por Giulio Meotti • 28 de Enero de 2019
Según la web oficial de Estrasburgo, esta ciudad "simboliza los valores fundamentales de Europa". Pero si la tendencia actual perdura, esos valores serán los opuestos a los que fundaron Europa, como la libertad de expresión. En la imagen, la catedral de Nuestra Señora de Estrasburgo, uno de los templos cristianos europeos más conocidos. (Foto: Claude Truong-Ngoc / Wikimedia Commons)
"Nueva York, Ginebra y Estrasburgo son las únicas ciudades del mundo que albergan instituciones internacionales sin ser capitales de sus países", proclama con orgullo la página ciudad de la localidad francesa. "La elección de Estrasburgo como capital europea tras la Segunda Guerra Mundial no es una casualidad. La ciudad es un reluciente símbolo de la reconciliación entre los pueblos y del futuro de Europa".
El pasado diciembre, sin embargo, Estrasburgo se vio conmocionada por un nuevo ataque terrorista. Cherif Chekat, gritando "Alá Akbar", asesinó a cinco personas, entes de ser neutralizado tras una búsqueda de dos días. Entre las víctimas de Chekat había ciudadanos de Italia, Polonia y Francia. Por desgracia, Estrasburgo se ha convertido en uno de los semilleros de terrorismo de Europa, una ideología cuyo propósito aparente es destruir a la población europea, no conciliarse con ella.
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