EL REGIMEN VENEZOLANO BUSCA REHENES EXTRANJEROS PARA PRESIONAR A SUS RIVALES
Maduro ha aumentado la presión sobre la administración Trump entrante capturando hace poco a 50 extranjeros, muchos de ellos portadores de pasaporte estadounidense.
Por Kejal Vyas
Enero 5, 2025
traducida por
María Gómez con su esposo, Nahuel Gallo, quien ha sido detenido en Venezuela.© María Gómez
El líder venezolano Nicolás Maduro en los últimos años ha asegurado la libertad de su principal financista y dos de sus sobrinos en intercambios de prisioneros con la administración Biden.
Ahora, el régimen está acumulando detenidos extranjeros—incluidos estadounidenses—que los analistas dicen podrían servir como moneda de cambio con la administración Trump entrante y gobiernos aliados. Más de 50 portadores de pasaportes extranjeros han sido detenidos por las fuerzas de seguridad de Venezuela desde fin de julio cuando el régimen inició su represión contra los opositores que, junto con EE.UU., dicen que Maduro robó una elección que en realidad había perdido. La mayoría de los detenidos están siendo retenidos bajo acusaciones de espionaje o terrorismo.
“La idea de capturar extranjeros para usarlos después en un esfuerzo por forzar a sus países natales a aceptar condiciones en las negociaciones o intercambiarlos," dijo Gonzalo Himiob, un abogado de derechos humanos y director de Foro Penal, cuyos abogados representan a los prisioneros políticos en Venezuela. “Lo que podemos ver es que el gobierno venezolano se está preparando para una situación de alta confrontación en las semanas y meses por delante."
El número creciente de detenidos en los últimos meses—más de 2,000 venezolanos fueron detenidos también después de la elección del 28 de julio—ha alarmado a la administración Biden y a la oficina de Naciones Unidas que trata con las detenciones forzadas y arbitrarias, las que han luchado por obtener información de las autoridades venezolanas sobre los prisioneros, de acuerdo con personas al tanto del tema.
El último extranjero en ser capturado fue Nahuel Gallo, de 33 años de edad, un cabo de la gendarmería de Argentina asignado a un cruce fronterizo remoto con Chile. Arrestado mientras viajaba a Venezuela el 8 de diciembre para pasar las fiestas con su esposa y bebé, Gallo fue acusado de terrorismo en un caso que enfureció al presidente argentino Javier Milei. Su gobierno llama secuestro a la detención.
“Esto ya no es más algo contra los gringos,” dijo Eric Farnsworth, un ex diplomático de EE.UU. del grupo político Council of the Americas en Washington. “Ahora el mensaje de Venezuela a los vecinos es, ‘si nos enojan, sus ciudadanos también están en riesgo.’”
Maduro, quien asumirá un tercer mandato de seis años el viernes, niega retener prisioneros por razones políticas e insiste en que quiere un reinicio con el presidente electo Donald Trump, quien asume el cargo el 20 de enero.
“Siempre estoy listo para dar vuelta la página para relaciones basadas en el respeto, el diálogo y la cooperación," dijo Maduro en la televisión estatal el 1º de enero.
El gobierno de Maduro sobre Venezuela desde el 2013 ha estado marcado por la calamidad económica, acusaciones de fraude electoral y el éxodo de unos ocho millones de migrantes, un cuarto de la población. El también ha usado cada vez más a los rehenes como influencia con los adversarios extranjeros, muy como los aliados venezolanos Rusia, Cuba e Irán, destacó Farnsworth.
“Es una táctica angustiosamente común, pero la aplican porque funciona," dijo él.
En el 2022, Venezuela liberó a seis ciudadanos y un residente estadounidenses a cambio de dos sobrinos de la esposa de Maduro que estaban cumpliendo sentencias de 18 años en Estados Unidos por tráfico de cocaína. En diciembre del 2023, Venezuela intercambió a 10 ciudadanos estadounidenses y a un fugitivo de alto perfil buscado por Estados Unidos a cambio de Alex Saab, un alto financista del régimen que había estado enfrentando cargos de lavado de dinero en Miami cuando el Presidente Biden lo indultó.
Como parte de los intercambios, los venezolanos habían garantizado a EE.UU. que ningún estadounidense más sería detenido arbitrariamente, dijo en la época el Departamento de Estado.
Todo se vino abajo después de la elección de julio. Un esfuerzo popular por parte de la oposición por reunir más del 80% de las actas de escrutinio de las máquinas de votación en todo el país mostró que el opositor de Maduro, Edmundo González, había ganado por un márgen de dos a uno. El régimen encarceló a más de 2,200 disidentes políticos y manifestantes a raíz de las elecciones, incluidos unos 150 adolescentes, y rompió relaciones con muchos países latinoamericanos que habían solicitado transparencia electoral. Estados Unidos volvió a imponer algunas sanciones que había levantado y confiscó el avión de u$s13 millones de Maduro en la República Dominicana.
Para septiembre, las autoridades venezolanas estaban nuevamente deteniendo a los ciudadanos estadounidenses que acusaron de ser parte de una conspiración para derrocar a Maduro. En una serie de conferencias de noticias, el ministro del interior venezolano Diosdado Cabello—considerado por muchos diplomáticos y académicos como el ejecutor principal del régimen—hizo públicos los arrestos de al menos siete estadounidenses.
Una portavoz del Departamento de Estado se negó a divulgar el número de ciudadanos estadounidenses retenidos en Venezuela, citando la privacidad y preocupaciones de seguridad. El equipo de transición de Trump no respondió a una solicitud de comentarios pero en el pasado ha dicho que el presidente electo "liderará a nuestro país y restaurará la paz a través de la fuerza en todo el mundo."
“El régimen de Maduro no notifica al gobierno de EE.UU. de la detención de ciudadanos estadounidenses, y al gobierno de Estados Unidos no le es concedido acceso a esos ciudadanos," dijo la portavoz del Departamento de Estado. Estados Unidos cerró su embajada en Caracas en marzo del 2019, y recomienda a los ciudadanos estadounidenses no viajar a Venezuela debido al "alto riesgo de detenciones injustas.”
Himiob, de Foro Penal, dijo que su organización hasta ahora ha podido confirmar 19 extranjeros en detención, incluidos cuatro estadounidenses, junto con ecuatorianos, colombianos, españoles, un ucraniano y un uruguayo. También encarcelados hay 30 venezolanos que tienen ciudadanía de otro país, la mayoría de ellos ya sea de España o Italia. Unos cientos de venezolanos han sido liberados hace poco, y los grupos de derechos humanos dicen que unas 1,800 personas siguen encarceladas.
Foro Penal, el cual ha estado abogando por personas detenidas arbitrariamente durante casi 20 años, hace poco actualizó su manual interno para incluir una nueva categoría de prisioneros políticos en el país: rehenes.
Muchas de las detenciones siguen un patrón similar: Hombres extranjeros que viajan a Venezuela para reunirse con sus parejas o mujeres con las que se conectaron en línea son arrestados después de cruzar la frontera terrestre desde la vecina Colombia. Esa ruta es tomada a menudo porque muy pocas aerolíneas internacionales vuelan a Venezuela. Una vez capturados, a los detenidos raramente se les concede acceso a un abogado y raramente llegan a comparecer ante un juez. En casi todos los casos, los detenidos enfrentan acusaciones de terrorismo o espionaje, lo que el régimen dice apoya sus afirmaciones que los rivales políticos apoyados por EE.UU. están tramando un golpe de estado, dijo Himiob.
Los ciudadanos de países con relaciones hostiles con Venezuela son particularmente vulnerables, como en el caso del gendarme argentino. Gallo fue arrestado cuando entraba a Venezuela en la frontera con Cúcuta, Colombia. El estaba en camino a pasar Navidad en el oriente de Venezuela con su esposa, María Gómez, quien había llegado desde Argentina meses antes con su bebé para cuidar de su madre anciana.
Si bien gobiernos izquierdistas previos han sido amistosos con Caracas, Argentina se ha convertido en un rival feroz del régimen venezolano bajo Milei, un auto-descripto anarco-capitalista, quien ha forjado una alianza estrecha con la administración Trump entrante.
González, el enemigo de Maduro, se reunió con Milei en Buenos Aires el sábado en la primera parada de una gira regional destinada a reunir apoyo de las naciones latinoamericanas, quienes estiman a Maduro como un líder ilegítimo y respaldan a González como presidente electo legítimo de Venezuela.
El gobierno de Argentina ha presentado una denuncia ante la Corte Penal Internacional en La Haya concerniente a la desaparición forzada de Gallo. “Este acto constituye una violación seria y flagrante de los derechos humanos, evidenciada por un patrón sistemático de crímenes contra la humanidad por parte de la república venezolana,” dijo en una declaración el Ministerio del Exterior de Argentina.
Después de asumir el cargo hace un año, el gobierno de Milei enfureció a Maduro entregando un Boeing 747 del estado venezolano a las fuerzas de seguridad estadounidenses, las cuales habían solicitado la captura del avión por transportar supuestamente armas y miembros de una organización terrorista iraní.
La embajada argentina en Caracas también ha concedido refugio a varios activistas políticos de la oposición venezolana buscados para ser arrestados. En un asedio continuo, oficiales de seguridad venezolanos fuertemente armados han rodeado el complejo diplomático y cortaron su suministro de energía y agua.
Debido a las tensas relaciones entre sus dos países, Gómez había buscado evitar problemas y presentó cartas notariales al Ministerio del Exterior de Venezuela en noviembre, notificándoles de los planes de viaje de su esposo, copias de las cuales fueron vistas por The Wall Street Journal.
“Teníamos fe en que teníamos todo el papelerío en orden y que algo como esto no iba a suceder,” dijo Gómez.
En su lugar, el Procurador General de Venezuela, Tarek William Saab, ha descripto a Gallo como una suerte de John Rambo argentino en una misión secreta para el gobierno de Milei para desestabilizar Venezuela e intervenir en el enfrentamiento de la embajada. El estuvo “ocultando su verdadero plan criminal bajo el disfraz de una visita familiar,” dijo Saab en una declaración, sin proporcionar evidencias.
Gómez dijo que había planeado regresar a Argentina con Gallo y su hijo el 30 de diciembre, pero decidió permanecer en Venezuela para tratar de lograr que liberen a su marido.
“Me siento vulnerable, como si estuviera en el ojo del huracán y que ellos pueden acusarme de cualquier cosa también," dijo Gómez.
Para otros que están pensando en viajar allí, ella tuvo un mensaje: “No es el momento correcto para ir a Venezuela bajo estas circunstancias. No se pongan en riesgo.”
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