CAMINAR POR EL DESIERTO
De acuerdo con los tiempos bíblicos, acabamos de salir de Egipto y nos dirigimos hacia el Monte del Sinaí.
En pocas palabras, caminamos por el Desierto.
El Maharal de Praga, ese gigante espiritual, nos enseña que el Desierto “es un territorio sin caminos demarcados”.
Es decir, tú debes trazar tu propio camino.
No es una ciudad, con calles y caminos prefijados y estipulados “por otros”.
En el Desierto eres tú quien debe abrirse paso, con cuidado, despacio, y precaución.
Pero si te detienes, sobrevivirás muy poco.
La Vida… ese Gran Desierto que nos propone dos modos de transitarla:
Marchar por un camino que otros determinaron, tomando en cuenta sus prioridades y sus necesidades,
O marchar por un camino propio y esencial.
Un camino que tiene corazón…
La elección, obviamente, depende de cada uno de nosotros.
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