martes, 22 de enero de 2019

Cuando los portavoces políticos (con razón) critican al nuevo partido de derecha alemán Alternativa para Alemania, por su negativa a confrontar las frecuentes declaraciones antisemitas de sus partidarios, pero al mismo tiempo pasan por alto (o incluso aplauden) cuando Mahmoud Abbas habla siguiendo los conocidos estereotipos judeofóbicos en el Parlamento de la UE; o cuando Recep Tayyip Erdoğan se enfurece contra Israel con acusaciones surrealistas; o cuando Jeremy Corbyn difama al estado judío como una creación colonial injusta, entonces estos funcionarios tienen un serio problema de credibilidad.

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