lidiando con “una calamidad de una magnitud muy superior de lo que sugerirían las cifras y declaraciones oficiales”. Durante una rueda de prensa celebrada el pasado día 22, el ministro de Sanidad truco arremetió contra la información del NYT diciendo que tenía “motivaciones antiturcas” y afirmó que el pico de muertes registrado en Estambul se debía a las medidas adoptadas por el Ministerio del Interior el 26 de marzo, que restringían el traslado a otras localidades de cadáveres de fallecidos en la ciudad.
Inmediatamente los expertos pusieron en cuestión el razonamiento del ministro advirtiendo de que las estadísticas de mortalidad difundidas por el Ayuntamiento de Estambul hacen siempre alusión a las muertes registradas en el municipio, no al número de entierros. Euronews resaltó que el número de estambulitas muertos empezó a subir antes incluso de la primera muerte por coronavirus confirmada en Turquía, es decir, mucho antes de que se restringiera el traslado de cadáveres.
Es probable que el sospechado intento del Gobierno turco de manipular las estadísticas de contagios y fallecimientos por covid-19 exacerbe la crisis sanitaria en el país. Emre Deliveli, economista formado en Harvard, advierte: “En todo caso, la subestimación del número de muertes podría instilar en la sociedad la falsa sensación de que el virus está bajo control”.
Turquía ha decidido censurar sus propios datos y ya no permite en su portal gubernamental analizar la mortalidad por grupos de edad.
Los desafortunados intentos del Gobierno de Erdogan de ocultar la auténtica extensión de la epidemia de covid-19 siguen obstaculizando la respuesta turca al coronavirus. Ya es hora de que el presidente turco comprenda que esta es una clase de crisis que no conseguirá ocultar por medio de la propaganda y reprimiendo las voces críticas.
© Versión original (en inglés): FDD
© Versión en español: Revista El Medio
© Versión en español: Revista El Medio
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