La "tradición" anti judía del Vaticano, incluye la aceptación de la violencia islámica; siempre que anti-israelí.
("Libero", 6I25, por Fausto Carioti) El embajador iraní Mokhtari le dio al papa Francisco un texto de Jamenei con una conferencia sobre Jesús: "si Jesucristo estuviera entre nosotros hoy", escribe Jamenei, "no perdería un momento para luchar contra los líderes de la opresión y la arrogancia global". Que Jamenei hable de Jesús al papa en un acto anti-israelí parece una novela grotesca, pero es la realidad.
El último capítulo de esta novela distópica en el que el papa Francisco es utilizado (con plena conciencia de su parte, a estas alturas) por Irán contra Israel fue escrito por el ayatolá Alí Jamenei. El "líder espiritual" de los carniceros de Teherán, los que mantienen en prisión a Cecilia Sala (la periodista italiana secuestrada por el régimen iraní), que acaban de redactar una ley que prevé la pena de muerte para quienes protestan contra el uso obligatorio del velo y dicen "el régimen sionista" para referirse a Israel, -a la espera de eliminarlo- ya que no reconocen su existencia. A través de su sitio web, retomado inmediatamente por IRNA, la agencia estatal de noticias iraní, Jamenei anunció que el sábado el embajador de Irán en la Ciudad del Vaticano, Mohammad Hossein Mokhtari, entregó al pontífice "una placa que contiene una selección de sus reflexiones sobre el mesías Jesucristo", titulada: "Si Jesucristo estuviera entre nosotros".
El heredero de Jomeini, el patrocinador de Hizbalá, el hombre que hace tres meses apareció en público con un rifle en la mano para decir que "el ataque de Hamas fue lógico y legítimo", ha decidido por ello explicar el pensamiento de Cristo al sucesor de Pedro. Y que el sucesor de Pedro, dicen los iraníes, agradeció.
En los últimos días, IRNA había publicado "interesantes" detalles de la conversación de Jorge Mario Bergoglio con el rector de una universidad iraní, el ayatolá Abolhassan Navab. En particular, una frase del Papa: "No tenemos ningún problema con los judíos, nuestro único problema es con Benjamín Netanyahu, quien, a pesar del derecho internacional y los derechos humanos, ha creado crisis en la región y en el mundo". Palabras que nadie en la Santa Sede ha negado y que han empeorado aún más las ya malas relaciones entre el Vaticano e Israel, a la vez que han recibido un gran aprecio en Teherán.
Jamenei y el resto de su camarilla gobernante buscan apoyo internacional, después de haber sido humillados por las fuerzas militares y los servicios secretos israelíes y tener que lidiar con Donald Trump. El equipo del próximo presidente estadounidense, como escribe el "Wall Street Journal", además de un endurecimiento de las sanciones "está considerando otras opciones, incluidos los ataques aéreos, para evitar que Irán construya un arma nuclear". Por lo tanto, el régimen iraní está aislado y necesita amigos, y los ha encontrado dentro de los muros vaticanos: el entusiasmo por el papa se explica de esta manera.
- "Este gran mensajero divino -reza la placa con las "reflexiones" sobre Jesús que le entregó a Bergoglio- recorrió con celo todos los años de su existencia para oponerse a la injusticia, a la arrogancia y a la corrupción de quienes, con el dinero y el poder, habían reducido a los pueblos a cadenas, llevándolos al infierno de este mundo y al otro". Y "si Jesucristo estuviera entre nosotros hoy", continúa el texto de Jamenei, escrito en italiano, "no perdería ni un momento para luchar contra los líderes de la opresión y la arrogancia mundiales, y no toleraría el hambre y la confusión de miles de millones de personas explotadas por las grandes potencias y empujadas hacia la guerra y la corrupción".
No hay nombres de los villanos, pero no es necesario. Se sabe quién cree Jamenei que está en el origen de todos los males del mundo, porque lo repite cada vez que habla. "El enemigo de la nación islámica es uno solo", reiteró en octubre, y obviamente es "el régimen sionista", contra el cual "cualquier ataque por parte de cualquier persona y organización es un servicio de toda la región y tal vez de la humanidad entera".
Pero lo mejor del episodio, es la aceptación/silencio de Bergoglio. Por el contrario, la página web del líder chií asegura que el pontífice agradeció el regalo y a quienes se lo enviaron. Tanto es así que le habría dicho al embajador iraní "que esta placa contiene puntos significativos de gran impacto para los seguidores de la religión cristiana". A continuación, el obispo de Roma "expresó su preocupación por la situación en la región con respecto a Palestina" (NB: territorio de judíos unos cuantos siglos antes de Mahoma), y al final del encuentro "pidió al embajador iraní que transmitiera sus cordiales saludos al líder de la Revolución Islámica".
Es así como Jamenei transmite el mensaje que le conviene: el líder de los cristianos está de su lado y, por lo tanto, de Hizbalá. No importa que la teocracia islámica iraní haya llenando las cárceles de activistas (especialmente mujeres), aumentando las penas y las sentencias de muerte: el papa del cristianismo envía pensamientos "cálidos" al gobierno iraní de la represión.
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El embajador iraní le entrega a Bergoglio un texto del dictador Jamenei que le "explica" quién era el judío Jesús.
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