viernes, 29 de junio de 2012
Perasha Jukat
Horario (Bs As) Encendido Velas de Shabat 29/Jun/12 17:38Hs. - Motzaei Shabat 30/Jun/12 18:35 Hs.
Perasha Jukat
BS"D
DEBEMOS ESTAR SIEMPRE ATENTOS
Respecto a este mismo tema, Rabí Israel Meir Hacohen, mejor conocido como el Jafetz Jaim, plantea la necesidad de que la persona debe esforzarse por ejercer el dominio de su espíritu por sobre sus instintos. El cuerpo es la parte animal del individuo, y el alma, la parte intelectual que debe conducirlo. La labor del ser humano es tratar de que no se revierta la situación y que sea “el animal quien domine a su amo”. El alma y su elevación espiritual, siempre debe prevelecer por sobre los deseos y las inclinaciones materiales, y eso se logra mediante la reflexión de la que ya hemos hablado: Pensar en que la pérdida material por una Mitzvá se compensa con su pago, y que lo que se podría ganar con un pecado se pierde con sus consecuencias.
El Jafetz Jaim grafica esta situación mediante un ejemplo:
Un comerciante solicitó los servicios de una carrero para que lo traslade a determinada ciudad, y le pidió muy especialmente que vigile a su caballo para que no se desvie del camino correcto, cosa que prodría provocar un accidente Jas Veshalom (Aprox. “¡D” no lo permita!”). El cunductor de la carreta no era de lo que se dice una persona muy responsable, y antes de emprender el viaje comió y bebió en demasía, lo que provocó que en el medio del camino se quedara dormido. Con las riendas sueltas, el caballo dejó de trotar dentro de los limites de la carretera demarcada, y se dirigió desbocado a un lugar descampado donde se veian sabrosos pastos y hierbas que se podrían comer. La carreta fue dando tumbos, hasta que finalmente volcó.
El desastre fue total: El comerciante y el conductor resultaron heridos; la carreta destrozada; el caballo inutilizado, y el viaje perdido. El comerciante estaba hecho una furia.
-¡Te advertí varias veces que cuidaras de tu caballo! – le gritaba al conductor.
Éste, que se acababa de despertar por tanto escandalo, alcanzó a decir mientras miraba los destrozos:
-No entiendo porque sucedió todo esto. Es cierto que me quedé dormido. Pero dentro de mí descansaba yo tranquilo, sabiendo que mi caballo es bastante inteligente y conoce muy bien el camino, por lo que seguramente llegaría a destino sin necesidad que yo lo conduzca. Jamás me imaginé que un animal tan razonable se iba a apartar de su camino, ¡Y menos de la manera que lo hizo!
-¡Ay! ¡Ay! ¡Qué tonto eres!- le replicó el comerciante- ¿Acaso se puede utilizar la palabra “inteligencia” o “razonamiento” cuando se habla de un caballo? Aunque se trate del mejor adiestrado, ¡jamás dejará de ser una animal! Y siempre que un animal se encuentre frente a una tentación instintiva, se dejará llevar por ella desaforadamente. ¡Tú tenias que haber tenido las riendas tirantes, como corresponde a todo conductor, y nada de esto hubiera sucedido!
Exactamente lo mismo se aplica a la persona: Ésta posee una conjunción del instinto animal con el instinto racional. Y toda la labor del individuo es tratar de mantener el domínio del raciocinio sobre el instinto, pues “si cae el caballo, tambien cae su conductor”. Si el hombre racional se distrae de su labor, el instinto animal predomina sobre él, y solo en apariencia será un ser humano…
El Jafetz Jaim solía decir que el hombre lleva su libro a cuestas, donde figuran las deuda que contrajo con otros. Y dichas deudas lo sustraen de sus tareas y está siempre preocupado de cómo hará para pagarlas. En cambio, las deudas que el hombre tiuene con Su Creador en al Mundo Venidero, éstas no siempre le quitan el sueño. ¡Y pensar que si no se hizo nada en este mundo para pagarlas, una vez allá no habra modo de solucionar la situación…!
Para completar este concepto, podremos citar otra de sus parabolas:
Un hombre compró cierto artículo en un negocio, y el dueño se los dio al fiado. Cuando pasó un tiempo y el dueño le pidió rendir cuentas al cliente, éste se negó. Inmediatamente se dio cuenta el comerciante que aquél había caído en la quiebra económica.
Lo mismo sucede con la vida espiritual: El Tzadik (justo) que domina sus instintos, proclama: “¡Hagamos cuentas!” (como dijimos anteriormenterespecto al pasuk de la parashá). Eso demuestra que su raciocinio prevalece por sobre su naturaleza animal, y que tiene voluntad de superarse permanentemente…
(Maasai Lamélej – Jukat)
HAMAOR”; Tomo 2; Kolel MAOR ABRAHAM-KÉTER TORÁ; Ediciones HAMAOR-MÉXICO).-