
"Mientras los actores importantes se posicionan a favor de las oportunidades que la cooperación árabe-israelí comienza a generar, la política exterior española continúa enquistada en caducos parámetros: seguir señuelos como la centralidad del asunto palestino en Oriente Medio o la simpatía hacia un grupo como el Frente Polisario, marioneta de los intereses de Argelia en su conflicto con Marruecos, y al que nada debemos históricamente".

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