Del WSJ

 

 

HEZBOLLAH SE TOPA CON UNA GUERRA DE DESGASTE

El grupo libanés no está preparado para un conflicto más grande, Israel no debería dejar que se desperdicie esa oportunidad.

TRADUCIDO POR Marcela Lubczanski

Por David Daoud

Abril 29, 2024

Hezbollah, el satélite más formidable de Irán, apenas levantó un dedo cuando su patrón disparó más de 300 misiles y drones a Israel en las primeras horas del 14 de abril. El grupo libanés disparó algunas docenas de cohetes pero afirmó que era en represalia no por la eliminación por parte de Israel del general de brigada iraní Mohammad Reza Zahedi el 1º de abril—el hombre clave de Teherán en Líbano y Siria—sino por otros ataques aéreos en el sur de Líbano. La inacción relativa fue deliberada.

Hezbollah empezó a atacar el norte de Israel el 8 de octubre para apoyar a Hamas, cuyo alboroto mató a unos 1,200 israelíes y era pronto para provocar una respuesta armada. Pero atacando a Israel, Hezbollah se embrolló en una guerra de desgaste que ni previó ni quiso. El combate, de acuerdo con la cuenta de muertos del grupo, le ha costado cerca de 300 hombres, expuso su arsenal en Líbano a los ataques israelíes, y desplazó a miles de sus partidarios.

El grupo terrorista ahora está atascado entre su discurso belicoso y su temor a una reacción popular si provoca un enfrentamiento más intenso con Israel. Aunque Hezbollah ha prometido luchar hasta un cese del fuego en Gaza, su respuesta a la muerte de Zahedi muestra que está buscando una salida de los enfrentamientos que están dañándolo más que a su adversario.

Zahedi fue una figura central en la relación de décadas entre Teherán y Hezbollah. Un general en la Fuerza Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, estaba encargado de crear las fuerzas satélites del régimen en el Levante. Zahedi sirvió junto a Hezbollah durante momentos cruciales en su historia, incluidos los años antes de la retirada de Israel en mayo del 2000 del sur de Líbano, la guerra civil siria y las escaramuzas actuales con Israel. Estos esfuerzos, según se informa, le devengaron  el honor de ser el único miembro no libanés del Consejo Shura de Hezbollah, su órgano supremo de toma de decisiones.

Hezbollah ha prometido que la muerte de Zahedi será vengada, pero insistió en que esa venganza le pertenece únicamente a Irán. "Estén absolutamente seguros," tronó el secretario general Hassan Nasrallah en abril, "la represalia iraní por el ataque contra el consulado está llegando, inevitablemente, sobre Israel. Este ataque está llegando y es inevitable." Con cada insistencia, el Sr. Nasrallah pareció estar enfatizando: Los ataques llegarán de Irán—no de nosotros.

La vacilación de Hezbollah se debe en parte a la pobreza y caos que han engullido a Líbano en los últimos años. La economía del país implosionó en el 2019 y no se ha recuperado totalmente. Los ciudadanos libaneses, incluidos los partidarios de Hezbollah, luchan para obtener alimento, electricidad y otras necesidades.

Si bien Hezbollah se jacta de capacidades militares significativas, no obstante es restringido por el temor a la represalia pública. El grupo ha dado sus golpes desde octubre del 2019, aun cuando Israel ha cruzado periódicamente sus líneas rojas, ya sea matando a combatientes en Siria o atacando dentro de Líbano. Sus líderes son cautos de la calle libanesa, cuyas miserias financieras sólo empeorarían si el combate de Hezbollah provocara una conflagración con Israel. Para ocultar esta difícil situación de su base política, Hezbollah exagera sus éxitos y las debilidades de Israel.

El grupo entró a la pelea el 8 de octubre, probablemente esperando que la preocupación de Israel con Gaza y la oposición occidental a una guerra simultánea en Líbano reduciría la represalia de las Fuerzas de Defensa de Israel. Esto permitiría a las fuerzas de Hezbollah proyectar fuerza sin incurrir en un costo proporcional. De forma reveladora, los líderes de Hezbollah han dicho repetidamente que no quieren una guerra más amplia con Israel pero que están preparados para una.

Israel, por su parte, no ha apreciado esta rara oportunidad de dictar normas ventajosas del juego sobre su frontera norte. Aunque es la parte más fuerte, Jerusalén ha permitido que Hezbollah defina los términos del conflicto para el beneficio de los terroristas. Hezbollah luchó la fase más intensa de la guerra civil siria entre los años 2011 y 2017 mientras echaba apenas una mirada cauta hacia el sur. Luego se embarcó en recuperar sus pérdidas en sangre y dinero con facilidad relativa. El arsenal del grupo dentro de Líbano ha aumentado, y su poder político y social se ha vuelto casi indiscutible.

La restricción de Israel ha parecido confirmar el argumento más grande de Hezbollah sobre el estado judío—que la “entidad sionista” es “más débil que la red de una araña” fue disuadida por la capacidad de la resistencia de destruirla. El grupo así ha podido expandir el apoyo popular, la piedra angular de su fuerza y durabilidad.

Los israelíes durante años se han contentado con manejar a Hezbollah, dispuestos a retrasar la confrontación limitada necesaria para ganar la mano alta y evitar el oprobio de la comunidad internacional. Pero el 7 de octubre demostró el riesgo letal de tratar de manejar a un oponente que está planificando simultáneamente lanzar un ataque en el momento correcto.

No obstante sus vacilaciones, Hezbollah no tiene ninguna intención de buscar la destrucción de Israel. Emparejando un cese del fuego en Gaza con uno en Líbano, el grupo está pidiendo esencialmente ser salvado hasta que su situación interna, y las de su patrón y aliados, sea más estable y sus capacidades más letales—idealmente bajo un paraguas nuclear iraní.

Israel debe por lo tanto presionar su ventaja y explotar el error de Hezbollah de lanzar una guerra de desgaste. Sin importar lo que suceda en Gaza, Jerusalén debe continuar atacando al grupo y sus activos, especialmente en Líbano. Si Israel acepta un cese del fuego con Hezbollah, el grupo continuará levantando su máquina bélica hasta que esté listo para usarla para poner en peligro al estado judío una vez más.

El Sr. Daoud es un miembro principal en la Fundación para la Defensa de las Democracias