AMIGOS DE ISRAEL - CORDOBA (ARGENTINA)

 

 

CON LOS JUDIOS BAJO ATAQUE, BIDEN PODRIA MIRAR EL EJEMPLO DE IKE

Como los segregacionistas de la década de 1950, los manifestantes antisemitas de hoy están violando los derechos civiles y otras leyes.

Por Jason L. Riley

Abril 24, 2024

DEL WSJ TRADUCIDA POR Marcela Lubczanski

Cuando la presidente de la Universidad de Columbia, Minouche Shafik testificó ante el Congreso la semana pasada, el representante Burgess Owens (republicano por Utah) le preguntó si los "mismos intolerantes y racistas" atacando a estudiantes judíos en los campus universitarios hoy serían tolerados si ellos estuvieran en su lugar atacando a estudiantes negros. La Srta. Shafik respondió que no, pero cualquiera con un conocimiento pasajero de la historia sabe que la pregunta no fue enteramente hipotética.

El mes próximo conmemora el 70º aniversario de la decisión histórica de desegregación escolar de 1954 de la Corte Suprema, Brown c/ Junta de Educación. La resistencia de los demócratas blancos sureños en 1964 fue tal que, una década entera después del fallo, menos del 3% de los estudiantes negros en el sur, donde vivían la mayoría de los negros, asistían a escuelas con compañeros de clase blancos. En números absolutos, más niños negros sureños asistían a escuelas racialmente segregadas en 1964 que en 1954.

Después que Hamas atacó Israel el 7 de octubre, el antagonismo hacia los estudiantes judíos en los campus universitarios se intensificó. Empeoró más después que Irán, estado patrocinante de Hamas, disparó misiles balísticos a Israel anteriormente este mes. Algunos activistas insisten en que su principal preocupación es la suerte de los inocentes palestinos atrapados en el fuego cruzado y en necesidad de ayuda humanitaria. Otros quieren que empresas e instituciones educativas boicoteen a Israel. Algunos manifestantes también han expresado apoyo por Hamas mientras intimidan a estudiantes judíos y cantan consignas que piden la eliminación de Israel y Estados Unidos.

Cientos de manifestantes han establecido acampes en Yale, la Universidad de New York, la Universidad de Michigan y otras partes. El fin de semana pasado un rabino afiliado a Columbia aconsejó a los judíos abandonar el campus por su propia seguridad, y la Srta. Shafik anunció que las clases serían llevadas a cabo de forma remota mientras los administradores "debaten acerca de si deberíamos o no utilizar a la policía en el campus." Si la Srta. Shafik no puede decidir si el bienestar de los estudiantes judíos es más importante que el bienestar de turbas airadas atacándolos, ella debería renunciar.

La Casa Blanca emitió una declaración el domingo condenando la violencia e intimidación como "abiertamente antisemita, inconcebible, y peligrosa." Es también ilegal. Las protestas no autorizadas violan la política de la escuela, mientras que ingresar sin autorización, bloquear el tráfico, involucrarse en conducta de desorden, causar un disturbio y rechazar las órdenes de la policía de dispersarse son todos delitos. La declaración de la administración Biden es bienvenida, pero no es suficiente. Si las autoridades locales quieren coquetear con las turbas racistas, las federales deberían considerar intervenir.

En 1957, turbas de blancos en Little Rock, Ark., en desafío al fallo de Brown, estuvieron impidiendo que los estudiantes negros asistan de forma segura a la escuela. El Presidente Dwight Eisenhower decidió hacer algo acerca de ello. En un discurso televisivo en horario central, el presidente explicó que "extremistas demagógicos" y "turbas escandalosas" estaban frustrando la ley y que él tenía una responsabilidad "ineludible" de responder si los funcionarios de Arkansas se negaban a proteger a los estudiantes negros. "No se puede permitir a las reglas de la mafia anular las decisiones de nuestros tribunales," dijo él. Entonces Eisenhower envió allí a la 101ª División Aerotransportada.

Los particulares entonces y ahora pueden diferir, pero el mismo principio está en juego. El gobierno federal estuvo obligado a salir en ayuda de un grupo étnico minoritario que estaba siendo tratado con violencia por las turbas. Los judíos en el 2024 no merecen menos protección que los negros en 1957. Y si los funcionarios universitarios no pueden manejar la situación, o no permitirán que la policía aborde apropiadamente la agitación, el Sr. Biden tiene que dar un paso al frente.

La tasa de aprobación del trabajo de Eisenhower durante ocho años promedió el 65%, y 1957 fue el primer año de su segundo mandato, el cual ganó de forma aplastante. La aprobación del trabajo del Sr. Biden es del 40%, y él va detrás de Donald Trump en la mayoría de los estados en disputa. Un problema relacionado para el Sr. Biden es la actitud del Partido Demócrata hacia la policía. La inmigración ilegal ha pasado sin ser controlada durante los últimos tres años, y la preocupación por la crisis es descartada como racismo. El crimen rampante es incitado por fiscales de distrito progresistas que no quieren enjuiciar a los que quebrantan la ley. Los izquierdistas quieren desfinanciar a la policía, cerrar las prisiones y borrar la frontera.

La respuesta del Sr. Biden al antisemitismo está también templada por la conveniencia política. Los jóvenes que están actuando en los campus son un bloque de votación crucial que a los demócratas les preocupa perder ante candidatos independientes tales como Robert F. Kennedy Jr. y Cornel West. "Condeno las protestas antisemitas," dijo el presidente el lunes, antes de agregar rápidamente: "También condeno a los que no entienden lo que está pasando con los palestinos." Eso suena como alguien que sabe cuanto necesita a Michigan, un estado con una gran población estadounidense-árabe que se ha amargado con él por apoyar a Israel.

Contrariamente a lo que sugirió el Sr. Biden, la indignación por lo que está pasando a los judíos no es resultado de la ignorancia o un malentendido. Más bien, se deriva de otra visión de una película que los judíos han visto muchas veces. Es aquella donde los que están en una posición de hacer algo eligieron no hacer nada.