LA INDIGNACION DE TIEMPOS DE GUERRA EN ISRAEL DE LA QUE NADIE ESTA HABLANDO
TRADUCIDO POR Marcela Lubczanski
Por Ruth Marcus
Abril 29, 2024
Créanme, ustedes no quieren ver el documental de Sheryl Sandberg, "Gritos Antes del Silencio," sobre la violencia sexual cometida por los terroristas de Hamas el 7 de octubre y más allá.
Créanme, ustedes deberían.
Ustedes deberían observarlo y hablar, acerca de cómo fueron desplegadas como armas de guerra la violación y la violencia de género. Acerca de pechos cortados de los cuerpos. Sobre clavos empujados dentro de la vagina de una mujer.
Acerca de los gritos perforantes de las mujeres siendo atacadas—y el silencio espantoso de individuos y organizaciones prominentes, incluidas mujeres y grupos femeninos, que comúnmente se apresuran a condenar tales atrocidades, pero cuya reacción por alguna razón ha sido silenciada en lo que respecta a la violencia de género desplegada contra las mujeres israelíes.
Nada de esto es para disminuir el daño terrible infligido sobre la población civil en Gaza, la pérdida de vida, el trauma, el hambre aproximándose a proporciones de hambruna. Pero la violencia descripta en el documental de Sandberg, dirigido por la cineasta israelí Anat Stalinsky, ocupa un plano diferente de crueldad calculada—de hecho, de maldad.
El mundo que ataca a Israel por su conducción de la guerra en Gaza debería estar hablando sobre el ataque concertado de Hamas contra las mujeres. El grupo terrorista puede negar esto todo lo que quiere, pero cualquier repudio es traicionado por los hechos: La violencia sexual no es aislada sino repetida y metódica, de lugar sangriento en lugar sangriento.
Las negativas de Hamas son contradecidas por las conclusiones de un informe de Naciones Unidas el mes pasado que encontró "fundamentos razonables para creer que ocurrió violencia sexual relacionada con el conflicto durante los ataques del 7 de octubre en múltiples lugares a lo largo de la periferia de Gaza, incluida violación y violación en banda, en al menos tres lugares."
Continuó, en el idioma anodino de los investigadores: "A lo largo de los distintos lugares de los ataques del 7 de octubre, el equipo de la misión encontró que fueron recuperados muchos cuerpos totalmente o parcialmente desnudos desde la cintura para abajo—en su mayoría mujeres—con las manos atadas y tiroteadas múltiples veces, a menudo en la cabeza. Aunque circunstancial, tal patrón de desvestir y restringir a las víctimas puede ser indicativo de algunas formas de violencia sexual."
De igual manera, el informe de la ONU encontró, con respecto a los rehenes, "información clara y convincente que algunos han sido sometidos a varias formas de violencia sexual relativa al conflicto incluida violación y tortura sexualizada y tratamiento sexualizado cruel, inhumano y degradante y... bases razonables para creer que tal violencia puede estar en curso."
¿Dónde está la indignación? ¿Dónde está la condena?
"Creo que la política nos está cegando," me dijo Sandberg, la ex COO de Facebook en un llamado por Zoom. "Pienso que la gente se ha vuelto tan polarizada y tan comprada en sus marcos que ya no son capaces de ver la información que no se alinea con esos marcos."
Sandberg hizo una pausa, luego agregó, "Pienso que hay algo de antisemitismo sucediendo como parte de esto."
Sandberg llama al documental "la obra más importante de mi vida." Puedes encontrarlo en YouTube, todos los 57 horrorosos minutos. Tu verás: a la rehén Naama Levy, 19 años al momento de su secuestro desde la base militar Nahal Oz, sus pantalones joggings grises con una enorme mancha de sangre evidente alrededor del coxis, las manos atadas detrás de su espalda, mientras ella es arrastrada, gritando, desde la parte trasera de un vehículo.
Tu escucharás:
--a Tali Binner, que se ocultó en un remolque en el festival de música Nova durante siete horas mientras escuchaba los gritos extendidos, luego el silencio, lo que dio lugar al título de la película. "Cuando escuchaba a alguien gritar y luego silencio, sabía que probablemente es alguien que fue tiroteado," dijo Binner. "Pero cuando escuchas este caos durante 20 minutos...entiendes que algo mucho peor está sucediendo justo allí."
--a Raz Cohen, otro sobreviviente del festival de música, sobre observar a un camión pickup llegar al sitio. "Algunos terroristas salieron y tomaron a una chica allí," recordó él. "Había un tipo de semicírculo alrededor de ella, y uno de ellos la violó. Recuerdo que sus pantalones estaban a medio poner, y él estaba detrás de ella...y cuando miré nuevamente ella ya estaba muerta, y él estaba todavía en ello. El estaba todavía violándola después que la había asesinado."
--a Rami Davidian, un primer rescatista. "Vi chicas atadas con sus manos detrás de ellas a cada árbol aquí... Sus piernas estaban abiertas...Alguien las desnudó. Alguien las violó. Ellos insertaron todo tipo de cosas dentro de sus órganos íntimos, como tablas de madera, barras de hierro...Tuve que cerrar sus piernas y cubrir sus cuerpos para que nadie más viera lo que yo vi."
Ustedes escucharán, por primera vez en video, a Amit Soussana, retenida como rehén durante 55 días después de ser secuestrada del Kibutz Kfar Aza, describir cómo su captor abusó sexualmente de ella. "El empezó tocándome, y me resistí, y entonces me arrastró al dormitorio, y luego me obligó a cometer un acto sexual con él. Y recuerdo, el tiempo entero, yo estaba pensando: 'Amit, está bien, sabías que iba a suceder. Está sucediendo realmente.' Yo me dije: 'Está bien, puedes manejar esto. Sólo quieres sobrevivir.'"
Soussana no estuvo sola. "Tu cuerpo está simplemente abierto a todos," dijo otra rehén liberada, Agam Goldstein-Almog, de 17 años cuando fue secuestrada del Kibutz Kfar Aza, donde su padre y hermana mayor fueron asesinados. "Pueden despertarte en medio de la noche y violarte, y todo el tiempo, una pistola apunta a tu cabeza." De las cautivas femeninas, la mitad fueron abusadas sexualmente y físicamente, estimó Goldstein-Almog. "Y ellas están todavía allí, viviendo con sus violadores."
Pero no ves o escuchas lo peor de ello, en parte porque nunca conoceremos la extensión total. A diferencia de muchas situaciones de violencia sexual durante tiempos de guerra, la mayoría de las víctimas fueron asesinadas; ellas no pueden describir lo que soportaron. Por razones de práctica religiosa (es costumbre judía enterrar rápidamente los cuerpos) y que los rescatistas estaban demasiado desbordados por la extensión de la carnicería, está faltando evidencia forense.
Y los cineastas estimaron que algunas de las evidencias más abrasadoras eran muy espantosas y muy intrusivas como para ser mostradas. "Es realmente peor de lo que eres capaz de mostrar," dijo Sandberg, con sus ojos llenos de lágrimas. "Mucho peor."
El silencio es ensordecedor. La carga de romperlo está sobre nosotros.
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